"Tenemos la teoría de que nos pusieron juntos para que nos lleváramos mal", dicen Di Natale y De la Puente sobre su consolidada dupla radial
Los ex CQC pasaron a conducir la segunda mañana de una Rock & Pop que, tras su venta al grupo Fénix, quiere resurgir de las cenizas tras años de crisis artística y económica
"¿Sigue al aire la Rock & Pop?", le preguntaron varias veces a Eduardo de la Puente. La radio que marcó a una generación, moldeó el inconsciente colectivo de la música en la Argentina y revolucionó los medios locales por su estética y su discurso descontracturado padecía el olvido de buena parte de los oyentes y el abandono del Grupo Veintitrés, que la dirigía. Ahora que la FM 95.9 pasó a manos de la productora de recitales Fénix Entertainment Group, pasó también "la tormenta perfecta", según advirtió Juan Di Natale desde su cuenta de Twitter, y llega la calma. Ahora, dicen, hay lugar para la ilusión: un renacimiento del espíritu de aquella vieja y querida Rock & Pop, con más de 30 años de recorrido y que en los años 90, su época dorada, supo hacer oír a millones a íconos como Lalo Mir, Mario Pergolini, Bobby Flores y Elizabeth Vernaci.
Algo está cambiando en Conde 935, desde donde transmite la emisora fundada por Daniel Grinbank. El colorido auto de Roberto Pettinato, estacionado cerca de la entrada, aporta la primera pista: la flamante programación incluye en su grilla al ex Sumo, que saldrá al aire de 15 a 18. A De la Puente y Di Natale les han encomendado nada menos que el horario matutino central para su programa No vuelvas, que conducen junto al versátil humorista Damián Árabe Ramil, la misma franja horaria que ocupó el hito radial ¿Cuál es?
-¿Cómo están transitando estos tiempos de cambios?
Juan Di Natale: Con ilusión y entusiasmo, porque veníamos muy castigados, así que agradecemos el cambio de dueños y este horario central.
Eduardo de la Puente: -¡Cómo habremos estado que nos contentamos con que las cosas estén como deben estar! Sin ningún tipo de lujo ni agregado. Venimos de un manoseo y un maltrato tan grave que nos tiene contentísimos estar con gente que tiene la radio por la radio y no como un negocio más que sea funcional para otra cosa. No es lo mismo un tipo que labura con medios o que ama el espectáculo a uno que hoy tiene una radio y mañana tres supermercados chinos. Parece una obviedad, pero eso se va sintiendo tanto en la artística como en el aspecto humano. Se nota.
Entonces ¿éste podría ser el renacimiento de la Rock & Pop?
De la Puente: -Absolutamente, es un renacimiento. No llegaron a matarla porque la marca es Rock & Pop, pero estuvieron cerca.
¿Cuál fue el peor momento?
Di Natale: Creo que hubo dos: la salida del grupo Moneta y la entrada del Grupo Veintitrés, que fue dramática, por el levantamiento de programas, la mudanza y la construcción de un muro que nos dejó sin salida a un pulmón de manzana.
De la Puente: Laburar cuatro meses sin cobrar no me había pasado jamás.
Di Natale: A mí tampoco.
De la Puente: -Tenemos la teoría, confirmada por algunos, de que en realidad nos pusieron juntos para que nos lleváramos mal. Éramos los dos únicos históricos que quedaban de la radio. Si vos armás una programación, ¿qué hacés? Los separás y los ponés en un horario más o menos central.
Di Natale: No de 16 a 19.
De la Puente: Después nos quisieron separar, pero yo encontré la persona con la que quiero trabajar.
Unidos por el espanto
De la Puente y Di Natale cruzaron miradas por primera vez en el set de La TV ataca, pero la proximidad del compañerismo les llegó con CQC. Entonces, el trío televisivo orquestado por Mario Pergolini funcionaba a la perfección. El humor se presentaba en todas sus formas: negro, ácido, chabacano y audaz. La química generada entre ellos atravesaba la pantalla de televisión donde perseguían a políticos y figuras públicas. Dicen que compartían mucho en aquellas reuniones creativas, cuando eran sólo un puñado de personas.
Los últimos reproches dirigidos elípticamente hacia Pergolini, que llegaron hasta peleas mediáticas (por los problemas económicos y la partida de las grandes figuras de la Rock & Pop), dejan en evidencia la evaporación de ese potente trío, que ahora se consolida como dupla. Codo a codo y espalda contra espalda, a De la Puente y Di Natale los unió el espanto para atravesar lo que llaman "la edad oscura" de la emisora rockera. Los históricos conductores narran su resistencia y su relato presenta la épica de una batalla. Y hoy en día el campo de lucha es Twitter.
Ambos son activos en Twitter, donde expresan sus opiniones. Cuando lo hacen, ¿responden a un impulso o son acciones meditadas que buscan provocar?
Di Natale: No rompería la magia (risas).
De la Puente:Un poco y un poco. Es una herramienta fantástica para la promoción. Le estoy encontrando la vuelta por el lado del humor y para estudiar sociológicamente a la masa. Hay susceptibilidades que son maravillosas. Hay una falta de respeto absoluta a la que no adhiero, pero me parece fantástico que exista. Se plantean certezas desde la nada misma. Un par de veces he prendido el petardo y me he tirado para atrás a ver qué pasaba. Es muy divertido. No me sirve de catarsis, si bien a veces tengo bronca y la expreso por ahí.
