Incansable, la histórica panelista de Bendita debuta en las tardes de Radio 10 con un ciclo propio, mientras continúa con su labor en Radio Disney y participando del espectáculo teatral de Panam
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“El tono del programa será ameno, divertido, a mi estilo”, dice Edith Hermida en el inicio de la charla con LA NACION, entusiasmada con el debut de Mejor que hablen, el programa que conducirá desde este lunes de 14 a 16 por Radio 10. “La AM, y sobre todo esta AM, se manejan con mucha información, con lo cual el horario que me toca permite la distensión entre tanta actualidad. Por supuesto, tendremos los noticieros cada media hora y habrá móviles en la calle, algo que me gusta mucho, pero el tono será muy distendido, muy diferente a lo que sucede en la primera mañana”. En Radio 10 la acompañarán Rodolfo “Gringo” Cingolani, Alejandra Quevedo, Federico Gentile y Carlos Sturze. “Es un equipo muy lindo de grandes profesionales, eso me provoca algo de nervios”.
La locutora, presentadora y periodista abre el living de su departamento de Parque Chacabuco y ofrece algo caliente para tomar. Coloquial y simpática, fiel a esa esencia que despliega en sus trabajos en los medios, donde no ha dejado de estar activa. “Es la primera vez que conduciré un programa de radio de este tipo, estoy muy feliz, así que me quedaré acá hasta que me echen”.
Se podría decir que es una nyc (nacida y criada), catalogación habitual en los pueblos que divide a los oriundos de los que no lo son. En su caso, Parque Chacabuco es ese terruño del que nunca se fue. “Mi mamá vive muy cerca”, dice, mientras mira de reojo las copas de los árboles de ese pulmón verde coqueto y frondoso del sur capitalino, más allá de Flores y Caballito.
“Cuando comencé era muy joven y tenía una fascinación muy grande con los medios. Hoy, a los 52 años, sigue siendo igual”. La trayectoria nutrida y sin interrupciones hace mucho tiempo que la instaló como una cara conocida empática y cercana. En la actualidad, esa constante devoción por el trabajo la lleva a, además del inminente debut en Radio 10, ser una histórica integrante del panel del programa Bendita, conducido por Beto Casella y animar las mañanas de Radio Disney. “Le pongo todo a cada cosa que hago. Me puede salir bien o mal, pero nadie puede decir que no lo intenté. Hace 16 años que estoy en Bendita y, a pesar de todo lo que puede pasarme en la vida cotidiana, jamás estoy mal haciendo el programa”.
-Sos una de las caras históricas del formato.
-Ingresé en el segundo año del programa. Me convocó Diego Toni en un momento en el que la mayoría de los panelistas habían arreglado otros proyectos porque parecía que Bendita se levantaba.
-No es sencillo estar al aire, en vivo, durante 16 años consecutivos. ¿Cómo te atravesó la vida esa permanencia y cómo equilibrás el tono simpático del programa con los inevitables problemas personales que son parte de la vida?
-En general, a mi vida personal le pongo humor. Puedo estar llorando junto a mis amigas y largar una carcajada. Si estoy triste hasta me puedo reír pensando en la causa que me pone así. Incluso, me gusta hablar sobre la muerte, vivo la vida pensando en la muerte, me parece que es bueno. La muerte forma parte de la vida y la vida forma parte de la muerte, es algo que tengo demasiado presente. Vivo la vida como si me fuese a morir mañana, exploto la tarjeta, no me importa nada.
-¿Tenés la tarjeta explotada?
-Sí, pero nunca gasto más dinero que el que ingresa.
-No te endeudás.
-Jamás. Si gano más, gasto más. Cuando ganó menos, achico los gastos. Ahora que voy a tener el sueldo de Radio 10, ya estoy pensando en qué voy a gastarlo.
-¿En qué lo vas a gastar?
-Voy a festejar el Día de la madre en Iguazú, con mi mamá. Hace poco estuvimos en Purmamarca, ya que mi idea es conocer todos los destinos turísticos del país.
-¿Qué lugar te falta?
-Aún no viajé a Puerto Madryn, no fui a ver las ballenas.
-Volviendo al tema de tu vínculo con la muerte, ¿qué reacciones hay en los demás cuando te referís a eso?
-Mi hermana me pide que me calle, pero yo creo que hay que naturalizarlo.
-La muerte es la única certeza posible.
-Va a llegar, sí o sí.
-Siendo tan joven, causa extrañeza que pienses en la finitud de la vida.
-Antes que muriera mi papá, vivía la vida pensando que éramos eternos.
-¿Cuándo murió tu padre?
