Rock del regreso: los ochenta y noventa siguen sonando
Los Caballeros de la Quema dieron un único concierto en un festival; los Ratones Paranoicos anunciaron su vuelta para el mes próximo; GIT toca esta noche, en el Coliseo
Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth cuentan cómo fue volver a los escenarios como GIT, el trío que los hizo famosos en los 80. Dicen que hace un par de semanas se reunieron en el teatro Coliseo, donde actuarán esta noche, con un grupo de fans, y que uno de ellos les llevó un afiche callejero de 1985, que promocionaba la presentación que el grupo dio en el Estadio Obras cuando estrenó su segundo disco. Era ese que no tenía nombre y se lo conocía como “el disco negro”, por los tres relojes que formaban la palabra GIT sobre un fondo negro. “Intacto estaba, ni una arruga tenía”, dicen casi al unísono.
¿Y los GIT? ¿Están intactos? La sonrisa de los tres no tiene sonido, pero sí complicidad. “La verdad que estamos muy bien –dice Guyot–. Nos juntamos un par de veces, charlamos, pero lo que definió todo fue tocar; nos dimos cuenta de que sonábamos a GIT y eso nos dio ganas de salir a hacer shows.”
El de GIT es uno de varios regresos rockeros que se vienen dando en la última década. En algunos casos se trata de un simple revival de unos pocos shows; en otros es el verdadero deseo de retomar un proyecto. Los Caballeros de la Quema dieron sólo un show en el Festival Provincia Emergente; los Ratones Paranoicos comenzarán una nueva etapa el 16 del mes que viene, en el hipódromo de Palermo.
GIT empezó su gira en Perú, en junio, con dos actuaciones a las que fue mucha gente. “Cosas que no te esperás, porque ni siquiera tenemos un disco nuevo sonando. Y también te sorprende que haya un chico de 16 años que conozca tus canciones. Nosotros dejamos de tocar antes de que ellos nacieran. Evidentemente en casa tienen a un padre que escuchaba GIT”, dice Guyot, que, con sus dos socios, ya pasó los 60 años.
A Iturri lo entusiasma lo que la gente escribe en las redes sociales. “Gracias por volver, ponen todos.” Y Alfredo cuenta que también hay una respuesta de sus pares. Con tantos años dedicado, junto a Guyot, a la producción discográfica, algunos le han dicho que es una suerte este regreso porque nunca los vieron en vivo.
Cuando armaron GIT ya no eran chicos de 18 o 20 años que aprendían a tocar a medida que hacían horas de vuelo sobre los escenarios, como muchos otros de la generación rockera de la década del 80. Pablo, Willy y Alfredo habían cumplido los 30 y tenían un respetable currículum en el mundillo rockero vernáculo. Desde el paso de Alfredo por Los Gatos en adelante, todos trabajaron como músicos de sesión para varias formaciones. Lo que más se recuerda fue cuando los tres eran la banda de Charly García. Eso propició la creación de GIT y la salida del primer álbum de la banda, en 1984, con la participación del mismísimo García en la producción. Luego vinieron más discos, un gran éxito en nuestro país y en el exterior de la mano de temas como “La calle es su lugar” y “Viento loco”. No es casual que este regreso haya sido hace dos meses, en dos escenarios de Perú, y de una manera totalmente diferente a la del reencuentro de 2010, a instancias de un productor de espectáculos, que les dejó gusto a poco.
–¿Es una especie de revancha?
Toth: –Pensamos que aquello iba a ser otra cosa. Desde el vamos, los productores querían que tocáramos en lugares gigantescos. Lo que nosotros preferíamos era tocar más veces en lugares más chicos. Disfrutarlo.
Iturri: –Ensayamos seis meses para tocar cuatro o cinco veces.
–Por eso ahora no tienen ni siquiera planes de grabar discos.
