Jorge Lanata reveló el motivo por el que no le gusta que lo saluden por el Día del Amigo: “Es insoportable”

En una jornada especial para la mayoría de los argentinos que celebran la amistad, Jorge Lanata contó por qué detesta que lo saluden por el Día del Amigo, que se festeja todos los 20 de julio desde 1969, fecha en la que el primer hombre pisó la Luna.

“Odio a la gente que me llama por el Día del Amigo, la detesto profundamente, porque el 98.6 por ciento no son mis amigos, pero te mandan mensajes”, dijo el conductor de Lanata sin filtro (Mitre), un poco en broma y otro poco en serio, durante el pase de su programa con el de Marcelo Longobardi, quien se encuentra de vacaciones y en cuyo reemplazo fue convocado el periodista Pablo Rossi.

“Hoy no es el día de los que quieren ser mis amigos, hoy es el Día del Amigo. Los que son amigos gracias a Dios no me mandan mensajes y por eso los quiero, porque son mis amigos”, dijo Lanata y pasó a explicar que, en realidad, “todo el mundo” lo llama porque su teléfono se viralizó en Internet.

“A mi celular llama todo el mundo, es insoportable. Odio los emoticones también. Son como los adjetivos cuando escribís; cuando está bien usado, hay que usar uno solo, no hacen falta tres, si ponés tres emoticones es porque no supiste encontrar el correcto”, dijo.

Y agregó: “A mi me llama todo el mundo porque mi teléfono se viralizó en Internet, entonces de golpe, 3 de la mañana, me hacen videollamada grupal unos pendejos rompiendo las pelotas. Y para bloquearlos tengo que agendarlos, entonces en mi agenda hay ‘imbécil 1’, ‘imbécil 2’, ‘imbécil 3’”.

Sin embargo, el periodista aclaró que no todos los casos de llamadas o mensajes de WhatsApp desde números que no tiene agendados son iguales. “Es muy común también que te mande un mensaje un tal Raúl: ‘mi papá es fan tuyo y hoy es su cumpleaños’; entonces sí, le mando un mensaje, me la paso mandando esos mensajes, pero está bien, si para la gente es importante no tengo drama en hacerlo. No me molesta, sí me molesta cuando te invaden el domicilio”, remarcó.

En ese sentido, dijo que el cariño de la gente “es lindo, pero tiene que tener ciertos límites”, y recordó las épocas cuando se iba de bares: “Se me sentaban al lado, y eso está mal; si estoy al pedo en un bar, dejame estar al pedo”, finalizó.

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