-Hace quince años, de manera repentina. Ahí entendí que esto se terminaba, que existía un “game over”; tomé conciencia. Antes, vivía la vida sin pensar en la muerte y eso es un error. Me parece que hay que vivir la vida pensando en la muerte, pero sin dramatizar.
-El refranero popular dice que hay que vivir generando proyectos como si fuéramos eternos, pero transitar cada día como si fuese el último.
-Me parece que es así. En mi caso, tengo proyectos, pero vivo al día y con mucha intensidad el presente.
-Decías que tu padre murió repentinamente.
-Sí, en dos horas se nos fue, como consecuencia de un aneurisma.
-Además de tu relación con la muerte, ¿en qué otros aspectos te modificó su partida?
-Mi papá tenía 72 años cuando falleció y mi mamá ya llegó a los 83. Cuando se quedó sola, me planteé vivir la vida a fondo y, en lo posible, compartir muchos momentos cotidianos y viajes con ella.
-¿Qué viaje con ella recordás especialmente?
-Me dio mucha emoción llevarla a Cuba, ya que era la primera vez que salía del país. Fue lindo ir a hacerle el pasaporte y organizar la salida juntas. Vengo de una clase media baja y los orígenes de mi madre fueron aún más humildes, así que es muy lindo que pueda llevar una vida hermosa y dándose gustos.
Sin divismos
-Manejás un tono muy empático con el público y, a pesar de tu intensa exposición pública, se te percibe cercana, alejada de algunas poses tan habituales en quienes hacen televisión.
-Debería creérmela un poco más, pero no me la creo. No me siento una celebridad, sino una trabajadora del medio. Están las figuras y otros que somos trabajadores, como puede ser un reportero gráfico.
-Pero vos salís a la calle y la gente te conoce.
-Sí, pero se da de manera muy tranquila. No soy Natalia Oreiro o Beto Casella, que va a un shopping y no puede caminar porque todo el mundo lo reconoce. Lo mío es diferente, los que me reconocen, lo hacen con buena onda. No me veo una persona famosa, pero sí muy querida.
-¿Cómo reaccionás ante alguna crítica anónima que puedan hacerte en las redes sociales?
-Me divierte.
-¿Contestás?
-Sí, por supuesto.
-¿Nunca bloqueaste a nadie?
-Si, lo hice cuando me han dicho algo muy heavy, pero, cuando se trata de una crítica, me divierte y hasta puedo intercambiar con la otra persona. Muchas veces les aclaro algún mal entendido, una mala interpretación de algo que dije.
-¿Algún ejemplo?
-Me han dicho “supuse que pensabas otra cosa”. El tema es que si uno piensa distinto del otro, tiene que estar todo bien, pero se instaló la “grieta”, que se da en muchos ámbitos, donde si pensás distinto, el otro se te ofende. No solo tengo amigas que piensan distinto, sino que hasta me permito cambiar de opinión.
-La evolución implica un posible cambio.
-No se puede pensar siempre lo mismo, quien sostiene eso me da un poco de lástima. A mí me sucede que, si tus argumentos me sirven, puedo cambiar de opinión, pero creo que vivimos en una sociedad que no permite eso. Me permito cambiar de opinión, tanto como pedir disculpas, algo que no está tan de moda. Uno puede meter la pata, pero nunca hay mala intención. Lo mismo me sucede al aire.
-¿Alguna metida de pata en Bendita que tuviste que subsanar con disculpas?
-Sí, hubo algunas.
-Te escucho.
-Al aire bardeé una información que dio Lola Cordero y a ella no le gustó. Le tuve que pedir disculpas y ahora le tengo miedo. Lola viene una vez por semana y no es mi intención que se sienta mal, me puedo equivocar, pero nunca será a propósito.
-Se suele subestimar a la televisión sostenida en el panelismo y se argumenta que completa las grillas por su bajo presupuesto. Sin embargo, el del panelista es un rol complejo de ejercer, donde interviene la información, la capacidad de síntesis y la inventiva, entre otros aspectos.
-A mí me encanta ser panelista, es un trabajo que parece fácil, pero que, sin embargo, es muy difícil de hacer.
-Además, requiere de un vínculo muy fluido con el conductor.
-Debe haber feeling, si no se nota la incomodidad. Por otra parte, tenés que poder manejar un pensamiento paralelo que te aleje de lo básico y, si todos van diciendo lo que vos tenías pensado, rápidamente tenés que salir con un nuevo razonamiento.
-Todo eso en vivo y a velocidad.
-Es muy complejo. Si todos dijeron lo que yo quería decir, tengo que pensar algo nuevo, pero que, a la vez, me refleje.
Abstinencias
-Hace pocos días, en el programa PH, te referiste a los extensos momentos de tu vida en los que no mantuviste relaciones sexuales. En una sociedad que sobrevalora y, a la vez, banaliza la sexualidad, aquello fue muy valiente de tu parte.
