Las dos carátulas: 70 años de un fenómeno que vincula a la radio con el teatro
La ficción y la radio siempre se llevaron bien. Un buen maridaje que potencia imaginaciones. Acaso Las dos carátulas sea el formato que mejor defina este vínculo y de allí su inusual permanencia y trascendencia. El pasado 9 de julio el programa celebró sus primeros 70 años de vida ininterrumpida desde aquel debut por la ex LRA Radio del Estado, hoy Radio Nacional. Un récord solo compartido por un ciclo similar de la BBC londinense. Siete décadas de ofrecer a los oyentes una exquisita paleta de colores con aquellos títulos clásicos de la dramaturgia universal y nacional. A diferencia del radioteatro, aquí el foco está puesto en aquellos textos pensados para la escena: "Las dos carátulas es teatro en radio. Abordamos desde las tragedias griegas y el drama, al grotesco, vodevil y la comedia urbana. Estoy convencida que las artes entretienen e instruyen, y eso es lo que tiene el programa. La gente es muy fiel y sigue cada obra con mucha atención porque, además, desde la radio recuerda lo que vio en el teatro alguna vez", reconoce la actriz Nora Massi, quien fue una famosa actriz de telenovelas durante los años 70 y 80 (Malevo, Estrellita, La sombra, Estación terminal, Amor gitano) y desde 1990 es la directora y productora del ciclo.
"Estas palabras conllevan la necesidad de celebrar los 70 años de vida de Las dos carátulas, excelente ciclo en beneficio de nuestra cultura nacional y popular. El teatro universal, desde esta celebración, continúa preservando la memoria que reúne actores comprometidos con la historia propia y ajena. Gracias a esa tarea, ha sido posible llegar a recordar cosas lejanas que pertenecen a un pasado que sigue respetando, desde la memoria colectiva, la necesidad de preservar historias que aún hoy nos interpelan en favor de un presente desgarrador", reflexiona Susana Rinaldi, una de las estrellas que frecuenta el programa que se emite los domingos, a las 22.30, por AM 870, la ubicación en el dial de Radio Nacional, emisora que transmite para todo el país y el exterior. Bajo el eslogan "El teatro de la humanidad", la propuesta también se convierte en una formidable experiencia inclusiva que permite que los grandes capítulos de la dramaturgia universal puedan llegar a los lugares más recónditos y a aquellos oyentes que, por diversas razones, se ven imposibilitados de acceder a una sala teatral.
Claudia Lapacó es otra de las primeras figuras que estelarizó varias emisiones protagonizando textos como Seis personajes en busca de un autor, de Luigi Pirandello. Para la actriz "hacer Las dos carátulas es una experiencia extraordinaria. He tenido la suerte de interpretar títulos maravillosos, me divierte la posibilidad de hacer distintos personajes, de abordar esa búsqueda en poco tiempo". El imponente auditorio de Radio Nacional, ubicado en el histórico edificio art decó de Maipú 555, es el ámbito perfecto para el desarrollo de este programa ante la mirada del público que puede asistir a las grabaciones: "Fue construido por Editorial Haynes y es una réplica de la sede de la BBC de Londres", recuerda Massi. El estudio tiene acústica perfecta y alberga hasta 140 personas de público. Cada domingo, los oyentes pueden sumergirse en océanos tan diversos como la comedia Esposa último modelo, de Schlieper y Cortazzo, o el clásico La dama duende, de Pedro Calderón de la Barca. Esa pluralidad define y atrae.
"La radio es un lugar muy hermoso para los actores. Que exista Las dos carátulas a través de tantos años, significa sostener ese espacio. Se trata de expresarse, nada más ni nada menos, que con la palabra y difundir a los grandes dramaturgos. Cumple la función de hacer conocer esos textos y de reservar un sitio para la ficción en la radio. Eso tiene que ver con la imaginación, con acceder a mundos diferentes", sostiene Ingrid Pelicori, otra de las actrices que fue convocada, en más de una oportunidad, para protagonizar partituras perfectas como Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, donde interpretó de manera excelsa a Nora, uno de los grandes personajes del teatro de todos los tiempos.
