"Nunca se escuchó tanta música como ahora"
El DJ anima tres ciclos en Kabul y prepara un curso de musicalización
Auténtico referente de la radio y de la música, Roberto "Bobby" Flores, a los 49 años, con 30 de permanencia en el micrófono, anima Bobby vs. Flores en Kabul (FM 107.9), además de otros dos ciclos, y se apresta a dar un curso en Radiotea sobre musicalización en radio, cine, TV y labor de DJ, temas de su profundo conocimiento (todos los miércoles de septiembre; informes e inscripción a los teléfonos 4951-7626 ó 4952-8298 o en www.radiotea.com.ar . Aquí habla de su fervor por el medio y su visión de la TV.
-¿Cuántos años llevás en el medio radial?
-Debuté como disc-jockey en los carnavales de febrero de 1977, en Villa Ballester. Fue en el Club Deportivo Español. Cuatro meses después entré en una radio. Recién terminaba la secundaria y no había hecho la colimba, entonces no conseguía laburo. Así que entre febrero y junio de 1977, llegué a Radio Antártida, de allí pase a otras emisoras y después permanecí 20 años en Rock & Pop. Y ahora estoy en Kabul [FM 107.9] donde ya llevo 4 años; la radio tiene 5 de vida. En total, 30 años de carrera.
-¿De qué trata el curso de musicalización que vas a dar?
-Es un curso que vamos perfeccionando. En 30 años que llevo en la radio, nunca se ha consumido tanta música como ahora. Cualquiera tiene 4000 canciones en el equipo del auto, 1000 discos. Hay un acceso a la música que antes no había. Entonces se pierde referencia. No nos pasa a nosotros, claro; pero los chicos que se encuentran con todo eso mezclan estilos, épocas. Para entender cualquier disciplina, tenés que partir del principio.
-Cualquier nota o producción puede alcanzar otro nivel con una buena musicalización...
-Claro, ¿cuántos hechos de nuestra vida nos acordamos con la música incluida? Tratar de direccionar toda esa energía que genera la música en un ámbito no estrictamente musical, es llevarla a algún lado. Por eso digo que es para iniciados.
-Sos hombre de radio, pero estás muy unido a la música...
-Yo soy DJ. Pasa que la gente no me conocía como DJ a mí. Empecé pasando música. Eso es como un amor inolvidable. En la época en la que yo entré, el musicalizador era un tipo muy importante en la radio. En esos primeros años musicalicé ciclos de folklore, de tango; de colectividades y de gremios, como el de panaderos, con temas que tenían que tener alguna referencia al pan. He hecho programas de música armenia. Todo eso fue una fuente de formación que ya no existe. Era el contacto directo: hablaba con el tipo que le musicalizaba el programa a Mareco, y aprendí mucho de él. Hice un programa de folklore de un loco que solamente pasaba música fortinera, que eran marchitas que se formaban en los fortines. El tipo ese me enseñó mucho de Souza, que la gente no sabe, pero es una marcha paramilitar; no son oficiales. Vas aprendiendo a diferenciar subgéneros. ¿Hoy cómo hacés? ¿Dónde formás un pibe así?
-Música e información son parte esencial de la radio...
-La gente está cada vez más informada. Frente a Google, en dos minutos tenés lo que querés. Ese caudal de información es bastante difícil de direccionar. Ahí es donde entra el musicalizador, como para dar indicios o mostrar caminos para seguir. Después, que decidan seguirlo o no, es un tema de cada uno, porque la radio está permanentemente en estado de transición. Todavía no sabemos cómo incorporar Internet; no sabemos si nos va a ayudar o no. Me parece que está pasando eso en todo sentido. Nos llega mucha información, y la pregunta es qué hago. Con la música pasa lo mismo y con el deporte, también. Hoy tenés resultados al instante. Se acabó la trilogía de los 80, que decía: "La radio informa; la televisión muestra; el diario explica". A la m No quedó nada de eso. Ahora de todos lados se muestra, se informa, se explica, se conspira.
-Hablemos de Kabul (FM 107.9), la emisora de Daniel Grinbank...
-Yo creo que Grinbank ha sido uno de los tipos que más han apoyado nuevos caminos. Se ha equivocado mucho; ha acertado mucho, pero siempre se hizo cargo de lo que hizo. Eso es importante. Es un medio en el que no sabés quién maneja las cosas, pero Kabul es eso: somos 20; lo conocemos a Daniel y se socializa mucho en esta radio. Daniel genera eso en los lugares de trabajo. Con él, todo se hace cómodo. Los pibes de la radio se van, pero vuelven. Está muy mal visto socializar en las radios. Prefieren soldaditos en los pasillos. ¡Qué bueno que aquí se pueda generar todo lo contrario!
-¿Y qué es Bobby vs. Flores ?
-Es un programa [con título de Daniel] que va de lunes a viernes de 12 a 15, que hago con Santiago Calori, que es un pibe genial. Es guionista de televisión (de Lalola , El bonaerense y Casados con hijos ). El operador es Mauro Beyo, que debuta en radio y está recién recibido. Lucas Finocchi es el productor: también es debutante en radios de Capital y es el guitarrista de la banda Monstruo, una de las favoritas de Cerati. Básicamente, nosotros cuatro somos los que estamos todo el día ahí. Es un pequeño magazine bastante ácido, por el humor que tenemos Calori y yo es también muy vertiginoso. Estamos trabajando con una estructura de radio que es un poco moderna y difícil de explicar. Tratamos de no hablar más de lo que dura un tema. Queremos que el ritmo de radio sea de canción. Tratamos de no hablar más de cuatro minutos. Después pasamos a una canción, y volvemos. No está esa idea de que si hablás rápido, la gente cree que le metés ritmo. A veces imprimís más ritmo con silencios que con palabras. No tenemos mucha urgencia económica porque, al ser una radio chica, tampoco precisamos pautas kilométricas. Kabul es la única radio independiente que hay; la única que genera sus propios recursos. Tiene mucho más de televisión que de radio. El locutor, de hecho, es el actor Carlos Santamaría. Y Daniel es el productor de The Pillowman y de Patito feo en el teatro y el año que viene hará Chicago. En la radio es muy fácil encontrarse con un elenco de teatro. Es una radio que tiene una mística especial y hay más preocupación por el valor estético de la propuesta que por su valor artístico o financiero.
-Trabajaste 20 años en Rock & Pop. ¿Extrañás?
-Sí, pero no físicamente. Extraño lo que pasaba en aquella época cuando todavía había más unión entre nosotros, antes del ingreso de los mexicanos. Extraño esa radio, eso de sentarme en el programa de Mario a cebarle mate mientras él hacía el programa. Tengo el mejor de los recuerdos y conceptos para Quique Prosen, Mario y todos. Yo tuve posiciones encontradas con la corporación. Cuando me fui, estuve dos meses sentado en el sillón sin hacer nada. Fueron 20 años en un lugar al que no quería volver, porque ya no era más como era. Ahí surgió Kabul con Grinbank, a quien le pasó algo parecido, porque la corporación terminó tomando mucha más importancia que la radio en sí.
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