María O´Donnell: "El movimiento feminista está cambiando el sentido común"
El signo de los tiempos llega a la radio. Por primera vez una mujer se hará cargo de la primera mañana informativa en Radio Metro (FM 95,1). María O´Donnell , la periodista que tiene más de 20 años tras un micrófono, primero como columnista política y luego como conductora, estará en esa "trinchera" informativa desde el 4 de febrero, de 6 a 9 de la mañana. Además, seguirá con su programa Tarde para Nada, en Radio Con Vos (FM 89,9), los sábados a la mañana de 10 a 13.
Si bien aún el ciclo no tiene el equipo de trabajo definido, ni nombre, O'Donnell, quien también es parte de LN+ con 50 minutos, habló con LA NACION sobre estos nuevos tiempos donde las mujeres parecen comenzar a llevar la batuta para ver la realidad "desde otra mirada" a la convencional. Desde una de las oficinas de la Metro, sentada en un sillón rosa, luego de sacarse fotos tras un micrófono adornado con cintas celestes, verdes y rojas, la multipremiada periodista contesta sin dudar, aunque haciendo una pausa de segundos antes de cada respuesta.
—Vas a ser la primera mujer que en la Metro tiene un programa en el prime time de la mañana.
—No es la única radio que está corta de conductoras mujeres [se ríe]. Me parece bien que se le demande también a esta radio porque tiene conductores sensibles. Y es una situación que tiene que empezar a cambiar. Pasa también en medios gráficos: la "información dura" y todo lo que tiene que ver con la opinión y la información política y de economía es un campo predominantemente masculino. Hoy, en la facultad de economía hay más mujeres que hombres estudiando; en los medios hay un reflejo de una sociedad que es distinta a la que hoy se está construyendo, sobre todo respecto de los espacios de las mujeres. Es un gran y lindo desafío ocupar la trinchera de la mañana en la Metro. Estoy contenta porque además hace tres años que soy parte de la radio, como columnista política de Perros de la calle, donde seguiré participando una vez por semana.
Tiendo a creer que en la diversidad la mirada es más rica siempre
—¿Creés que la forma de hacer periodismo político desde la mirada de una mujer es diferente a la del hombre?
—Tiendo a creer que en la diversidad la mirada es más rica siempre. Estoy a favor de la ley de paridad en el Congreso porque me parece que cuanto más se parezcan los congresos a las sociedades para las cuales legislan, mejor van a reflejar las necesidades de esas sociedades. Una tiene una mirada atenta a cosas que a otros se le pasan y viceversa, si bien la agenda puede ser la misma.
—¿Los movimientos que señalan y defienden derechos y libertades de las mujeres, desde el colectivo de periodistas con el #NiUnaMenos o el de actrices con el #MiraCómoNosPonemos, te interpelan en la forma de hacer periodismo?
—Estoy muy atenta a las nuevas corrientes para tratar de entender cómo se puede desde los medios de comunicación empezar a enseñar o trabajar con una perspectiva y lenguaje de género que sea inclusivo y respetuoso con las minorías. Es importante que los medios tengan la perspectiva de género, es un proceso de aprendizaje. Por ejemplo, ya está desterrado el hablar de "crimen pasional". Una mujer tiene la sensibilidad como para decir: "Che, no está bueno que parezca que tras un crimen pasional hay algo bueno por hablar de pasión, cuando lo único que hay es violencia". No es solamente el tema de las mujeres, hemos ido aprendiendo también a respetar al otro fundamentalmente, y en la cuestión particularmente de la mujer, hay mucho camino por recorrer.
—¿Los cambios que se están dando serán determinantes o temporales?
—Creo que con el movimiento feminista está cambiando el sentido común. Creo que hay un cambio cultural muy profundo. Como es un proceso de aprendizaje no creo que haya que andar sentenciando a nadie, obviamente sí a los abusadores y violadores. Un programa de Gerardo Sofovich o un Marcelo Tinelli de hace unos años, hoy es inviable. Los chistes machistas en la radio sobre la suegra insoportable o el hombre más feliz sin una mujer al lado, tampoco. ¿Lo políticamente correcto cambiará la forma de hacer humor? Por ahora sí, hasta que todo se acomode. Además, estos cambios en las nuevas generaciones son evidentes. Los chicos no tienen tantas etiquetas, hasta que uno les inculca los prejuicios. Por otra parte, hay gente que todavía no puede incorporar esa otra mirada porque está culturalmente formada en otro paradigma. Este cambio llegó para quedarse.
Es importante que los medios tengan la perspectiva de género, es un proceso de aprendizaje. Por ejemplo, ya está desterrado el hablar de 'crimen pasional'
—Con respecto a los detractores, muchos usan el concepto 'ideología de género' para descalificar. ¿Qué es la ideología de género para vos?
