Con Tim Armstrong ronco, hits y guiños a Metallica: cómo completaron su doble-debut en Argentina los pioneros del punk californiano
El punk con corte navajo que adornaba la tapa de ...And Out Come The Wolves, el álbum de 1995, fue la escenografía del segundo de los dos shows con los que Rancid tocó por primera vez en Argentina: tras las visitas de The Offspring y Green Day, eran los únicos pioneros del punk rock californiano que todavía no se habían presentado en el país. Hubo también un reconocimiento para Metallica, invitados de su show del jueves en El Teatro de Flores y con quienes dijeron haber tocado juntos “en un Festival hace 21 años”. Les dedicaron el simbólico “Last One to Die”.
De entrada, con las remeras de Exploited y Motörhead que tenían puestas Tim Armstrong y Lars Frederiksen, quedaban claras las fidelidades y prioridades de esta banda. El set de Rancid estuvo compuesto por una mayoría de temas de ...And Out Come The Wolves, su tercer disco y el más exitoso del grupo, con hits como “Roots Radical”, “Time bomb” y “Ruby Soho”. Tampoco faltó “Radio”, la canción que compuso Armstrong en los comienzos de su carrera junto a Billy Joe de Green Day (que estuvo cerca de convertirse en guitarrista de Rancid).
Con la formación prácticamente intacta desde sus comienzos (excepto el baterista, Branden Steineckert), con Armstrong, Frederiksen y Matt Freeman, Rancid ejecutó 20 temas a toda velocidad, granadas de punk y hardcore melódico que deben tanto a los pioneros Bad Religion como a los himnos de cancha con gusto europeo de los Die Toten Hosen, junto a la lírica contestataria de The Clash. Aunque están más gorditos y entrados en años, se las arreglan para mantener la marcha sin momentos bajos en el show, alternando la primera voz entre Tim y Lars, y cantando a tres o cuatro voces para reforzar el efecto.
Todos estaban contentos, tanto Rancid -que pidió disculpas diciendo “nos tomó 26 fuckin’ años venir aquí”- como el público, que se juntó en multitud para verlos en el Día 1 del festival y, de hecho, agotó tickets para su sideshow del jueves 30 de marzo en el Teatro de Flores.
Tim, con su cabeza tatuada, sus enormes patillas y barba, y su característica Gretsch dada vuelta para zurdo, despintada y gastada hasta lo irreconocible, continúa siendo la figura más característica del grupo, un verdadero símbolo del punk. Su voz, con una ronquera que casi le impedía hablar, hacía aún más valorable el esfuerzo, tiñendo con un cierto matiz heroico una actuación a la altura de su leyenda.