Larrea, ese gran director de orquesta
El popular locutor y animador rescata lo mejor y lo peor del tiempo pasado y presente de la radio
La tan acuñada frase "la magia de la radio" parece hacerse realidad con la puesta en el aire de cualquier emisión de "Rapidísimo", el ciclo que, de lunes a viernes de 10 a 13, por Radio Rivadavia (AM 630), conduce su creador, Héctor Larrea. Este auténtico referente de la radio lleva 40 años de trayectoria y 34 ininterrumpidos en el liderazgo de este programa que lo encuentra nuevamente en la emisora donde alcanzó sus momentos de mayor repercusión y popularidad: Radio Rivadavia.
Ingresar en el estudio mayor de la emisora de Arenales al 2400 y observar cómo Larrea realiza su tarea es casi como asistir a la labor de un gran director de orquesta, por la concentración que pone en cada instante para ir alternando los columnistas, la tanda, la información, la música, el humor y sus esperadas reflexiones, que siempre finalizan con el acuñado y esperado slogan: "Para celebrar la vida".
"La música es todo en mi vida -dice, en el comienzo de la entrevista con LA NACION-. Yo tengo un concepto musical de todo y por esa razón me da mucha pena que se exhiba tan poco en la radio de hoy, y cuando digo música me refiero a la universal y a la popular. Un programa es como una orquesta, con un director, que vengo a ser yo, que debe estar atento a todos los movimientos y cuidar a cada uno de los solistas, y por esa razón tiene derecho a pedir que todo suene afiatado y en armonía. Para esta tarea hay una regla de hierro que siempre impuse: el inalienable respeto por el que está haciendo su trabajo. Y el clima que reina en el estudio lo ratifica: es de gran cordialidad y alegría."
El equipo que rodea a Larrea en su espacio está integrado por Jorge Marchetti, autor, creativo y guionista de humor, que desde hace largo tiempo participa en el micrófono con los personajes de Gladiolo y Cátulo. Es el más estrecho colaborador del conductor desde lo operativo. La locución está a cargo de Norma Aguilera; María Luisa Conforte en información general, Paulino Rodríguez en economía, Oscar Muiño en política, Jorge Vaccaro en espectáculos, Roberto "Bobby" Rial en la crítica cinematográfica, Marcelo Casares en deportes, el doctor Carlos Graschinsky con los temas médicos y el humorista Alejandro Gardinetti.
-¿Qué ha cambiado en "Rapidísimo" desde sus inicios?
-La esencia sigue siendo la misma, pero ha sufrido las mismas modificaciones que la sociedad en general, en especial en el aspecto económico; ahora todo está más acotado, más modesto, pero en lo personal yo siempre pongo la misma energía, entusiasmo y humor que cuando comencé, allá en 1969, en Radio El Mundo (Maipú 555), y mantengo el viejo romanticismo que me llevó a compartir con la gente circunstancias y sensaciones que a mí me llamaban la atención, y casi inmediatamente comprobé que la gran mayoría sentía lo mismo. Esta semana, sin ir más lejos, con los días nublados y lluviosos recogí tantas anécdotas preciosas referentes a la sensación que este clima provoca y que sólo puede registrar la radio. Si me piden una definición de "Rapidísimo" digo que va al plexo solar, a las emociones válidas que, pese a los cambios económicos y sociales, siguen siendo las mismas. Quizás el ingrediente más importante, y lo quiero destacar, sea la cuota de humor que siempre tuvo. Yo entrevisté a historiadores para saber cómo se sobrellevó la vida en Europa durante las guerras y la respuesta fue siempre la misma: humor, entretenimiento y relax. No olvidemos cómo viajaban al frente de batalla, actores, músicos y cantantes para brindar alegría y esparcimiento a los soldados. La radio debe dar servicio, si no le es útil a la gente no sirve, y en estos tiempos de cólera hay que poner un paréntesis a toda esa carga de información que expresa dolor, incertidumbre, bronca, insatisfacción, del día a día. Recuerdo que una de las épocas más difíciles en la conducción fue durante la Guerra de las Malvinas. Algunos se quejaban: ¿cómo pueden hacer humor cuando los jóvenes se mueren en las islas? Me mantuve firme y no me arrepiento. Pienso que ayudé a hacer más digeribles esos momentos tan dolorosos.
-Muchos humoristas trabajaron con usted a lo largo de este ciclo.
-Para dar algunos nombres: el Soldado Chamamé, Luis Landriscina (cinco años), Mario Sánchez, Jorge Porcel, Osvaldo Miranda (realizó pasos de comedia), Raúl Rossi puso en el aire libretos de Wimpi, Carlos Russo, Norman Erlich y, por supuesto, Víctor Harriague con el Dr. Pueyrredón Arenales, una creación de Horacio Scalise y Jorge Marchetti. A decir verdad, siempre soñé con tener un equipo propio de guionistas.
-¿Cómo vive el fenómeno de ser tan reconocido y admirado por las nuevas figuras de la radio?
