La AM insiste en cubrir el aire con demasiadas palabras
La radio que siempre fue esa maravillosa fusión de música y palabrashoy parece haberse olvidado de ese dueto que la hizo trascender. En las AM existe un exceso de comentarios, editoriales, entrevistas, separadas en la mayoría de los casos tan sólo por cortinas musicales que generalmente responden a los últimos hits que mandan las discográficas y se escuchan casi en cadena nacional.
En este año electoral, y no sólo en los horarios matutinos sino también en la franja vespertina, donde la audiencia está más dispuesta a escuchar música, no son pocas las veces que los oyentes sienten como un verdadero bombardeo de noticias políticas y policiales. La práctica que parece haber abandonado la AM es que estas noticias lucirían mucho mejor separadas no sólo por un tema clásico de los Beatles o el leitmotiv de una película muy recordada como El golpe, Top Gun y Nothing Hill. Un clásico de Sinatra estimula y sienta bien, un vals vienés, con el recuerdo de cómo se festeja en las fiestas de casamiento, aunque suene old fashion, así como también los clásicos de las comedias musicales y ni que decir de los románticos boleros .Y por qué no, Mozart o Tchaikovsky. "Rapsodia bohemia" (Queen) siempre predispone bien. Y Gustavo Cerati también. En verdad, si se trata de las artes, cabe aplicar esa frase siempre vigente: para novedades, los clásicos.
Lejos de los maestros
En lo que a la música nacional respecta, casi no forma parte de la AM. En un paneo por el dial son escasas las oportunidades que nos cruzamos con folklore o tango.
Lo más paradójico del caso es que la gran mayoría de los conductores radiales, cuando hablan de sus maestros, mencionan a Larrea, Carrizo, Fontana, Mareco, Calviño, Guerrero Marthineitz y Badía, que concretaron verdaderos shows radiales con esa maravillosa combinación de palabras y música, en la mayoría de los casos, elegida por ellos mismos.
Quizás en este aspecto debe mencionarse también la tarea de los directores de las emisoras, quienes además de armar la línea periodística deberían marcar lineamientos respecto de la programación musical de su radio, cuya dirección ejercen. Cabe destacar que los ciclos dedicados a la música miden bien sobre todo cuando están bien producidos.
Respecto de las FM, si bien algunas están muy volcadas a lo periodístico, el oyente festeja algunos toques de buena música. Y las auténticamente musicales (que responden a su target) prácticamente disfrutan de las mieles del éxito (léase rating) y de tener una programación que respeta la línea elegida y celebra a sus fieles oyentes.
La buena música es parte importante de la cultura, todos queremos oírla. En radio puede abrir un debate, ilustrar el recuerdo de cómo se compuso un clásico, un tema de una película muy recordada, un musical o simplemente pasar un estreno. Entonces, estimada y querida gente de radio, a quien le caiga el sayo que se lo ponga.
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