Reabrió el Colón: con un homenaje a Astor Piazzolla volvió la música al teatro
Con medidas de seguridad y aforo reducido, tuvo lugar la tan esperada reapertura luego de haber permanecido cerrado durante 2020 por la pandemia
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Un año atrás, en medio del escenario del Teatro Colón, una enorme escultura representando el anillo de Moebius era parte de la escenografía que el italiano Stefano Poda había imaginado para Nabucco. Faltando apenas unos días, las esperanzas de poder escuchar las notas del “Va’, pensiero”, ese himno a la libertad escrito por Giuseppe Verdi, desaparecieron. En el mundo entero las palabras que se repetían eran pandemia, cuarentena, lockdown. Ya Italia había decretado el cierre de sus fronteras y España iba a lo mismo. Y así una tras otra, la noticia común era cerrar todo y encerrarse para protegerse de ese virus que amenazaba a la población. Ese día también llegó para la Argentina e hizo que todos los planes se frenaran, por lo que el Teatro Colón tampoco pudo dar comienzo a su temporada. Fue sólo a través de la tecnología del streaming que el público pudo seguir disfrutando de esa sala legendaria durante 2020.
Sin público, los teatros parecen solo monumentos. Por eso, volver a ver filas de gente esperando entrar de nuevo a su sala, así sea con un aforo reducido del 30%, fue como testimoniar el resucitar del Teatro Colón. Una serie de normas de obligatorio cumplimiento transformaron ese momento en algo extraordinario. Las entradas ahora son enviadas por correo electrónico indicando la fila y el asiento correspondiente. Así que es necesario presentarse con el respectivo celular o llevarlas impresas junto con una declaración jurada y mostrarlas al ingresar. Para acceder al programa de mano (¿seguirá llamándosele así?) era necesario acercarse a los códigos QR dispuestos por el teatro para tal fin.
La emoción era muy distinta a la habitual antes de un estreno importante. Aquí todos sabían que formaban parte de la transición hacia esa tan ansiada vuelta a la normalidad, un evento que quedará para siempre registrado dentro de la historia de este teatro. Más allá de los barbijos, el distanciamiento, el alcohol en gel y la medición de la temperatura, también se refleja todo un mecanismo al que la gente que trabaja en el teatro se vio obligada a adaptarse. Desde testeos semanales hasta tiempos específicos de permanencia en las salas de ensayo.
La Directora General del Teatro Colón, María Victoria Alcaraz, explicó el trabajo que implicó poner de nuevo el teatro a punto: “Desde octubre se comenzó a pensar en hacer el ejercicio de reapertura. Había que pensar en los protocolos y para ello contamos con la asesoría del Ministerio de Salud. Estos van más allá de los que se ven en la sala y para el público, hubo que poner eje también en el escenario y el detrás de escena. Fue un trabajo arduo en el cual tuvimos que pensar en cosas totalmente nuevas. En todo lo que hicimos cuidamos de que no fuesen cosas que dieran miedo, sino que transmitieran seguridad.”
Todos sin excepción hicieron la fila para acceder a la entrada. Entre los primeros, una pareja para la cual esta era su primera salida y la planificaron a modo de celebración apenas se enteraron de la reapertura del teatro. Otro grupo que al preguntarle que les parecía formar parte de este evento histórico, respondió que la verdadera razón de estar allí era por estar presente en el homenaje a su abuelo. Resultaron ser tres de los nietos de Piazzolla y no podían disimular el inmenso orgullo que sentían de que fuera precisamente con su música que se reabriera el teatro. También un grupo de mujeres venezolanas, quienes afirmaron ser admiradoras del compositor argentino, contaron que al enterarse de este concierto de inmediato compraron sus entradas.
El 11 de marzo se cumplen 100 años del nacimiento de Astor Piazzolla, un hombre que revolucionó el género musical a través del cual el mundo entero conoce a este país. Para celebrarlo, el Teatro Colón junto a la Fundación Astor Piazolla, organizó un ciclo que hasta el día 20 de este mes estará presentando una serie de conciertos en lo que será un extenso recorrido a través de su obra. Un teatro no puede concebir su existencia sin el intercambio que se produce entre intérprete y audiencia. Así que fue con la música de este argentino universal, cuando su sala principal, la misma que le dio la consagración definitiva cuando se presentó en 1983, volvió a darle de nuevo la bienvenida al público. Además del público presente, este concierto se trasmitió también por streaming en vivo de forma gratuita.
La Orquesta Estable del Teatro Colón ocupaba todo el escenario. Con una distancia de 1,5 metros entre cada uno de sus músicos, se percibía una distribución mucho más espaciada a la habitual. Todos con su barbijo, a excepción de quienes tocan los instrumentos de viento. Para ellos se construyeron unas mamparas de acrílico que los separaban de los otros instrumentos.
Luis Gorelik, director al cual la pandemia lo ha puesto como protagonista de eventos significativos, estuvo al frente de la orquesta. Piazzolla Sinfónico, como se le llamó a este concierto comenzó con “Obertura Tanguera”, de Esteban Benzecry, en versión especial para orquesta de cámara. Lo siguió “Homenaje a Astor Piazzolla” escrito por Beatriz Lockhart en una versión para cuarteto de cuerdas y piano. Luego, el Quinteto Diego Schissi, con el propio Schissi al piano, interpretó “Astor de Pibe”.
Tres obras del propio Piazzolla marcaron la segunda parte de un concierto que no tuvo intermedio. Aquí además de los músicos de la Orquesta Estable, hubo la participación especial de los solistas Juan José Mosalini (bandoneón), César Angeleri (guitarra) y Juan Pablo Navarro (contrabajo). “Tristezas de un Doble A”, “Doble concierto para bandoneón, guitarra y cuerdas (‘Hommage à Liege’)” y “Tres movimientos tanguísticos porteños”, fueron las escogidas para apreciar el talento de quien en su momento se atrevió a romper esquemas y que hoy en día es el compositor argentino más admirado y reconocido en el mundo.
Mosalini brilló con su instrumento y el público se lo reconoció con aplausos. Antes de despedirse con un bis acompañado de Angeleri, tomó el micrófono para hacerle un reconocimiento a quien definió como un verdadero maestro: “A lo largo de su incansable trabajo le dio un certificado de nobleza a esta música y por esto la Unesco declaró al tango patrimonio de la humanidad. Gracias Astor por haber iluminado el camino de la creación y la libertad musical,” dijo emocionado.
Una hora y media de música, en un lugar que gracias a su acústica convierte en privilegiado a quien la escucha. A pesar de que físicamente hubo distancia, espacios vacíos, la música y su magia se encargaron de llenarlos.
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