Julián Weich y Maby Wells, juntos otra vez: “Estamos en paz, relajados; el vértigo ya lo pasamos”
Los conductores, que comparten un ciclo radial, recuerdan anécdotas de ese éxito televisivo que fue Sorpresa y media
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Las mismas ganas, el mismo entusiasmo, la misma complicidad. Pasaron veinticinco años desde que hicieron juntos Sorpresa y media, y ellos están iguales. O casi. “Estamos ‘bien maduros’, no en el sentido que estamos ‘podridos’ sino que maduramos bien. Los dos tenemos nuestras vidas, nuestras familias, tuvimos nuestro éxito. Hoy solo queremos pasarla bien”, dice Julián Weich mirando con una sonrisa cómplice a su compañera Maby Wells, que completa: “Estamos en paz, relajados, el vértigo ya lo pasamos. Yo me siento más calma, sabiendo qué quiero hacer y qué no”.
Y lo que Maby y Julián quieren es volver a hacer radio juntos. Después de una experiencia en Rock & Pop durante 2020, la dupla se reúne nuevamente en Otra vez juntos, magazine que va de lunes a viernes de 10 a 13 por La Uno 103.1 y que nació con un objetivo compartido: “Queremos pasarla bien, que esto funcione y que sea una fuente de trabajo para mucha gente. La idea es informar, pero también acompañar y entretener a la gente intentando a la vez generar un espacio de sentido común. Vivimos la misma realidad que ellos, en el mismo país. Nos pasan las mismas cosas”.
-Una fórmula que remite a lo que transmitían en la época de Sorpresa y media.
Julián Weich: -Claro, porque en aquella época tampoco aparentábamos nada, éramos lo que éramos y el resultado era muy noble. Entregábamos premios de verdad, y lo mostrábamos para que la gente creyera en el programa.
Maby Wells: -En Sorpresa… todo era auténtico. Los errores, las tentadas, nosotros. Como íbamos en vivo nos pasaba de todo, yo rompí una mesa, otra vez se cayó un camarógrafo mientras iba grabando, a una persona lo sorprendimos con la familia en un cine, y se desmayó. Pero nosotros no éramos divos. La gente nos veía como si fuéramos sus hijos, sus primos. Gente común. Incluso muchos creían que Julián y yo éramos hermanos. Nos pasaba hasta con los anunciantes, que mandaban cosas para mí a la dirección de Julián pensando que vivíamos en la misma casa. La confusión sigue hasta hoy y aprovecho para aclararlo: no, no somos hermanos (Risas).
-¿Recuerdan el momento en que tomaron conciencia de que estaban haciendo un suceso?
MW: -Yo sí. A mí no me conocía nadie, en ese momento hacía noticias en el cable y entré a Sorpresa y media por un casting. Pero al otro día de comenzar estaba en el shopping y dos mujeres se acercaron a pedirme un autógrafo. Incluso se pararon al lado mío y se comparaban para ver si yo era petisa o alta. No entendía nada. A partir de ese momento, cada día que pasa en el colegio de mis hijos, en el supermercado o donde sea siempre hay alguien que me dice “A mi tía le cumpliste el sueño” o “Junté plata para un viaje con los dos pesos”.
JW: -En las redes también pasa un montón, que te escriben hablándote de sueños que les cumplimos. Por lo general me acuerdo, pero hace poco alguien me dijo que yo le había cumplido un sueño con Bob Dylan, y yo le dije que estaba equivocado. Pero me mandó el video y resultó que tenía razón. Fueron muchísimos sueños que cumplimos en los cinco años que duró el programa.
-El juego del billete de dos pesos que mencionabas marcó un momento único en la historia de la televisión.
MW: -La gente ahorraba juntando los billetes y aunque no ganaba con esa plata, a lo mejor le pagaba la fiesta de 15 a la hija.
JW: -En muchas concesionarias me decían que iban a comprar autos cero kilómetro y a la hora de pagar ponían arriba de la mesa la bolsa con los billetes de dos pesos. Inclusive tuvimos problemas con el Banco Central.
-¿Con el Banco Central?
JW: -Sí, nos mandaron una carta documento pidiendo que dejáramos de hacer el juego porque habían desaparecido los billetes de dos pesos. Nosotros seguimos, pero pasando a jugar con la serie de los billetes, que creo que en ese momento iba de la A a la F. Igual en definitiva fue lo mismo.
-¿Por qué creen que con los años se convirtió en un programa de culto, y todavía hoy se toma como referencia?
MW: -Era un programa hecho con buena onda, con energía positiva.