Para Daniel Miglioranza, cuya presencia es frecuente en el ciclo, la posibilidad de integrar el staff significa ampliar su campo de acción interpretativo: "En mí hay una genuina manera de expresar las enormes posibilidades que me permite el trabajo en Las dos carátulas: grandes títulos y personajes. Y la alegría de compartirlo con un grupo humano fantástico y talentoso. Me honra estar en este programa".
El orgullo de Nora Massi es mucho. Lo irradia. Quiere a su criatura de manera devocional. Sabe que en ese hacer está escribiendo páginas de la historia grande de la radio. "La gente que vive en el exterior nos dice que se pone el despertador para escuchar el programa", cuenta con tono emocionado ante ese hijo, ya mayor de edad, que ella alimenta para que crezca semana a semana.
Allá lejos, hace tiempo
Cuando no se hablaba de formatos, el doctor José Ramón Mayo ideó uno que setenta años después goza de buena salud. Mayo era el Subdirector de Radiodifusión de Radio del Estado y fue el creador, fundador y primer rector del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). La idea primigenia del gestor del proyecto era darles lugar a los alumnos de teatro, egresados del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico y a las principales escuelas de teatro con profesores prestigiosos. De esta forma, el ciclo se convirtió en un espacio donde los jóvenes actores podían dar sus primeros pasos, una suerte de pasantía con nivel profesional.
La primera emisión del ciclo aconteció el 9 de julio de 1950. El primer director fue el profesor y director de teatro Alberto Vaccarezza (h). Canción de Primavera, de José de Maturana fue la obra escogida para el debut. Durante los primeros tiempos, el elenco estaba conformado por nombres de la talla de Alfredo Alcón, Carlos Carella, Norma Aleandro, María Rosa Gallo, Fernando Vegal, René Moncle, Marta Argibay, Osvaldo Bonnet, Guillermo Bredeston, Violeta Antier y Eva Dongé. Además, participaban los alumnos egresados del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica.
Pensar en las plumas escogidas para integrar la grilla de obras representadas puede convertirse en un catálogo perfecto. Entre los dramaturgos rioplatenses se destacan Griselda Gambaro, Roberto Cossa, Carlos Gorostiza, Osvaldo Dragún, Bernardo Carey, Carlos Pais, Beatriz Mosquera, Ricardo Halac, Cristina Escofet, Ricardo Talesnik, Aida Bortnik, Florencio Sánchez, Carlos Mauricio Pacheco, Gregorio de Laferrere, Roberto J. Payró, Francisco Defilippis Novoa, Armando Discépolo, Samuel Eichelbaum, y Alberto Vacarezza, entre otros. Pero tampoco faltan obras de Sófocles y Eurípides, y de los ineludibles William Shakespeare, Federico García Lorca, Ben Jonson, Lope de Vega, Goethe, y August Strindberg. La excelsitud de las piezas reclama de intérpretes de buen decir: "Tienen que ser duchos en el manejo de textos teatrales, por eso hemos contado con actores que paseaban por el mundo integrando el elenco estable del Teatro San Martín. Mucha de esa gente, como Alicia Berdaxagar o Elena Tasisto, las he tenido en el programa. Esa es la orquesta que tuvimos y tenemos. Una orquesta que tiene que sonar afinada", simboliza la directora.
