Ricky Pashkus: "Suelo accionar sin reflexionar"
Un espacio experimental en busca de la entrevista soñada: el invitado se interroga y se fotografía
Con una prosa atragantada que fluye a lo Manuel Puig, y con temas que también remiten al universo del escritor (como los sueños infantiles de ser jurado de un concurso de belleza), el director y coreógrafo Ricky Pashkus se toma muy en serio la idea de autoentrevistarse. Tanto, que su primera pregunta termina transformándose en una síntesis de su vida. Para la autofoto, prefiere no dar la cara.
—¿Es posible encontrar una sola pregunta que sea tan abarcativa que incluya todo lo que me importa y permita responder en plenitud sobre mi presente, mi pasado y mi futuro, y que calme mi ansiedad diaria, incluyendo los momentos en que, de chico, soñaba con concursos de belleza en los que sería jurado o bailaba al son de música polaca o austríaca que sonaba en mi casa por la nacionalidad de mis padres, largas horas en el living hasta terminar en un ataque de asma angustiante, pasando por la adolescencia en que, de ser el mejor alumno, una vez que me enfrenté con los conflictos familiares, mi vocación, mi identidad sexual, ansiedad y necesidad de expansión, pasé a ser el peor de la clase, hasta los primeros trabajos inventados que tuve para ganar unos pesos, como ser maestro de inglés o vendedor de zapatos, llegando al miedo de entrar al Teatro Colón para coreografiar, sabiendo que eran más mis ganas de coreografiar que lo que mis clases de danza habían otorgado, viajando luego a Miami a montar un show para una gira de Julio Iglesias de su disco Tango, siendo que no conocía casi nada de tango, atravesando con valentía y temor mi pasaje de coreógrafo a director e incluyendo la sensación de que ser gestor o facilitador es algo tan importante como el hecho de crear, cruzando por las aguas de eventos, publicidades, obras teatrales, programas de televisión que hacen que me sienta un adicto al trabajo y no tenga diversión mayor que la de trabajar, comprendiendo que fui el más sociable para ser actualmente alguien hosco, hasta el punto de no moverme de la mesa de un bar durante horas, con fobias tontas como la de estar casi todo el día en la calle porque no me gusta estar en lugares cerrados ni ir a comer a casas particulares, soñando al mismo tiempo con dejar herencia, trascender, no pasar inadvertido y creyendo que el dolor es una fuente de fortaleza y la alegría, la posibilidad de tener opciones, una pregunta tan honda que no sea pretenciosa, sino que al ser respondida me refleje y revele que me importan las preguntas más que las respuestas y que son estas preguntas las que calman mi ansiedad?
—No lo sé. Pero quizás este intento que acabo de hacer es lo más parecido a que esa pregunta sea posible y, como siempre, vale la pena hacer el intento. Aunque fracase, ya que no soy de hacerme muchas preguntas, sino que suelo accionar sin reflexionar previamente.
—Entonces, ¿por qué buscás que sea una sola pregunta? ¿Qué querés averiguar a través de ella?
—Quién soy.