
Ray Of Light
"Ray of Light" representa el primer CD de la cantante con temas propios desde 1994.
Y un rayo misterioso hizo nido en su pelo (ahora rubio y extenso) o, mejor dicho, en su cabeza. Porque el "Rayo de luz" al que se refiere Madonna en el título de su nuevo disco, parece tener dos significados de importancia que definen esta nueva etapa. En lo personal, la prioridad que tiene su hija Lourdes en su vida. Su rayo de luz en el último año. En lo musical, el rayo de luz que irradia la música electrónica, con una constante presencia en su novel material.
También se podría decir que "Ray of Light", el primer álbum de canciones propias desde 1994, es un rayo de luz en la carrera artística de la diva del pop. Un trabajo musicalmente superior a sus últimas producciones, con un extremo y elaborado cuidado en cuanto al sonido.
Mucho tiene que ver en todo esto el productor del álbum William Orbit, que ya había trabajado con Madonna en algunos remixes del disco "Erotica", y que ganó reputación de innovador musical en proyectos conjuntos con la banda de trip-hop Massive Attack. Orbit consiguió darle al disco la fusión exacta entre la notablemente mejorada voz sensual de Madonna y los ritmos a veces hipnóticos, a veces furiosos, de las máquinas que parecen musicalizar la banda de sonido de los últimos años de la década.
Además, la cantante contó con nuevas colaboraciones a la hora de componer las letras del álbum. Rick Nowels y Susannah Melvoin se sumaron a Patrick Leonard, que puso su ingenio al servicio de más de uno de los grandes hits de la carrera de Madonna.
Con este equipo y su indudable inteligencia para moverse en el mundo de los negocios musicales, la Ciccone hace su reaparición recreándose una vez más a sí misma. Después de filmar "Evita" durante 1996, trabajo por el cual debió visitar la Argentina donde se convirtió en el centro de la polémica que provocó el film dirigido por Alan Parker, el nacimiento de su hija la recluyó de la escena pública.
Y "Ray Of Light" representa el primer espacio público donde Madonna vuelca todos sus sentimientos y emociones vividas en este tiempo, mostrándose más abierta y sincera que nunca.
Las canciones
Los sesenta y seis minutos de "Ray of Light" comienzan con la música ambiental de "Drowned World (My Substitute For Love)". Y poco a poco se van agregando los beats electrónicos para dejar asentado cuál es la nueva variable musical de Madonna. Con "Swim", el segundo tema, el disco sigue en su camino ambient, mientras que la rubia demuestra todo el poderío de su voz.
Al llegar al tercer peldaño, la canción que da nombre al disco desata el baile casi marchoso apto para discotecas. Un seguro éxito para los amantes del dance-music. El ritmo se acelera con el transcurso de los temas, sobre la base de compases tecno y, en ciertas ocasiones, la utilización de guitarras distorsionadas.
Como era de suponer, hay dos canciones dedicadas especialmente a la pequeña Lourdes. En "Nothing Really Matters", Madonna intenta contar cómo era su vida antes de que su hija naciera y le confiesa: "Cuando era muy joven/ nada me importaba realmente/pero me hacía feliz/ Yo era la única/ Ahora que estoy creciendo/ todo ha cambiado/ Nunca seré la misma/ porque estás tú".
En "Little Star", la cantante casi susurra cuando pronuncia "pequeña estrella" y logra un clima intimista y personal, único en el álbum. "Dios me dio un regalo/ hecho de carne y hueso/ Mi vida, mi alma/ Tú llenas mi espíritu/ Nunca olvides quién eres, pequeña estrella/ brillando más que todas las estrellas en el cielo/ Tú eres un tesoro para mí/ Tú eres mi estrella, tú respiras nueva vida/ dentro de mi roto corazón."
En "To Have And Not To Hold" hay lugar para el estribillo pegadizo casi ausente en este material, y Madonna se viste apenas por un instante con sus ropas ochentistas.
Los otros dos momentos sobresalientes van de la mano de "Shanti/Ashlangi" y "Mer Girl". La primera, una canción embuida en la cultura oriental (que obsesiona a la cantante desde hace un par de años), con el agregado de varios instrumentos hindúes y Madonna cantando también en hindú. "Mer Girl" es la encargada de cerrar el disco de manera impecable. Sin la euforia tecnológica previa ni el protagonismo vocal acostumbrado, la cantante se despacha con una canción trip-hop ciento por ciento, que devela una vez más sus últimos gustos musicales.
¿Quién es esta chica?
Pero, ¿quién es esta chica que canta acerca de temas personales, sobre pesadas atmósferas musicales al ritmo de acelerados beats? Sin duda, no es la misma joven que provocaba al mundo desde el pop más pop de los años 80 y lograba escandalizar introduciéndose de pleno en cuestiones sexuales y religiosas.
Tampoco tiene que ver con la platinada sex symbol que insistía en contar lo que ocurría en su cama en los iniciáticos años 90, mientras entonaba sensuales melodías desde sus discos "Erotica" y "Bedtime Stories".
Es que ahora la chica tiene 39 años, una hija de catorce meses, y se apoya espiritual y físicamente en el yoga. Pero, por sobre todas las cosas, no quiere quedar fuera de la historia musical de fin de siglo. Y para eso, se rodea de productores de vanguardia y adopta como propios los electrónicos sonidos de última generación. Por eso, por enésima vez se puede decir que aquí está la nueva Madonna.