-¿Sí, te parece? Te miran como bicho raro...
-Existe el tabú en torno a la abstinencia sexual, algo que le sucede a mucha gente, pero que no es dicho en voz alta.
-Siempre fui así, incluso cuando era muy jovencita. Nunca fui mojigata, me gustaba salir con mis amigas, ir a bailar o a recitales, pero no me interesaba desnudarme porque sí. Mi mamá me impartió el mandato de llegar virgen al matrimonio y yo, que a los 15 años me creía mil, pensaba cómo podía ser que valiera por una telita que tenía entre las piernas. En esa época te metían ideas, como “los hombres solo te quieren para eso”. Y yo pensaba que tal cosa no podía ser, cómo me iban a querer solo para eso si yo era bárbara.
-Un razonamiento profundo para una adolescente.
-A los 15 ya razonaba así. De todos modos, como dije, no sentía atracción por desnudarme ante cada chico que se me cruzaba. Quizás me respetaba demasiado. Con los años eso se potenció, porque de grande uno elige más. Ahora, si un chico me gustaba mucho, ahí sí iba para adelante por todo.
-¿Les planteabas estas ideas a tus amigas?
-Sí, claro. Recuerdo que les decía que cuidaran sus cuerpos, que era una posesión de ellas. Yo nunca fui de ponerme en bolas delante de cualquiera, ya que, cuando te desnudás, desnudás parte de tu vida, entonces no me parece que haya que hacerlo indiscriminadamente. Soy así y no busco convencer a nadie con mis ideas.
-¿Padecías los años en los que no mantenías relaciones sexuales?
-No, pero tenés que aguantar las imposiciones de la sociedad y que te pregunten por qué estas sola.
La maternidad
Edith Hermida tiene dos hijas, Paloma de 25 años, que ya se independizó, y Amparo de 12 años. A la primera la crio sola, cumpliendo el rol materno y el paterno. “El papá casi no estuvo presente, Paloma lo conoció de más grande”. Como la vida siempre da sus vueltas y propone sus revanchas, desde hace 14 años está en pareja con Batata, un contador, a quien conocía desde hace años por integrar un grupo de amigos en común. Hoy conviven junto a la pequeña que fue fruto del amor de la madurez. “No me gustan los que tienen mi mismo trabajo, no salí con mucha gente del medio”.
-Volvamos al trabajo, el amor que sentís por Beto Casella, ¿es platónico?
-Yo creo que sí.
-Se percibe un muy buen vínculo en el programa.
-Trabajaría hasta el final de mi vida con él, es un tipo muy cercano. Con él se puede hablar, solo le molesta que faltes, pero tiene razón, los programas deben instalarse con su plantel original.
-El medio es muy competitivo, ¿cómo te plantás antes eso?
-Soy muy relajada con respecto a los protagonismos y cero competitiva, jamás creo que soy la primera que tiene que hablar ni soy de fijarme si enfocan más a otros compañeros que a mí.
-¿Ha habido situaciones de compañeros que se preocupan por la cantidad de paneos de cámara que cosechan o por la cantidad de frases que pudieron meter en un programa?
-Sí, claro, pasa siempre, pero yo creo que te podés destacar sin necesidad de hablar mucho.
-Es decir que tuviste o tenés compañeros que se quejan abiertamente y compiten con el otro en la cantidad de protagonismo.
-Sí, lo hacen saber.
-Ni siquiera existe el pudor de decirlo a viva voz.
-No, lo dicen en voz alta, es algo que se comenta entre todos.
-¿Quién es el que más se queja en Bendita?
-Es una histórica del panel, no debería preocuparse tanto.
-Es una de las más antiguas, pero se preocupa por eso. Termina un bloque y le recrimina a Beto por qué estuvo más tiempo de mi lado que del de ella. Como en el teatro, no hay papeles chicos, con una palabra podés descollar.
A la cantidad de trabajo en los medios, a Edith Hermida se le suma su participación protagónica en Panam y circo, el espectáculo creado por la famosa animadora infantil, donde interpreta, a modo de contrafigura, a una bruja malvada. “Me escribe unas canciones bárbaras, es maravilloso su don creativo y empresarial”, cuenta Edith. La pieza está recorriendo el país en gira.
-¿Estudiaste teatro musical?
-Sí, me formé en la escuela de Aníbal Pachano.
-Trabajás en dos radios y hacés televisión de lunes a viernes. Los sábados y domingos estás de gira con Panam. ¿No hay descanso?
-Me gusta trabajar.
-Cuando hay vocación...
-Cuando hay vocación, hay ganas.
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