Robert De Niro y Al Pacino: dos mitos vivientes que quieren seguir haciendo historia con El irlandés
NUEVA YORK.- Que nadie espere encontrar durante un encuentro compartido con Al Pacino y Robert De Niro definiciones contundentes o frases de impacto para quedar encuadrada en un título, fuera de cualquier contexto. De una conversación mano a mano con ellos pueden surgir muchas otras cosas. Por ejemplo, alimentar la leyenda. Como protagonistas de El irlandés, la nueva y esperadísima película de Martin Scorsese, los dos recorren al menos tres décadas de la historia de los Estados Unidos durante el siglo XX. Una historia de intrigas políticas, violencia y crimen organizado que dejó huellas profundas. Con sus personajes, extraídos de un apasionante relato de la vida real, ellos siguen haciendo historia como mitos vivientes del cine.
Ahora les toca moverse en un mundo que en la plenitud de sus brillantes y respectivas carreras ni siquiera imaginaban. El irlandés es una película de 210 minutos (tres horas y media) que solo se hizo realidad cuando Netflix aportó los 160 millones de dólares que su producción requería.
Ningún estudio tradicional se animó a tanto, ni siquiera con el nombre de Scorsese avalando el proyecto. Tuvo que llegar el gigante del streaming para hacer realidad un proyecto de larguísima gestación.
El irlandés estará disponible para los abonados del gigante del streaming el jueves 28, previo paso por algunos cines. Las viejas y nuevas preguntas sobre los nuevos paradigmas impuestos por la llegada de Netflix reaparecen a pleno en este ambicioso proyecto, hoy visto por la mayoría de los expertos como la principal candidata a llevarse el próximo Oscar a la mejor película. Y mucho más por la presencia de rostros y nombres poderosos, venerables, potentes, simbólicos como Scorsese, De Niro, Pacino. Más Joe Pesci (que salió de su retiro para volver a trabajar con el director de Buenos muchachos) y Harvey Keitel.
"A nosotros, como actores, estas cosas no nos afectan. No creo que tenga demasiada importancia el hecho de que lo que hagamos se vea en un cine o en otra pantalla. No pensamos en cómo vamos a vernos. Pero que quede clara una cosa: El irlandés es una película", dice Pacino con el susurro enérgico de su áspera voz. No hay otro que hable como él. Y no hay otro, seguramente, que se anime a hablar en nombre de su viejo compinche De Niro, quien asiente en silencio. Aunque sean dos los protagonistas de la charla (y esos dos sean los más célebres y prestigiosos actores de su generación en el mundo entero) será finalmente una sola voz la que se escuche.
El que llega primero a la cita, pactada en el salón de un elegantísimo hotel con espléndida vista al Central Park en un mediodía otoñal, es De Niro, vestido con elegante informalidad (saco sport, chomba estilo polo, pantalones y zapatos al tono, todos de categoría y espíritu deportivo). Lo aguarda un puñado de representantes de medios de América Latina, entre ellos LA NACION. "¿Llegó Al?", le pregunta a un asistente. Tras la respuesta negativa pide educadas disculpas mostrando el celular y desaparece en una sala contigua a la del encuentro.
El irlandés es una película hecha de un modo tradicional para ser vista en una sala de cine y especialmente dirigida, creo, a nuestra generación
A los pocos minutos llega Pacino, de negro de la cabeza a los pies. Saco, camisa, pantalón, zapatillas y una suerte de pulóver anudado en la cintura. "¿Dónde está Bob?", pregunta. Queda claro que ninguno podría hablar sin el otro. Su revuelta cabellera contrastará con las bien peinadas canas de De Niro. Y en los contados instantes en que se quita los lentes de sol la expresividad de sus ojos dirá tanto como cualquiera de sus palabras.
Cuando están listos, a partir del momento en que la conversación arranca, Pacino no se quedará quieto. Tamborilea todo el tiempo con sus dedos sobre la mesa mientras mira al piso y su palabra se desliza casi como un conjuro contra la timidez que siempre se le reconoció. Pacino siempre hablará más que De Niro, que prefiere estar quieto, silencioso, con su clásica expresión de cejas levantadas y gesto despreocupado que en cualquier momento se convertirá en palabra: dirá una broma o se enojará por algo. Sin gastar palabras, como si estuviese todo ya dicho.