JW: -Nosotros primero cumplíamos el sueño y después veíamos cómo lo televisábamos. No es que armábamos un sueño para el público. Lo que más nos interesaba era hacer lo mejor para esa persona, en ese sentido éramos muy respetuosos. Estábamos los siete días de la semana trabajando para el programa que salía en vivo los domingos. Una vez nos entregaron un Martín Fierro, y yo durante la entrega sorprendí a un grupo de formoseños que se iban a jugar al rugby a Nueva Zelanda. Y muchas cosas las hacíamos también fuera de cámara, especialmente cuando se trataba de temas de salud. No nos interesaba mostrar eso, incluso sabiendo que nos habría dado incluso más rating.
-¿Podría volver a la televisión actual un formato como el de Sorpresa y media?
MW: -No. Primero por los costos. Ya en aquella época fue muy caro, pero se podía pagar. Imaginate que nosotros teníamos todas las semanas dos o tres equipos alrededor del mundo dando sorpresas. Hoy es imposible y no solo por la pandemia. Además creo que la gente está un poquito descreída.
JW: -Además ¿cómo hacés para guardar un secreto? Con el avance de la tecnología, hoy verían la camioneta y en 30 segundos estaría la foto en las redes. “Me dijo un amigo que te van a hacer un sueño”, se escribirían por WhatsApp. A nosotros nunca nos deschavaron un sueño, en realidad nos pasó una sola vez, y nuestro “castigo moral” fue cumplirlo pero no pasarlo al aire.
-¿No es raro que con tanto éxito después hayan estado veinte años sin trabajar juntos?
JW: -No tuvimos propuestas posteriores para hacer algo juntos. Para mí los ciclos televisivos son como el colegio, vos terminás y se cumplió. Fueron esos cinco años y listo.
MW: -Además a mí me sirvió no seguir trabajando con Julián porque también me permitió crecer en la profesión, hacer otras cosas. Tampoco somos de forzar las cosas, agarrarnos de algo porque nos fue bien. Las cosas se tienen que dar naturalmente, está bueno que sea así.
-¿Y cómo se produjo el reencuentro?
JW: -Primero nos encontramos en una carrera de UNICEF conduciendo, no nos veíamos desde hacía un montón y fue como si no hubiera pasado el tiempo. Después en un evento conocí al marido de Maby y pegamos buena onda. Charlando de otras cosas me contó en qué estaba ella y ahí se me ocurrió llamarla para hacer un programa juntos.
MW: -Era plena pandemia. Estaba encerrada en casa con los chicos, me llama Julián y me dice: ‘¿Querés hacer radio?’. Mi respuesta fue inmediata: “Sí”. No le pregunté ni dónde, ni cómo, ni cuánto. Nada.
-Los dos quedaron muy asociados a las acciones solidarias y al trabajo social. Y en tu caso, Julián, potenciado por la iniciativa que llevás adelante con tu marca Conciencia, ¿cómo repercute esto en la vida cotidiana de ambos?
JW: -De muchas maneras. Se trata de hacer el bien, de dar un mensaje que ayude al otro. A veces no es cuestión solo de donar, sino de buscar eso.
MW: -Claro, es como un intercambio. Yo te puedo dar algo que vos que estás necesitando y eso a mí me genera un bienestar, entonces yo también salgo ganando.
-¿Este espíritu también será parte del nuevo programa de radio?
JW: -Por supuesto, porque el concepto de usar un medio de comunicación para el bien lo tenemos los dos. Yo no diría conscientemente nada al aire que pensara que le puede hacer mal a otra persona o que no suma. Es muy fácil estar tres horas en radio hablando boludeces y riéndonos, pero en algún momento es importante dar un mensaje. Si lo que hacemos no tiene impacto social, para mí no tiene sentido; queremos que el programa deje algo que incentive al otro. Yo busco eso en todo lo que hago.
-Y en un año tan marcado por la política, ¿cómo van a trabajar la información?
JW: -No nos queremos meter en política porque no queremos entrar en temas que dividan a la gente. A veces solo opinando se genera una grieta natural de la que no nos interesa formar parte. Vamos a dar información pero sin “meternos” en la noticia, es decir no se trata de opinar sobre si los doce años a Lázaro Baez están bien o están mal. Pero la información va a estar porque es lo que nos atraviesa a todos cuando nos levantamos y leemos el diario o entramos a Internet, parte de lo cotidiano. No tenemos la necesidad de ganarle a nadie pero queremos hacer las cosas lo mejor posible.
Agradecimiento: Restaurant Malloy’s, Sebastián Elcano 1718, Martínez.
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