Reencuentro en Uruguay, por amor al jazz
"Vivo el año entero esperando con ansias que llegue el día de regresar a Punta del Este para nuestro evento anual. Para mí es como un bálsamo de paz en medio de mi atareada agenda de trabajo". Así siente y describe Paquito D'Rivera, clarinetista, saxofonista y, desde hace más de dos décadas, director artístico del encuentro, su rutina veraniega de llegar a un festival muy especial. El trompetista argentino Diego Urcola, de larga y prestigiosa carrera en los Estados Unidos y otra de las presencias constantes en el festival uruguayo, también lo vive como algo distinto. "Para mí, representa algo que está mucho más allá de un evento cultural. Es mi viaje de cada verano al sur para estar con mi familia en las Fiestas y ver a los amigos. Empecé yendo solo y ahora voy con mi esposa y mis hijas, que se han puesto grandes. Y digo esto porque el festival de Francisco tiene mucho que ver con estas cuestiones personales y afectivas. Solo así puede entenderse que lo sostenga, año tras año, pese a todos los inconvenientes que tiene. Lo increíble, sin embargo, es que a pesar de ese contacto más cercano y de su entorno rural (o quizá justamente por eso), en este festival podés encontrarte con los mejores músicos que están tocando cada semana en Nueva York; y lo digo con conocimiento, como que hace 30 años que vivo acá", le dice a LA NACION revista desde EE.UU.
Desde el viernes 3 hasta el lunes 6 de enero, la finca El Sosiego, ubicada a unos 15 kilómetros de la Punta del Este, volverá a ser sede de uno de los más persistentes y significativos festivales de jazz del continente. Esta vez, en la edición número 24, serán de la partida los trompetistas Joe Magnarelli, Terell Stafford y el citado Urcola, las cantantes Lucy Yeghiazaryan y Joy Brown, el contrabajista Nat Reeves, el pianista Kenny Barron y el saxofonista Grant Stewart, entre muchos otros. Por supuesto, también el director y maestro de ceremonias Paquito D’Rivera. Y habrá homenajes a Art Blakey, Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Thad Jones, Miles Davis y J.J. Johnson.
Pero vayamos a la historia. "Fundé Lapataia –relata el argentino Francisco Yobino, factótum de lo que fuera un importante desarrollo industrial alrededor, sobre todo, del dulce de leche– en noviembre de 1985. Por entonces, tenía en la cabeza la idea de un emprendimiento turístico, rural y cultural. Yo ya tenía alguna experiencia. Estando todavía en Argentina y siendo representante de algunos ingenios azucareros en Buenos Aires, solía organizar juntadas con músicos como Hugo Díaz, Caito, Domingo Cura, Kelo Palacios, el Chango y Marián Farías Gómez, Oscar Alem, el Zurdo Roizner, Dino Saluzzi, Eduardo Lagos y otros nenes por el estilo. Solían sumarse periodistas y otros artistas, como Carlos Garaycochea, Héctor Larrea, Carlos Perciavalle, el Negro Caloi. Todo, sin intenciones comerciales. Así que cuando me instalé en Punta del Este, empecé a pensar en que en una ciudad como esta tenía que haber un festival de jazz".
Finalmente, el primer encuentro ocurrió en 1996, con una fuerte impronta local. De aquel primer festival participaron muchos uruguayos y argentinos, pero la presencia del "Norte" ya estaba marcada con el cubano Paquito D'Rivera, el peruano Oscar Stagnaro y los norteamericanos James Moody y Mark Walker.
El contrabajista Romano lo recuerda muy bien. "Fuimos con Osvaldo Fattoruso, Mariana Ingold, Leonardo Amuedo y Jorge Camiruaga a tocar jazz a un tambo en Punta del Este. Imaginate; era una rareza. Fue la prehistoria, porque tocábamos en lo que era el restaurante del lugar los fines de semana. Cuando arrancó el festival en 1996, me integré y desde entonces estoy. Para mí es una fiesta total. Francisco es un melómano enamorado del jazz, amante de lo clásico; ahí difícilmente te encuentres con un bajo o con un teclado eléctricos. A veces lo miro en perspectiva y pienso todo lo que ha pasado desde aquella época. El festival ha crecido en prestigio internacional y es una pena que un país pequeño como el mío no haya nunca tomado conciencia de su magnitud". Y eso ocurre pese a que el exvicepresidente y exministro de economía del país, Danilo Astori, no suele perderse ninguna de las noches desde hace años. O que en otros tiempos fuera posible ver en la platea a personajes importantes como Carlos Menem, Bernardo Neustadt o Gustavo Béliz.
