Ray Charles tenía la voz mas personal de la música popular. Podía largarse a hacer esas improvisaciones, unas risas o un "huh-hey!". Era como si algo lo golpeara cuando cantaba y tuviera que reaccionar contra eso. Disfrutaba de lo que hacía, y esa alegría era contagiosa.
Pero hay algo más, de lo cual no me había dado cuenta hasta que cantamos juntos en los 80 mi canción "Baby Grand". Cuando canta, no sólo canta con el alma. Más bien está transmitiendo todo su ser. Uno puede escuchar algo verdaderamente profundo. Pensé que esto me haría volver a ser aquel chico inseguro de Levittown, Nueva York. Pero no. Me envalentonó. Fue como un acontecimiento místico. El era el pastor y yo la congregación. Estábamos en llamas.
Ray comenzó queriendo ser Nat "King" Cole. Cuando Nat cantaba bien abajo, como en "Mona Lisa", largaba unos gruñidos muy sexies. Ray llevó eso a otro nivel. Tomó el gruñido y lo convirtió en canto. Tomó el aullido, el grito, el quejido, y los hizo música.
Además, era pianista. El piano es un instrumento de percusión. Uno pone todo su cuerpo en él. Ray tenía un montón de movimientos corporales que no conocí hasta que lo vi en persona. Antes de verlo, escuchaba esos movimientos mientras cantaba. Escuchaba su hombro izquierdo elevándose un poco, la manera en que se levantaba del taburete. Luego entendí que la voz que escuchaba también tocaba ese piano.
Lo primero que escuché de Ray Charles fue Modern Sounds in Country and Western Music. Había tenido éxitos antes, cosas R&B, como "What’d I Say". Pero ahí era un hombre negro brindándote la música más blanca posible de la manera más negra posible, mientras todo ardía con el movimiento de los derechos civiles. Cuando él cantaba "You Don’t Know Me", yo pensaba: "No está cantando la letra solamente. Está diciendo: «No me conocés. Conoceme»".
Podía ser muy astuto con las canciones. Su versión de 1972 de "America the Beautiful" es una grabación emblemática. ¡Hay tanto sentimiento en esa interpretación! Era su manera de decir: "Este también es mi país. Nosotros les dimos la música popular. Era nuestra antes de ser de ustedes".
Ray hace del blues un lenguaje que todos pueden entender. No podés escuchar a Ray Charles y no pensar: "Este es un tipo que siente profundamente, que vive su música". Muestra su humanidad. La espontaneidad es evidente. Otra persona podría decir: "Esto es un error, no podemos hacerlo". No, Ray lo hizo. El error se convirtió en su atractivo.
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