Si de elencos estables se trata, Las dos carátulas tiene el suyo. Alrededor de diez actores conforman ese staff que va rotando según las necesidades de cada obra. Néstor Hidalgo ingresó hace 14 años a la estructura del programa y le ha dado voz a las más diversas situaciones: "Nuestra versión de Despertar de primavera transcurría en la primera mitad del siglo XX, épocas donde la homosexualidad estaba muy tapada. En la pieza, que cuenta la historia afectiva de dos jóvenes, mi personaje se mata por amor a su compañero. Por eso, siempre sostengo que, de alguna forma, también se está dando desde el programa un mensaje de libertad. La radio motiva a eso", reconoce Hidalgo, una de las voces más distintivas y frecuentes del ciclo, cuyo tono joven le permitió ser el hijo adolescente de Víctor Hugo Vieyra cuando, en realidad, ya había pasado esa edad hacía rato. "'Es lo más joven que tenemos', le dijo Nora al Chango Vieyra", recuerda Hidalgo aquella gracia que desnuda la magia de un medio que avala algunas licencias.
El historial del programa permite todo tipo de situaciones, algunas realmente insólitas. Patricio Schultze es la mano derecha de Nora Massi y el asistente de producción del ciclo. Nada apartado de la lógica sino fuera porque tiene 39 años y hace 26 que integra las huestes del programa: "Jamás tuve otro trabajo", reconoce Schultze, quien llegó a Las dos carátulas de manera azarosa: "Mi mamá es Marcela Campos, que fue una gerente muy importante de Radio Nacional y de RAE. Siempre la acompañaba a la emisora, me divertía, me pasaba los veranos jugando en Radio Nacional. En una oportunidad, Nora Massi ingresó a la oficina de mi mamá y le dijo que necesitaba un chico para actuar en una de las obras. E inmediatamente le propuso: '¿Qué te parece si lo probamos a Patricio?'. Me tomaron una prueba delante de todo el elenco, incluida Beatriz Taibo. Me sentí como dando una lección en el colegio. Nora quería ver cómo leía a primera vista. Cuando terminé, me dijo: 'Muy buena audición' y me regaló un paquete de caramelos. Así empezó todo". Aquella primera obra fue nada menos que Las mujeres sabias, de Moliere. Schultze tenía ocho años y, a pesar de los nervios, pronunció muy bien las palabras en francés. Años después, el destino le confirmó que el programa era su norte: Patricio era un adolescente cuando muere la asistente de Massi. Debido a que conocía el manejo del programa al detalle, la directora le propuso sumarse a la producción y cumplir el rol de la colaboradora fallecida.
Secretos de radio
Los efectos sonoros son una pata fundamental en un ciclo de estas características que requiere de una ambientación precisa para cada escena. Se trata de otra de las herramientas del lenguaje para comunicar territorialidades y circunstancias. Acá no cuentan los cambios de luz ni los movimientos escenográficos. Las transiciones y los ambientes se conforman con música y sonidos puntuales. La lluvia no es lluvia, la puerta que se cierra no conduce a ningún lado y los pasos de una caminata tan solo son el repiquetear de los zapatos en el mismo lugar. El operador técnico Javier Chiavone es otro de los históricos del programa. Su tarea no termina con la grabación de cada obra, sino que se continúa en la postproducción. En esa instancia, realiza el trabajo creativo de editar lo registrado en el estudio, eliminar errores técnicos, sonidos infiltrados o furcios de los actores, para luego abocarse a incorporar aquellos efectos faltantes. Como en el cine, a partir de los llamados "efectos Foley", incluye todo aquello que sume ambientación a la historia. "Ingresé en el programa en 1993 y llegué a trabajar con el último de los Catalán. Era muy divertido verlo en acción, muy llamativo visualmente", recuerda Chiavone sobre el trabajo de aquella mítica dinastía familiar dedicada a realizar los FX de la radiofonía argentina. "Antiguamente, se grababa con cinta abierta en formato analógico. Hoy, se hace de forma digital y algunos efectos se siguen produciendo a la vieja usanza, lo cual es muy llamativo para el público que presencia la grabación", explica el editor de arte, así definido, con precisión, por Massi. Chiavone cuenta con un archivo de 100.000 efectos digitalizados, sin embargo, a pesar de semejante número, a veces recurre a situaciones cotidianas para registrar lo que necesita: "He salido al balcón de mi casa para grabar sonidos de la noche urbana".