Cuestión de pantallas
"El irlandés es una película hecha de un modo tradicional para ser vista en una sala de cine y especialmente dirigida, creo, a nuestra generación. Ojalá que llegue por lo menos a un cine de cada ciudad. Hoy tenemos muchas películas que se hacen y se ven en un teléfono celular, pero no me parece que este sea el caso. A lo mejor los más jóvenes lo hacen. Nosotros no. La experiencia es bien diferente en cada caso, especialmente cuando se hace comedia. Ahí no tiene sentido ver la película solo. Uno siente lo que sienten los demás. Todos atentos, todos pendientes. Eso le da sentido a una película", explica De Niro a modo de continuación de lo que segundos antes Pacino insinuaba: "Se supone que siempre ves una película con alguien. También cuando la ves por televisión".
Y algo más sugerente. "Hace poco hablaba con un director muy reconocido -dice Pacino muy pausadamente-, que me dijo que hoy se podría hacer Lawrence de Arabia en partes para ser vista en televisión. Yo asumo el hecho de que en la mayoría de los hogares los televisores son bien grandes y asumo también que me gusta ver películas por Netflix en mi casa. Pero cambia la experiencia artística. Ver una película en 35 mm es algo absorbente, sobre todo porque la esencia de esa visión es la continuidad. Uno no puede detener la película para atender un llamado".
El irlandés es la tercera película que De Niro y Pacino filman juntos después de la extraordinaria Fuego contra fuego (Heat, 1995) y la fallida Las dos caras de la ley (Righteous Kill, 2008). La nueva película de Scorsese sigue de manera muy fiel el libro de Charles Brandt publicado en castellano como Jimmy Hoffa, caso cerrado. El título original es mucho más ilustrativo: I Heard You Paint Houses (Escuché que pintabas paredes), expresión típicamente mafiosa que alude a las personas que están en condiciones de trabajar como sicarios para el crimen organizado sin miedo de dejar manchas de sangre.
Ese es el trabajo de Frank Sheeran (De Niro), un veterano de la Segunda Guerra Mundial que al regresar a Estados Unidos queda bajo la protección del poderoso jefe mafioso Russell Bufalino (Pesci), para quien cumple tareas de sicario. En un momento ambos se involucran con Jimmy Hoffa (Pacino), el poderoso jefe sindical de los camioneros cuya desaparición en 1975 todavía plantea preguntas sin respuestas. El libro compila cientos de horas de conversaciones grabadas entre Sheeran y Brandt, abogado, investigador y experto en crimen organizado, y deja a la vista la complicada y oscura relación entre estas tres figuras que marcaron a fuego la vida estadounidense de estos tiempos, especialmente en tiempos del asesinato del presidente Kennedy en 1963.
"Lo que realmente interesa es que todo lo que muestra la película ocurrió de verdad. No es un documental, es un relato sobre la historia y lo que ocurrió a lo largo de 20, tal vez 25 o 30 años. Todo esto le da una profunda credibilidad a lo que estamos viendo. Un período especialmente intenso en la historia de este país y sobre todo las relaciones entre los tres personajes que interpretamos Joe, Bob y yo", dice Pacino.
Rejuvenecimiento digital
De Niro, que también es uno de los productores de El irlandés, recuerda que el origen de este proyecto se remonta a casi una década atrás. Ahora, al concretarse, buena parte de los 160 millones aportados por Netflix se aplicaron en una técnica digital de rejuvenecimiento facial que permite a los actores protagónicos aparecer en pantalla como si tuvieran 30 o 40 años menos: "Algunos años después de Fuego contra fuego, cuando empezó el proyecto de El irlandés lo primero que se habló fue del maquillaje, de quién interpretaría a Sheeran y a Hoffa cuando eran jóvenes. El tiempo pasó, hicimos otra película y no recuerdo en qué lugar de la premiere ocurrió, si en Londres, París o Madrid, que el público nos decía que les hubiese gustado vernos en un proyecto que fuese genuinamente nuestro, querido de verdad desde el corazón, muy especial. Aquí estamos". Pacino lo corrobora, como tantas otras veces durante la charla: "Y esta película nos dio la oportunidad de verdad de hacer algo muy diferente a lo que compartimos en las dos películas anteriores. La relación entre Sheeran y Hoffa es bastante más compleja que la de nuestros personajes en Fuego contra fuego. Más profunda y por supuesto más interesante. Vean a Joe Pesci, hace algo completamente inesperado para quienes conocen su trayectoria y lo han visto en películas de Marty [por Scorsese]. Y la verdad es que el vínculo entre nuestros tres personajes también se convierte en algo completamente inesperado".