Desde aquel debut de 1996, la lista de figuras que han pasado por los diferentes escenarios del festival es inmensa. Dave Samuels, Al Grey, Slide Hampton, Terri Lyne Carrington, Ron Carter, Monty Alexander, Leny Andrade, Kenny Burrell, Lewis Nash, Claudio Roditi, Chico Hamilton, Steve Turré, Danilo Pérez, Regina Carter, Phil Woods, James Carter, Joe Calderazzo, James Genus, Jeffreys Tain Watts, Michael Brecker, Ed Simon, Terence Blanchard, Carl Allen, Renee Rosnes, John Patitucci, Benny Golson, Joyce, Roy Haynes, Christian McBride, Cedar Walton, Johnny Griffin, Kenny Garret, Nicholas Payton, Rufus Reid, Pablo Ziegler, Jon Faddis, Joe Lovano, Horacio Fumero, Benny Green, Kenny Werner, Toots Thielemans, Chico Freeman, Claudia Acuña, César Camargo Mariano, Delfeayo y Jason Marsalis, Stephen Scott, Duduka da Fonseca, George Cooligan, Cyrus Chestnut, Chris Potter, Edmar Castañeda, Daniel Maza, Roy Hargrove, los hermanos Heath, Bebo Valdés, Tomoko Ohno, Geraldo Flach, Grant Stewart, David Feldman, George Mraz, Antonio Hart, Reuben Rogers, Ravi Coltrane, el Chango Spasiuk, Oscar Feldman, Eric Doob, Jeremy Pelt, Bruce Barth, Tom Harrell, Ligia Piro, Donald Vega, Chano Domínguez y Bruce Harris son solo apenas algunos de los cientos de músicos y cantantes que pasaron por el escenario.
"A muchos siempre les ha parecido una locura seguir adelante con este festival en las condiciones que trabajamos, con un pequeño grupo de gente y con muy poco apoyo oficial y comercial –sigue Yobino-. Pero siempre me movió la convicción, el amor y el coraje como para intentar ser útil y darle sentido a la vida. A lo largo del tiempo, tengo el orgullo de sentir que nuestro encuentro generó una enorme influencia, en Uruguay, en la Argentina y en toda la región. Y hay unos cuantos festivales que han surgido a partir del nuestro".
Nos verás volver
Esa impronta personal y esa participación directa en la confección de los programas es un rasgo distintivo. El propio Kenny Barron, pianista que estuvo hace muchos años y volverá a dar su presente en esta edición, lo recuerda. "Francisco Yobino y su hijo fueron a escucharme a Nueva York y así, directa y simplemente, me invitaron para tocar en el festival del ‘99. Fui con mi trío de entonces y fue una experiencia hermosa. Y más allá de lo musical, me enamoré del entorno; no es habitual estar tocando con vacas y ranas alrededor. Así que tengo un gran entusiasmo por volver. Esta vez, será con el mismo trío que nos acompañó recientemente en Buenos Aires: Kiyoshi Kitagawa en contrabajo y Jonathan Blake en batería, con quienes ya llevamos doce años tocando juntos, y presentaremos material de nuestro álbum Book of Intuition". Su colega, el trompetista Terell Stafford, agrega: "Recuerdo especialmente ese ambiente descontracturado que es distinto al de otros lugares; con músicos de primer nivel y con un público que a la vez es sofisticado. Y estoy feliz de poder retornar este enero".