Toda una purista, la directora es una obsesiva buscadora de precisiones sonoras al punto tal de pedirle al editor que diferencie el sonido del campo diurno y el nocturno porque no suenan igual, no tienen idéntica fauna. Y está en lo cierto. Cada obra se ensaya los sábados durante varias horas. El lunes siguiente se graba, luego de una nueva pasada técnica. La jornada puede extenderse hasta cinco horas. Finalmente, el trabajo de edición demandará un promedio de ocho horas repartidas en dos días.
Patricio Schultze, además de sus tareas de producción, realiza en el estudio, algunos efectos sonoros retomando aquella artesanal tradición: "En 1995 íbamos por la calle Corrientes con las puertas y ventanas al hombro para hacer los efectos especiales en el Teatro Alvear, donde se hacía el programa", explica.
Como todo medio, la radio tiene sus códigos, un lenguaje con signos propios a ser incorporados por los actores. "Las dos carátulas es mi debut en la radio. Sabía que existía el programa, me encantaba. Siempre me trajo recuerdos porque mi abuela era fanática, en casa se escuchaba mucho. Ya de grande, cuando me iba de gira, volvía los domingos escuchándolo en la ruta. Desde que me llamó Nora Massi hice un montón de títulos, pero tuve que aprender todo. Es muy diferente al cine, a la televisión y al teatro. Son oficios muy distintos. No sabía nada de técnica de radio, de los planos de la voz, así que les pedí paciencia a los actores, a los técnicos y a la directora", explica Dorys del Valle, quien, fiel a su estirpe, desanda con soltura los caminos de las obras que apelan al humor: "Tengo el timing de la comedia, que es un género muy difícil. Siempre digo que sucede como en el canto, hay que tener ritmo, que no es lo mismo que velocidad", sostiene la actriz a la que le tocó estelarizar, entre otros títulos, El debut de la piba, aquella simpática pieza de Roberto Cayol.
Nadie es perfecto
Con tantos años en el aire, la colección de errores, furcios y tentadas son incontables. En muchos casos, el oyente no lo nota porque suceden en silencio. En ocasiones, la magia de la edición permite subsanar la derrapada que se convierte en anécdota. "En 1997, mientras grabábamos María Estuardo, María Rosa Gallo tuvo un acceso de tos. A pesar de eso, no se frenó, sino que pidió una copa de agua como si fuese el personaje, lo incorporó", explica Schultze sobre aquel trance que hubiera descolocado hasta al propio Friedrich Schiller, autor de la pieza. A Thelma Biral se le traspapeló una página del texto y a Dorys del Valle se le desparramó todo el libreto debajo del atril. Ambas, con profesionalismo, siguieron adelante como si nada hubiese pasado. "Eso sucede cuando se trabaja con actores de gran oficio", reconoce Massi. Lo que no te mata, te fortalece, Dorys del Valle apeló a una suerte de pre edición: "Tenía que decir: ´Mañana vuelvo´. Y dije: ´Vengo mañana´. Inmediatamente agregué: ´Va de nuevo. Mañana vuelvo´. Y seguimos grabando porque en edición arreglan todo. Yo no corto ni loca".
Las anécdotas emotivas también forman parte del inventario del ciclo. Beatriz Taibo fue una de las glorias que ha prestado su voz a los micrófonos de Radio Nacional. Una de las actrices más queridas y solicitadas por los oyentes. "Cuando se retiró, debido a la muerte de su hijo, la perseguí un año seguido para que estuviese en el programa. Finalmente, lo logré y Beatriz volvió a la actividad para hacer La valija de Julio Mauricio. Los oyentes de los lugares más remotos del mundo llamaron llorando agradeciendo la posibilidad de volver a escuchar a Beatriz", recuerda Nora Massi. La directora fue quien le propuso a Leonor Manso interpretar al mismísimo Hamlet: "La llamé y le dije que la quería para esa obra. Leonor me respondió que ya estaba grande para el papel de una adolescente, sin pensar que yo le estaba ofreciendo al mismísimo Hamlet, que finalmente encarnó con excelencia". El domingo 26 de julio se repetirá este episodio memorable. Y el 27 de agosto se emitirá un especial grabado en forma virtual, a través del whatsapp de cada intérprete, con motivo de una nueva celebración del Día de la Radiofonía Argentina. Debido a la pandemia del Covid-19, el ciclo no se está grabando los días lunes, como era costumbre. Cuando la normalidad retorne, el primer programa estará liderado por Claudia Lapacó, quien protagonizará Nuestro fin de semana, el clásico de Tito Cossa. Paradojas del destino, los padres de la actriz le prohibían escuchar radio en su juventud, lo cual le impidió gozar de varias décadas del programa que hoy estelariza.