Buena parte de los 160 millones aportados por Netflix se aplicaron en una técnica digital de rejuvenecimiento facial
El proceso de rejuvenecimiento digital es a priori uno de los atractivos de El irlandés ¿Qué les pasó a De Niro y Pacino al verse tan jóvenes en la pantalla? "A mí me dio la oportunidad de pensar que podría extender mi carrera por unos 20 o 30 años más", responde De Niro, provocando risas francas alrededor suyo. "Vaya uno a saber qué termina ocurriendo con toda esta tecnología en el futuro. Quién será el encargado de aplicarla. Dentro de algunos años seguramente todo va a perfeccionarse, pero quizás no tengamos control en ese momento de lo que ocurra", agrega. Pacino tiene algo más para decir: "Al principio, preparando el papel, pensé que tenía que encontrar al personaje y ser él mismo cuando era joven. Después de ver la película me llamó la atención verme con tanta energía en la pantalla", confiesa.
El irlandés es la décima película que De Niro, de 76 años, filma con Scorsese (74). Y es la primera de toda la filmografía del director en la que aparece Pacino (79). A esta vieja guardia se suman Pesci (76) y Keitel (80). "Con todos ellos, especialmente con Marty, se puede trabajar sin red -explica Pacino-. Marty es un director que te pone siempre en un estado creativo ideal, sencillamente porque es muy talentoso y conoce todo lo que hay que conocer de este oficio. Haber trabajado con él me dio dos cosas: una libertad extraordinaria para expresarme como actor y el sentimiento de una confianza absoluta hacia la persona que dirige mi trabajo. El irlandés es una película grande. Por el tamaño del proyecto, por la cantidad de gente que se involucró en ella y por la grandeza de sus artistas. Puse en ella toda mi energía y también pude economizarla, para poder actuar mejor. Atravesé este proyecto en un estado zen".
Disponible en algunos cines desde este jueves
El irlandés estará disponible para los abonados a Netflix en todo el mundo a partir del jueves 28. Pero una semana antes, a partir del próximo jueves, se estrenará de manera muy limitada en unas 55 salas de todo el país, con distribución de Energía Entusiasta. Ninguno de esos cines pertenece a las cadenas multipantalla más grandes (Cinépolis, Hoyts-Cinemark, Showcase), cuyas políticas de exhibición chocan con las prácticas de Netflix. Las cadenas aspiran a un período más amplio para disponer de la película en carácter exclusivo como primera ventana y se opone a que Netflix la libere para ser proyectada en pantalla grande en un período tan corto.
Hasta ahora, la única sala confirmada para exhibir El irlandés en cine dentro de la Capital Federal es el complejo Cinema Devoto. Según pudo averiguar LA NACION, habrá una sala más a disposición de la película en el Gran Buenos Aires y el resto de las salas corresponde al interior. Si el público responde y la venta de entradas resulta satisfactoria, la película continuará en cartel en forma simultánea con su disponibilidad en Netflix a partir del jueves 28. Desde las 9 de este domingo, El Irlandés se proyectará en el Festival de Cine de Mar del Plata en carácter de película de clausura.
La película pasó por varios festivales importantes (Nueva York, Londres, San Diego, Mumbai, Roma, Filadelfia, Tokio, Los Cabos) desde su estreno mundial a fines de septiembre pasado. Tuvo un estreno acotado en salas comerciales de Los Angeles y Nueva York el 1° de noviembre, con notable repercusión, para cumplir con los requisitos que establece la Academia de Hollywood para todas las películas que aspiran a competir por el próximo Oscar.También llegó a algunos cines de España y México.
En la actualidad, varios de los especialistas en premios ubican a la nueva obra de Martin Scorsese como el favorito para ganar el premio a la mejor película en la ceremonia que se realizará el próximo 9 de febrero en el Dolby Theatre de Hollywood.
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