Narda Lepes: "Sufrí situaciones incómodas en la cocina, pero pude zafar"
Como una receta de cocina, esta nota requirió para su elaboración de varias etapas e ingredientes, pero uno especialmente: el tiempo. Como también lo requirió la coordinación del programa Mesa Compartida que compartirán Narda Lepes y Nicolás Harry Salvarrey desde el próximo 7 de abril, todos los domingos de 12 a 14 por radio Metro. Anunciado desde hace meses y tras una serie de cambios, el debut de este nuevo ciclo finalmente ya es un hecho porque la cocinera argentina más seguida en las redes sociales y el autor experto en rituales cerveceros se unen para ponerle voz a los almuerzos dominicales, más allá de sus apretadas agendas.
Pero para la cocinera el tiempo no es una barrera y quizá por eso haya logrado en 46 años de vida convertirse además en activista ambiental, autora de libros gastronómicos, conductora televisiva multipremiada, emprendedora, consultora, influencer, viajera, y, por sobre todo, madre de Leia. Nacida en el seno de un hogar con raíces europeas y trotamundo, Narda Lepes reconoce sin embargo que Buenos Aires es "su lugar en el mundo", donde aún le quedan muchas cosas por descubrir y hacer.
- ¿Cómo te llegó esta propuesta de radio?
-Yo con la Metro tengo relación hace muchos años. Primero iba con Juan Castro, que fue mi amigo, y después con Andy (Kusnetzoff). Me gusta el medio en sí, pero nunca lo había hecho como algo para pensar, siempre había sido más una columna de tragos o comida, algo más específico. En Perros de la calle iba con algo preparado, pero era más informal y me dejaba llevar por lo que estaba pasando al aire. Eso es lo bueno de la radio. En este programa vamos a partir de algo muy estructurado, para tener de donde arrancar. Por eso también tenía ganas de que mi coequiper sea alguien que venga de la radio, que tenga el formato radial incorporado, que su sangre venga de ahí.
-¿Lo propusiste vos Nicolás Harry Salvarrey como coconductor?
-Dentro de los que se barajaron, me gustó que sea él, porque lo conozco. Me parece que tiene entusiasmo, pero es calmo también. Es un buen contrapunto y está bueno que no siempre estemos de acuerdo.
-¿Se van enfocar en sus especialidades?
-En gastronomía y lifestyle, un poco en eso y después lo que vaya pasando. No vamos a hacer una receta, pero sí vamos a hablar de comida para que se coma mejor. Trato cosas fuera de la gastronomía, por ejemplo, toco temas políticos, pero no 'la política', por ejemplo, el tema del salmón o ciertas cosas que para mí son políticas porque tienen que decidir los legisladores o los ministerios.
-¿Cómo vas a manejar tu agenda diaria, entre la radio y tus otros trabajos?
-Básicamente como siempre, como puedo. Igual ya dije que si es necesario viajar, viajamos, si tengo que ir a un lugar y transmitir desde allá se hace remoto. Hablamos bastante sobre que era lo que se podía hacer. Me ofrecieron varias cosas y elegí el domingo porque es un día que para mí es tranquilo. No llegaría atorada, iría a hacer eso.
-¿Lo pensaste más desde tu punto de vista que de la audiencia?
-Sí, porque primero quiero ver cómo lo hago. Lo pensé como algo que para mí sea placentero hacer. Ir dos horas los domingos y después de ahí ir a comer. Lo puedo hacer y sé que no va a ser un peso. En la semana, en la radio tenés que hablar sobre cosas de actualidad, opinar y yo puedo comentar de algunas, pero de otras no me parece que esté bien que lo haga.
-Alguna vez se cuestionó a esta radio porque había pocas voces femeninas, pero cada vez hay más...
-Creo que es lo que está bien que pase y lo que tiene que pasar para que te vaya mejor. No es sólo para tener un staff igualitario. En la Metro ya se veía venir que iba a pasar algo así, pero también me parece que se dio de una forma que quedó bien. Me gusta mucho Malena (Guinzburg), para mi va súper bien, me re gusta cómo se escucha ella al aire. Y aparte muestra un costado que quizá algunos no conocían. Además escucho a María (O´Donell). Siempre me parece muy clara cuando habla y me gusta cómo explica las cosas a uno que está del otro lado. Las puede analizar, no es sólo opinión.
-¿En la radio para quién vas a hablar?
-Lo vamos a ir viendo. Ya desde el momento en que la radio o la tele la podés cambiar, te puedo decir ciertas cosas, pero no te puedo decir muchas cosas que no quieras escuchar, te las tengo que decir suavemente. Tampoco te puedo decir cosas imposibles como "todos deberíamos comer comida vegana". Eso arrincona a la gente, la pone en una posición de desventaja y sin recursos, porque casi nadie tiene una huerta y no puede comer orgánico o no sabe dónde se venden o no le alcanza para comprar eso y si lo compra capaz no sabe qué hacer con eso.