Iturri: –Esta vez es totalmente diferente. Nadie nos junta. Volví al país después de vivir muchos años en Chile y México. Los chicos estaban acá, produciendo bandas. Hablamos por teléfono, nos juntamos a almorzar y nos preguntamos: ¿nos ponemos a tocar? Sí, nos ponemos a tocar. Y vinimos a la sala. La química intacta. Iniciamos la gira argentina en Córdoba, seguimos en el Coliseo, después vamos a Bolivia, México y más cosas. Por el momento es así.
Guyot: –Por ahora no pensamos en un disco. Con Alfredo nos pasamos la vida adentro de un estudio y la idea no era juntarnos para grabar. La liberación que te da salir a tocar, subirte al avión, estar con amigos no la vivís todo el tiempo. Creo que es lo más lindo de todo. Yo seguiría tocando por siempre.
–Cuando empezaron con GIT ya tenían un background importante como sesionistas. Pero salir al ruedo con banda propia era toda una novedad para ustedes. ¿Descubren hoy, en aquellas canciones, algo que en su momento no vieron o no sintieron?
Iturri: –Hoy no es que tenemos que volver a aprender “Ana” [“La calle es su lugar”]. Pero van apareciendo nuevos arreglitos.
Toth: –Después de hacer dos discos con [Raúl] Porchetto nos dimos cuenta de que estaba buenísimo tocar juntos. Y un día decidimos tirarnos a la pileta.
Guyot: –A la manera nuestra que es ensayar ocho horas por día. Mucha gente trabaja, por lo menos, ocho horas por día. Si vos podés hacer lo que te gusta, ¿no vas a estar en eso ocho horas diarias?
–¿Por qué se demoró siete años el regreso luego de una experiencia que no los dejó conformes?
Guyot: –Paralelas que se cruzaron. No fue una decisión.
Iturri: –Yo me volví a vivir acá y eso también influyó. Tuve que acomodar cosas y tiempo. Ellos también. Para mí es especial porque nosotros tenemos muchas ganas de volver.
Toth: –Ahora estamos para disfrutar. De más jóvenes éramos más acelerados. Disfrutábamos también, pero al mismo tiempo nos perdíamos de cosas. A veces ni teníamos idea de dónde estamos. Ahora podemos disfrutar de la gente, de los lugares y de las mañanas.
–¿Hay vida de GIT después de principios de 2018? Sé que hasta ahí tienen conciertos agendados.
Guyot: –Blondie [la disco chilena] fue el tercer lugar en donde tocamos desde que nos juntamos. Fue uno de esos días donde todo sale perfecto. Tocamos mejor que nunca, nos escuchamos bien. Increíble. Al otro día Alfredo me dijo: “Está buenísimo, no quiero parar más”. Mientras nos pase eso seguimos tocando.
Iturri: –Hay muchos lugares, estamos empezando.
–¿Se ponen a pensar desde qué lugar hacen GIT?
Guyot: –No, pero sabemos que nos crea una responsabilidad. La idea es no desteñir el recuerdo que tiene la gente. Hay que romperse el alma y ensayar para después disfrutar y quedarnos contentos con el show que damos. Y la única manera de quedarnos contentos es hacer el esfuerzo antes.
La historia detrás del reencuentro
El éxito que tuvo GIT en Chile hasta principios de los noventa hizo que, luego de la disolución del grupo, Willy Iturri se instalara al otro lado de la Cordillera: “Me fui quedando”, dice. Doce años vivió allá; armó y desarmó varias bandas. Luego se mudó a México.
Desde la década del noventa, Pablo Guyot y Alfredo Toth llevan adelante una sociedad en la producción artística que adquirió mucho prestigio con el paso de los años y los discos para los que han trabajado. Produjeron a Los Piojos, Zimbabwe, Bersuit, Intoxicados, Las Blacanblus, Los Enanitos Verdes, Daniela Herrero, Turf, Karamelo Santo, Ratones Paranoicos, Los Tipitos, La Mancha de Rolando, Los Auténticos Decadentes, Los Cafres, Massacre y Los Guasones, entre muchos otros. Tienen premios ACE, Gardel y dos Konex (2005 y 2015) por su labor como arregladores y productores artísticos.
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