En el mismo sentido, se suma el joven pianista brasileño David Feldman, otro habitué. "Tengo la fortuna de estar permanentemente en festivales en todo el mundo, pero éste es diferente. Y esa diferencia está en la existencia de Francisco Yobino. Es un festival hecho a mano y Francisco es una de las personas más resilientes que he conocido, capaz de hacerle frente a la falta de sponsors y a las crisis económicas. En medio de eso es capaz de mantener un nivel muy alto y, al mismo tiempo, darle oportunidades de presentación a músicos jóvenes que van apareciendo en la escena internacional".
"Mi intención –retoma Yobino– fue siempre tener una propuesta cultural que se acercara, lo más posible, a los grandes festivales de Europa o los Estados Unidos. Y desde el comienzo, con Paquito que es mi compañero y mi director musical, traté de mantener esa línea, siendo fiel al género jazz, sin hacer concesiones a la taquilla como, a mi gusto lamentablemente, ha pasado con algunos importantes festivales del mundo".
En rigor, no solo ha habido jazz en el festival uruguayo. Las fusiones latinas de la mano de Paquito D'Rivera y muchos de sus músicos satélites o las expresiones más ligadas al tango, al folklore argentino o a la bossa nova, entre otras, siempre han estado. Aunque sí es cierto que, si nos viéramos en la necesidad de resumir en pocas palabras cuáles han sido los estilos predominantes, deberíamos hablar fundamentalmente del bebop, del hardbop y, en menor medida, de las distintas formas del "latin jazz".
El baterista argentino Daniel Pipi Piazzolla también tiene algo para decir al respecto: "Este festival es importante para mí aún desde antes de ser invitado a tocar cada año. A fines de los ’90, hacíamos todo lo posible con mis compañeros de Escalandrum para estar como público y todos somos conscientes de cuánto nos influenciaron muchos de los músicos que pudimos ver. Yobino es un fanático del jazz y la verdad es que hace un esfuerzo increíble para que esto siga adelante, tratando de mantener lo más puro de la estética clásica del género. Ahora, desde hace ya algunos años, soy también parte de la cosa; y siento un gran orgullo por eso".
"Espero cada año con gran entusiasmo ir a Uruguay para ser parte del festival –suma su palabra el saxofonista canadiense Grant Stewart–. El próximo será mi décimo festival consecutivo y para mí es como ir a visitar a mi familia, porque sé que voy a encontrarme con gente hermosa que ya son mis amigos, más allá del público que ofrece un entorno muy distinto a todos. Admiro el esfuerzo de Francisco porque sé que no es fácil. Y admiro la constancia por hacer un festival que es 99% jazz, algo que no ocurre ya en casi ningún otro en el mundo. Ahí podés encontrarte con las leyendas del género como con los jóvenes que están empezando a sobresalir en el competitivo ambiente neoyorquino".
"Todo esto del festival de Yobino es un gran misterio" –concluye Paquito, que este enero volverá a cerrar el encuentro con su grupo. "La explicación más probable es que todo sea producto del amor por este tipo de música improvisada, en la que cada interpretación es irrepetible. Yo suelo decir que los músicos no vamos allí a tocar sino a escuchar lo que los demás tienen para expresar y hasta a veces nos damos el gusto de intervenir en las actuaciones de otros aún sin estar programados. El festival de Francisco tiene una cercanía y un trato propio de un armado amateur; sin embargo, año a año se mantiene una organización que es excelente, ordenada. Los latinoamericanos no solemos ser conocidos precisamente por ser muy organizados, pero este festival es distinto en ese aspecto. Todo está perfectamente previsto y las improvisaciones quedan para el escenario o para las jam sessions que se arman en el comedor después de cada show. Este diciembre, mi esposa Brenda Feliciano y yo venimos haciendo un recorrido con un crucero por la aurora boreal en Noruega y volaremos como cada año para estar en enero en Uruguay. Y nos hace muy felices, porque allí nos van a estar esperando el inefable Francisco, el público atento a cada nota que toquemos y hasta mi entrañable amigo el burro Doroteo, que muchas veces suelta un rebuzno como de aprobación por algún solo".
Más información
- Festival Internacional de Jazz de Punta del Este. Del 3 al 6 de enero, en Finca El Sosiego, Swing Street s/n, Punta Ballena, Punta del Este, Uruguay. Más http://festival.com.uy/
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