-Ese reconocimiento tiene mucho que ver con sus recuerdos de infancia o adolescencia. Crecieron escuchándome (sus padres lo hacían) y al estar ligados a ese período tan particular de sus vidas lo exageraron y lo redimensionaron. Pero hay algo que para ellos tiene el mismo significado que para mí: ir a trabajar a la radio es una fatalidad. Lo cierto es que los admiro, y mucho. A Lalo Mir (me sorprende además por la energía que tiene para hacer dos programas diarios) y Mario Pergolini hay que agradecerles lo que hicieron por la radio. A través de sus programas ya no hay diferencias entre AM y FM y los dos hacen muy buen periodismo. En cuanto a la música, a Bobby Flores no hay con qué darle. De Andy Kusnetzoff me parece un hallazgo cómo encontró su target en la FM. También admiro a Fernando Peña, un actor con una imaginación impresionante, fundamentalmente por su creación de Milagritos López, que es el colmo de la sensatez y de cómo ésta puede subsistir junto a los otros personajes tan zarpados que salen de la cabeza y de la inteligencia de Peña. Pero debo señalar que también Dolina me parece un imprescindible en la radio; me encanta "Todo con afecto", de Alejandro Apo, y sin duda Ari Paluch, por ese estilo tan singular de ejercitar el periodismo radial. La radio para mí es tan necesaria como el aire para respirar. A través de la radio encontré amigos, como el Dr. Cahe, a cantantes de la talla de Alfredo Krauss, Plácido Domingo o Pavarotti, también a Andy Warhol, o a artistas plásticos como Berni y Soldi. La radio me permitió conocer Europa, cuando recibí el premio Ondas, en el 71. Y este romance ha crecido a nivel casi patológico.
-Con 40 años frente al micrófono, ¿qué balance hace de lo mejor y lo peor en lo que va de ayer a hoy?
-En la actualidad creo que la radio debería cuidar un poco más el lenguaje, para cambiar la circunstancia cultural; no me importa una palabra fuerte si está bien colocada. Pero se confunde en muchos casos la naturalidad del bar con la radial. Y como hay mucha gente sin experiencia desconoce los límites. Entonces en muchos casos a un buen programa de una emisora sigue uno de aficionados. No hay que trastrocar diversión con naturalidad o espontaneidad. No todos son capaces de improvisar y entretener durante varias horas. A veces hay muchas palabras y poca esencia, y la radio se caracterizó siempre por ofrecer contenidos. Otra carencia de la radio hoy es la música; por eso rescato a la gente de la Rock&Pop, porque ha encontrado ese delicado equilibrio. Otro elemento importante que diferencia es el bagaje cultural que tenía la gente de la radio de hace 40 años. Antes, para ingresar en una radio había que ser locutor, después se pasaba a ser animador y de allí en más prácticamente se seguía una carrera. Hoy, un joven considerado "piola" es puesto a conducir un programa en FM. Recuerdo lo que sabían animadores como Iván Casadó o Ignacio de Soroa, que conducían ciclos de preguntas y respuestas. Mi gran referente por siempre y para siempre es Antonio Carrizo, y Ricardo Jurado, la voz comercial más importante de toda su historia. Reconozco que el gran cambio e innovación que se produjo en la radio actual fue el desembarco de los periodistas provenientes de la gráfica, en su mayoría, o de este medio, pero con el mismo criterio y razonamientos honestos. Ahora desaparecieron antiguos géneros, pero surgieron los periodísticos, que casi son mayoría, y está muy bien, porque responden a nuestra actualidad, pero me parece que se necesita alguno que otro espacio para la reflexión.
-¿Alguna asignatura pendiente?
-Siempre la música, que desgraciadamente en estos tiempos de tanta información muchas veces queda relegada. De todos modos, en más de una oportunidad desplazo una nota o un móvil para escuchar un buen tema. Me gustaría conducir (y sin ganar plata) un ciclo netamente musical: para escuchar jazz, tango, flamenco y ritmos africanos o del Caribe. En fin, poner en el aire todas esas curiosidades y genialidades de los conocidos y otros no tan difundidos, porque yo nunca hice ni haré marketing con la música.
En la despedida no podemos dejar de preguntarle si volverá a la pantalla chica. Se sonríe de una manera casi pícara, y de mentira a verdad podemos intuir que Larrea volverá pronto a la TV a través de una destacada señal de cable conduciendo un ciclo sobre figuras de la música universal. Y también allí volverá a tomar la batuta para dirigir otra gran orquesta.
Por adentro
La producción: el grupo lo lidera un histórico de Rivadavia: Roberto Risso, acompañado por Mariano Midaglia, Santiago Tapia y Lorena Olaya.
Operación técnica: Gerardo Grimaldi (el tano), un hombre con eficaz trayectoria que trabaja junto a Juan Manuel de Anta, coordinador musical.
La música: la selecciona el propio Larrea, y también es de su autoría la cortina musical.
Flashes especiales: Martín Cavallero y Carlos Casal.
Los móviles: Patricia Pinela, Gustavo Gordonás, Daniel Domínguez Cartier y Juan Mascioli. El informativo está a cargo de Alejandra Arestizábal y José Miranda Lugano.
Humor: Larrea protagoniza dos momentos especiales: Héctor Bedoya, un presentador de una cadena latinoamericana de noticias, y "Argentina 2030", con los recuerdos de un viejo locutor... que ha perdido la memoria.
Llamadas y mails: alrededor de 200 llamadas diarias y 20 a 30 mails por día.
Target: de 35 años en adelante.
La competencia, de 10 a 13
Rating
- Radio Diez: 29,59
- Radio Mitre: 29,15
- Radio Continental: 9,79
- Radio Rivadavia: 8,71
- La Red: 7,04
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