-¿Y cómo ves la cocina argentina?
-Yo no soy muy optimista con ese tema. Nosotros comemos poca variedad y está demasiado limitada. Hay un cierto grupo que está en Buenos Aires, en Córdoba y en Rosario, que abren un poco más la oferta gastronómica y está buena. En Mar del Plata, Mendoza, La Pampa y Neuquén también empiezan a crecer, pero deberíamos comer más de lo que tenemos, por ejemplo, más legumbres. Somos un país que dentro de todo tiene dónde hacerlo.
-Después de tantos proyectos realizados, ¿qué te queda pendiente?
-No lo sé, trato de hacer cosas nuevas todo el tiempo y me gusta aprender. Un montón de cosas no hice nunca. Escalar montañas no lo hice nunca. [Risas]. Tengo una parte que es cocinera, que le gusta armar platos, trabajar con las manos y a veces extraño eso. Después tengo la parte mas empresaria, como la rotisería vegetariana que abrimos hace poco. Voy tratando de aprender de eso también. No tengo ninguna cosa especifica pendiente. Van apareciendo y me dan curiosidad de hacer, pero no tengo cosas al largo plazo.
-¿Qué quisieras hacer ya?
-Creo que acá en la Argentina hay un montón de cosas que me quedan por hacer. Prefiero las cosas en concreto, útiles, que sirvan. Me gustaría que exista una materia en segundo o tercer grado que sea comida. No higiene alimenticia, no nutrición, ni cocina, "Comida" tiene que ser la materia. Explicar qué es un coliflor, cómo crece, qué se come y que no. La gran mayoría no tiene ni idea.
-¿Qué es la comida para vos?
-Es alimento, producto más cultura. No cultura de libros, es la cultura de cómo se pela la arveja, cómo se cocina. La cultura es lo que tiene cada empanada de cada región. Qué cosas se comen y cuáles no, pero como estamos perdidos tenemos que volver mucho tiempo para atrás. Eso también es cultura.
-¿Cómo ves al rol de la mujer hoy en día especialmente en tu rubro?
-Yo tengo un restaurante y la cuestión de género no es un tema. Hay muchos lugares donde sí hay situaciones de desigualdad. En restaurantes que no son conocidos, que tienen otra cabeza pasa pero como cualquier trabajo. Lo que pasa es que hay muy pocas mujeres que logran llegar a jefa de cocina con más de treinta años, porque cuando tienen hijos cambian los horarios. Yo creo que ahí debería haber algo más flexible.
-¿Qué opinas de la denuncia de Geraldine Neumann contra Rodríguez Palacios?
-Yo lo habré visto dos veces en mi vida. Debo haber hablado dos veces y lo salude tres, no tengo afinidad con él. Sí hablé con ella a fin de año, pero yo nunca trabajé con él ni estudié con él, ni tengo nada que ver.
-¿Qué opinas de lo sucedido?
-Son cosas que pasaron y van a seguir pasando con el tiempo, hasta que se pongan las pilas y las dejen de hacer. Hablé con Geraldine y traté de ofrecerle lo que necesitara por sororidad, que me parece que es lo que tenemos que hacer nosotras. Si te cruzás con alguno que necesita una mano se la das. En este caso me parece que debía darle contención, la escuché y le dije que si necesitaba algo y estaba a mi alcance, le daba una mano.
-¿Tuviste alguna situación incómoda en tu carrera?
-Lo puedo dividir en partes. Sí, me tocaron la cola y me dijeron "guarangadas" muchas veces en la cocina. Yo tengo carácter y no me siento una persona vulnerable. Cuanto más chicas sos, te ven más vulnerable, pero yo tenía herramientas para no sufrirlas y defenderme o contestar o zafar de la situación de otra manera. La viví y fueron incómodas todas, no las sufrí.
-¿Lo sentiste como acoso?
-Yo tengo 46, entonces no era eso acoso, era otra cosa cuando yo tenía 34. Ahora sí lo veo como acoso. Si sos una chica más frágil o más vulnerable y no sabés cómo manejarte en una situación así, es mucho peor.
-¿Bajo tu mando ocurrió algo similar?
-Nosotros tuvimos ciertas cosas y aprendimos a manejarlas.
-¿Qué otras cosas quisieras evitar o consideres una mala experiencia laboral?
-Aburrirme, eso sería lo peor que me podría pasar. A mi me gusta trabajar y lo disfruto, pero cuando un trabajo se transforma en aburrido, le pongo menos energía y ya no me gusta cuando pasa eso. Los últimos 15 años de mi vida tuve que organizarme para darme cuenta cuál era mi punto débil, que era aburrirme. Entonces busco la manera de no aburrirme para seguir teniendo energía para hacer lo que se necesita en el restaurante, en un programa o en un libro.
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