A telón abierto
La composición no es posible apelando solo a lo vocal. A pesar de tratarse de una grabación radial, la directora utiliza todo el estudio de Radio Nacional para que los actores puedan componer desde la espacialidad y el movimiento de los cuerpos, en un claro guiño a la interpretación teatral. "Dirijo como si fuera teatro. Los actores se mueven con la palabra, pero también dicen con el cuerpo. Siempre están parados, para no oprimir el diafragma, y tienen plena libertad de movimiento", explica Massi. Para Dorys del Valle "el cuerpo siente, por eso estamos de pie y tratando de expresar desde ahí. Es como el que baila, no importa cuánto levanta la pierna, sino cómo transmite".
Tal es la importancia de la espacialidad que los protagonistas no dudan en acompañar las escenas con la intencionalidad de los cuerpos: "El contacto con el compañero es muy importante. Si se trata de una escena muy íntima, tratamos de compartir el micrófono para que se perciba esa cercanía de los personajes", grafica Néstor Hidalgo.
La marcación de un director es esencial para que se entiendan intencionalidades estéticas y poéticas. Ingrid Pelicori, quien también interpretó El malentendido de Albert Camus, agradece esa rigurosidad: "Nora Massi pide con mucha precisión, sabe lo que quiere de cada actor y de la obra elegida. Quienes se criaron escuchando radioteatro, acuerdan en la posibilidad de imaginar, en los universos que se abren, hay algo que se despliega en el que escucha que se dispara a partir de la voz, de las palabras del actor. La voz, la oralidad, es un plano del trabajo de mucha riqueza expresiva".
En el ámbito local, el programa ganó el Martín Fierro y el reconocimiento de Argentores. Además, obtuvo el Ondas de España y el de la BBC de Londres en Inglaterra. Y fue reconocido por organismos internacionales como la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, sede Mercosur. Sus capítulos son solicitados por instituciones educativas y, en un criterio federal, también se trasladó a diversas ciudades del país para desarrollar emisiones con los talentos locales.
Si de talentos se trata, sería imposible mencionar los nombres de las figuras que pasaron por el programa a lo largo de 70 años. Alberto de Mendoza, Ulises Dumont, Lydia Lamaison, Leonor Manso, Cipe Lincovsky, María Vaner, Jorge Luz, Edda Díaz y Hugo Arana acaso sirvan para graficar al mejor seleccionado actoral que se podría conformar. Si de directores se trata, Osvaldo Bonet, Antonio Cunill Cabanellas, Armando Discépolo, Marcelo Lavalle, Onofre Lovero, Jorge Petraglia, Emilio Stevanovich, Alberto de Zavalia y Rodolfo Graziano han comandado los destinos del ciclo. "Vida y obra nos recuerdan, a cada instante, nuestro compromiso permanente con aquello que representamos: es decir, la libertad y el empeño de ser defensores de realidades que esperan de nosotros el orgullo de pertenecer a una promesa que no decae. Gracias por acompañar un sueño más", concluye Susana Rinaldi. Para Nora Massi una idea resuelve la esencia del ciclo: "Hay que enseñar y entretener, acaso esa sea la finalidad del teatro de la humanidad". Comedia y drama, dos carátulas de un mismo teatro que ya cumplió sus jóvenes 70 años.
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