—Es una forma de descalificar la posibilidad de que las elecciones sexuales no están dadas por el sexo de nacimiento y los órganos reproductivos que una persona tenga. Está muy vinculado al rechazo a la Educación Sexual Integral que entre otras cosas respeta los transgéneros. Es esperable que se dé ese movimiento conservador de reacción frente a todo lo que está pasando. No coincido con eso. Los chicos ya saben que tu género no te condiciona a nada, lo naturalizan más rápido que los adultos. Cuando un adulto dice que a los chicos se los quiere proteger, en realidad está cursando sus propios miedos a los chicos.
—De ahí pasan a teorías apocalípticas como que desde la ideología de género es una guerra de mujeres contra hombres, que quieren que todos los hombres sean gays...
—Venimos de un patriarcado en el que todo hombre estaba en un lugar más cómodo que ahora. Muchos ahora se sienten increpados. Algunos pueden aceptar que estaban parados en una sociedad que les daba privilegios por ser hombres, a otros les cuesta más. También hay mujeres que ocupan puestos de poder que no tienen miradas feministas, como Gabriela Michetti o María Eugenia Vidal. Tampoco Cristina Kirchner tuvo una agenda feminista, sí con el matrimonio igualitario.
—En ese aprendizaje, una suerte de capacitación en los medios, como propone la Ley Micaela para enseñar a los empleados de los tres poderes del Estado sobre cuestiones de género, sería viable en los medios, más cuando las críticas coinciden en que se cubren las noticias de las denuncias como si fueran shows.
—Sí, porque a veces las cosas se mezclan en un título, en una manera sin querer. El New York Times tiene una editora de género fantástica, Jessica Bennett, que trata que la mirada de género se aplique transversalmente en varios temas. No creo que los medios ni el Congreso estén preparados, por ejemplo, para enfrentar una denuncia de violación. Los medios fueron fundamentales para que la denuncia de Thelma Fardin contra Juan Darthés tuviese el enorme impacto que tuvo, pero ella lo hizo con un asesoramiento previp. Rita Segato, la intelectual feminista, habla de la importancia de que las víctimas estén acompañadas, que no sean "la heroína individual". Pero María del Cerro lo cuenta en medio del Bailando, porque es en donde a ella le salió decirlo, y después Tinelli dice que viene la sentencia y el baile. Creo que ni el Congreso está preparado para que una empleada denuncie a un senador, ni Tinelli está preparado para que una chica cuente esta historia.
El periodismo como parte de una sociedad democrática tiene que crear oyentes críticos, así como tiene que ser anticíclico con el poder de turno
—Sos considerada una periodista ecuánime por varios sectores, ¿cómo se abordan estos temas respetando esas diferentes miradas e incluso las miradas de las religiones que suelen no ser tan flexibles a estos cambios y que ejercen su poder, macro o micro, en la política y en el tejido social?
—Trato de abordar con mucho respeto todas las posiciones. No me gusta faltarle el respeto a nadie. Obviamente yo tengo una posición tomada a favor de la despenalización del aborto y los temas de la mujer. Trato de no descalificar porque no haría bien mi trabajo si descalifico posturas. Sí trato de rebatirla y discutirlas y ponerlas en cuestión. Creo que hay que escuchar. Creo en la separación entre el Estado y la Iglesia, pero el respeto a las creencias religiosas tiene que estar presente. La ecuanimidad tiene que ver con cómo cubro los temas. Siempre tenemos una opinión formada, pero mi pensamiento no tiene por qué ser el pensamiento único. No me gusta cuando un periodista se pone en ese lugar y le dicen "Sos mi voz". Me gusta cuando me dicen "no siempre estoy de acuerdo con vos, pero te escucho". Siento que el periodismo como parte de una sociedad democrática tiene que crear oyentes críticos, así como tiene que ser anticíclico con el poder de turno.
—¿Cómo definirías este año, en lo político, en lo social y en lo personal?
—En lo personal es un año de grandes desafíos laborales. En el difícil contexto laboral que se da en los medios, poder trabajar en lo que me interesa es un privilegio. Ir a la trinchera de la información en Metro me resulta un desafío fantástico. También el contraste de esto es que es un año de una enorme frustración. Terminamos 2018 con un país más desigual y más pobre. La foto de este tercer año de gobierno es una foto económicamente muy complicada.
—¿La foto a futuro?
—Las previsiones del Fondo Monetario marcan la contracción de la economía, y están los más optimistas que tratan de pensar que en el segundo semestre la economía deja de caer de la mano de una buena cosecha, de lo que pase con Vaca Muerta y con algunos sectores que aún son dinámicos. No es que toda la economía está mal, pero los sectores que generan más empleo son los que peor están. Entonces, la verdad es que no puede haber un año peor que este para el país. Desde lo profesional es interesante pensar cómo se va a jugar todo electoralmente. Hoy está todo abierto. Creo que si tuviese que pensar en un calificativo es el de incertidumbre. Espero que sea un año mejor para el país.
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