Di Natale: Abrí la cuenta hace un par de años en el momento en que supe que iban a levantar el programa de radio y no sabía si iba a seguir trabajando. En estos tiempos difíciles fue el modo que teníamos de llamar la atención sobre lo que se estaba viviendo en esta radio. A quienes queríamos molestar les molestaba mucho más un tuit que lo que dijéramos al aire, porque simplemente no nos escuchaban. Twitter tiene una capacidad de amplificarlo todo. La onda expansiva es imprevisible.
Las suyas son frases con una dosis de misterio, donde no figuran ni nombre ni apellido.
Di Natale: -Justamente, para cuidarnos. Hay cosas que uno no puede imputarle a una persona porque del otro lado hay alguien que tal vez tiene recursos para arruinarte.
De la Puente: -Me lo dijeron una vez: "¿Por qué no ponés nombre y apellido?". Le respondí: "Si vos me pagás los mejores abogados del país para defenderme, te los doy". Cuando opiné, fue por la imposibilidad que tenía de descargarme ante este micrófono. Así que me descargué un poco por ahí.
Di Natale: -Hay que tener en cuenta eso: estos micrófonos no son nuestros. El único lugar nuestro, propio, y del que nadie puede reclamarnos nada, es una cuenta de Twitter o cualquier lugar que sea personal. Acá no se podía.
-Los dos llevan más de veinte años haciendo radio. ¿Qué es lo que más disfrutan de este oficio y qué es lo que aún les cuesta?
De la Puente: En mi caso, depende de las condiciones. Ahora no me cuesta nada; disfruto todo. Es una fuente de placer absoluto.
Di Natale:Durante el verano hubo momentos en que poníamos latas, piezas grabadas, sólo porque realmente no estábamos en condiciones de ofrecer lo que teníamos que ofrecer. Lo que más disfruto son estas charlas en la mesa con Eduardo y con el Árabe (Ramil). Charlas que se van enriqueciendo.
De la Puente:Son charlas que no las tenés con amigos. No salen así.
Di Natale: Acá adentro no nos cuesta nada. Es el mejor trabajo del mundo. Lo mejor de la etapa oscura de la que venimos fue la libertad que teníamos para poner música. A nadie parecía importarle. Eso debe haber sostenido la radio: saber que no vas a escuchar 20 veces la misma canción en medio de todo esto.
¿Cuál es la mejor entrevista que hicieron juntos?
Di Natale: Tuvimos lindas. La de Javier Martínez fue buenísima. Nos dimos gustos porque a nadie le importaba ni nos decían: "Éste no puede venir". Vino Glen Matlock, ex integrante de los Sex Pistols: cantó acá con una criolla y le hicimos coros.
De la Puente: La entrevista con Esperanza Gómez, la actriz porno colombiana, también estuvo bien. Ella estaba en su mejor momento. Tenerla ahí, sentada, hablando?
Di Natale: Vestida (risas).
De la Puente: Claro. Eso era lo bueno.
Di Natale mira el reloj y se disculpa porque se tiene que ir. El conductor por más de 15 años de otro clásico de las tardes radiales, Day Tripper, se despide diciendo que suscribe todo lo que pueda opinar su compañero.
¿Cuál es el límite del humor?
De la Puente: -No hay límites. Soy partidario del humor políticamente incorrecto. El único límite lo puede poner la sensibilidad reinante. Se caen las Torres Gemelas y nadie va a hacer un chiste, pero al día siguiente, sí. Hacer humor sirve para descomprimir, para atravesar ese dolor también.
¿Quién te hace reír?
Me estoy riendo mucho con los late night shows. Me río mucho con Conan O'Brien. Les envidio fundamentalmente la producción. Jimmy Fallon es otra bestia. ¡Tienen tanta chapa los tipos! El humor británico me gusta mucho. Los tipos son sutiles hasta con lo más grosero del mundo. Me fascina. Acá no existe cultura de cameo y no existe cultura del autorridículo. Vos ves el Roast de Charlie Sheen y es buenísimo. Creo que por eso hay una escasez de humor en la TV argentina. No nos reímos de nosotros mismos. Haría un Roast con la Xipolitakis. Eso es algo que nos gusta mucho de las entrevistas que hacemos acá en radio. En algún momento, de parte nuestra, va a venir el palo. Creo que las nuevas generaciones se permiten joder con ellos mismos.
¿Es difícil el músico como entrevistado?
Si te ofendés, no entendiste nada. No te doy pie para que te ofendas. Una relación hermosa que tengo es con la Bersuit. Cuando sacaron el penúltimo disco, arranqué diciendo: "Por fin sacaron un disco que casi me gusta". Y después nos reímos. Aunque no me guste lo que haga, no dejo de respetar al músico. La cuestión del gusto es inapelable. El tema es cómo se expresa esa opinión. Después de años y de conocimiento, puedo tener charlas distendidas con los músicos y bardearlos, y que me bardeen. Ayer vinieron Las Pelotas y estaba sonando no sé qué tema y dije: "Esto me hace acordar al sonido pop británico de los años 80", y Germán Daffunchio entró a mirarme, y le respondí: "No te dije que estabas afanando". Tiene que ver también con una cuestión generacional. Por ejemplo, crecí con los Soda Stereo, nos conocemos. Entonces, si estuviste en casa en situaciones lamentables, después no la careteemos. La obsecuencia con los músicos me parece deleznable.
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