Radio: con Cuentos para soñar, Selva Alemán y Arturo Puig se refugian en los libros
"Cuando aún se es joven, lo caprichoso y arbitrario de esta vida lo impacientan a uno porque se busca siempre la lógica. Pero cuando se llega a viejo, los hechos cotidianos se transforman en algo precioso. En esos hechos se encuentra toda la poesía, toda la maravilla, todo el deslumbramiento de la primavera. Y pasados los cincuenta la primavera es ¡realmente hermosa! Amo lo que de verdad sucedió. No lo que pudo o debió haber sucedido." Las palabras son de Arthur Miller, quien las puso en boca del abogado Alfieri en Panorama desde el puente. No es el personaje que hizo Arturo Puig en el San Martín en 2004 -allí interpretó al estibador Eddie Carbone- pero sí uno de los monólogos que eligió para contar en la radio.
A partir de diciembre (aún no hay fecha confirmada aún), la literatura será protagonista en la trasnoche de Regina FM, la radio online del flamante Complejo Teatral Regina que tendrá como marca registrada las voces de Selva Alemán y Arturo Puig, un matrimonio de artistas con muchos años de pareja y de experiencias laborales pero que nunca habían hecho radio juntos y muy poco por separado. Culpa de la pandemia que dejó un inesperado tiempo libre, se abrió la oportunidad de cumplir un viejo deseo y en un teatro muy querido con estudio de grabación: de esa conjunción nace Cuentos para soñar, que irá de 23.15 a 24, de lunes a viernes. Cuentos para soñar se emitirá también en dúplex con FM NEO 103.9, de Nordelta, ambas propiedad del nuevo CEO del complejo, el empresario Pedro Scarano.
"Mi historia con el teatro Regina nace en 1964 cuando se reinaugura la sala con ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, que era un estreno mundial, la hicimos durante dos años. Tenía el papel de la chica joven con Emilio Alfano, el que haría Eleonora Wexler con Claudio Tolcachir mucho después, en 2006, cuando la protagonizamos con Arturo en la misma sala y, en mi caso, en el papel que antes había hecho Miriam de Urquijo", dice Selva Alemán.
"Además -agrega Puig-, casi todos los años participamos en Teatrísimo (el ciclo de teatro semimontado a beneficio de la Casa del Teatro) e hicimos Tennessee Williams, Eugene O'Neill, Chéjov, mucho." Los dos intérpretes hablan de la magia y el cuidado de la residencia para artistas, fundada por Regina Pacini en 1938, edificio que incluye al complejo teatral que lleva el nombre de la soprano nacida en Portugal, esposa del presidente Marcelo T. de Alvear. "Siempre quedamos en contacto –dicen–. Hace poco Ricky Pashkus nos hizo, por separado, una entrevista para su programa (Siempre es teatro, en el Canal de la Ciudad) y así conocimos el proyecto del complejo."
En el quinto piso de Santa Fe 1243, con la operación técnica del propio Scarano, Arturo y Selva, Alemán y Puig, graban los viernes las emisiones del futuro programa. Por repetidas razones de protocolo, no puede haber más personas en el estudio (salvo el momento de las fotos). La charla, por lo tanto, es posterior a esta nueva prueba que los tiene nerviosos –en especial, a Selva, muy precavida por el riesgo al contagio de Covid-19– y, sobre todo, entusiasmados.
"Amo las palabras, amo las letras, amo a los autores. Propusimos una audición de cuentos, poemas, teatro, cartas, anécdotas. En este año raro nos llamaron para distintas cosas, para grabar, para Zooms, para streaming? se nos ocurrió entonces por qué no hacer un programa de radio con todo lo que sabemos y nos gusta, lo que podemos acercar a la gente y que no tenga nada que ver con la realidad ni con la política ni con la pandemia ni con enfermedades -dice Selva apretando el "ni"-. Que sea solamente literatura. No es fácil, hay cantidad, lleva tiempo. ¡Pero tenemos una asesora literaria! Una gran amiga nuestra, que sabe mucho y es hija de actores como yo: Rita Terranova. Ella nos acerca material, nosotros elegimos y proponemos. Tiene que ser variado y entretenido, ni muy largo ni muy corto ¡Hay que ver todo lo que entra en poco más de media hora!"
"Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como «Hágase la luz», pero siempre en soledad. Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica." El texto de Eduardo Galeano (extraído de El libro de los abrazos) es uno entre tantos más que llevan grabados. Entre ellos se cuentan "Casa tomada", de Julio Cortázar; "Emma Zunz", de Jorge Luis Borges; "Corazonada", de Mario Benedetti y correspondencia entre Yoko Ono y John Lennon, Napoleón, Simón Bolívar, Frida Kahlo y Diego Rivera, una plegaria irlandesa, fragmentos de el Decamerón, de Giovanni Boccaccio: páginas conocidas, cercanas, queribles y, a la vez, ventanas a otros caminos, a otros momentos de la historia y de las vidas de sus conductores. Por ejemplo, cuando Arturo trabajó en la Nueva York de los años 70, y escribió un cuento, "La calle 42 y Broadway", donde juntó en un bar a Papillon, Eddie Carbone, la Bubulina, Dashiell Hammett y hasta una jugada de ajedrez de Capablanca.
"Lo tenía en un cuaderno y sí, lo voy a leer, era una época peligrosa, como la de Taxi Driver", dice el actor y director que confiesa haber hecho poca radio -solo un radioteatro de Alberto Migré- pero sí mantiene la costumbre de escucharla: "Siempre me pregunté por qué a la noche ponen música estridente que no tiene nada que ver con el momento, con la previa de irse a dormir, para tranquilizarse. En la búsqueda de ese clima también pensamos este proyecto. Y entre cada relato, música de alguna manera relacionada con el texto: Chavela Vargas para Frida Kahlo, «Imagine» de Lennon, para Yoko Ono".
Al principio de su relación, Puig y Alemán evitaban compartir los mismos proyectos, distancia que con el tiempo acortaron. Ahora pueden decir que un proyecto como Cuentos para soñar los representa porque "tiene mucho nuestro, elegimos lo que entregamos a la gente y la radio es pura imaginación, eso es lo que rescatamos".
Los dos se criaron en familias teatreras. Selva es hija de la actriz y humorista Carmen Vallejo y del músico Oscar Alemán (no es su padre biológico, pero así lo reconoce ella). Arturo es hijo de un empresario teatral, dueño de la sala Lasalle, y bisnieto del catalán que fundó la Casa Puig en Buenos Aires, un tradicional negocio de utilería, material de obras, películas y programas históricos, que cerró sus puertas en 2002.
"Sin conocernos, por supuesto, pasamos de chicos por cosas parecidos. Nos quedábamos hasta tarde esperando que nuestros padres volvieran del teatro o de los shows. Vivíamos en Lanús, cerca de la cancha", cuenta la actriz, rodeada de recuerdos con nombres prestigiosos. "Aunque casi no hice radio, la viví muy de cerca con mi mamá. Prácticamente todos los días me llevaba a Radio El Mundo, donde hacía Nosotras las mujeres (de Nené Cascallar) con Mabel Landó, Chela Ruiz, Susy Kent e Hilda Bernard. Era con público. Y uno de los que hacía efectos musicales y musicalización era Guido Gorgatti. Me acuerdo perfectamente, estaba fascinada".
Otra relación, coincidencia o azar entre esta pareja y el teatro Regina es que ambos estrenaron Cartas de amor, de A. R. Gurney, en 1990, en un ciclo en el que rotaban cada semana intérpretes de los roles de Melissa y Andy, la pareja que se conocía desde los seis años y mantuvo una relación platónica y epistolar hasta la adultez. Los primeros elegidos fueron Bárbara Mujica y Puig, seguidos por Luis Brandoni y Alemán: hubo muchos duetos más hasta el de Selva y Arturo.
La pareja volvería a interpretar a Melissa y Andy dirigidos por Oscar Barney Finn, en 2004 y todas las veces que pudieran, incluido un Teatrísimo, en 2013, en el que se dirigieron ellos mismos. Y será justamente Cartas de amor la obra que, desde el 6 de enero, en el Multiteatro, vuelva a reunirlos sobre un escenario.
"La hicimos tantas veces que podríamos empezar mañana", dice la actriz, que, por otro lado, dirigió a Soledad Silveyra y Facundo Arana cuando la estrenaron en la temporada marplatense de 2019. "Amamos estas cartas, queremos hacerlo. Pero además -explica-, hay que poner el hombro, aunque no sea una gran negocio para nadie el requisito del 30 por ciento de las butacas ocupadas. Es una obra que no necesita escenografía, es sencilla de montar, se adapta muy bien a estos momentos en que debemos cuidarnos. Hay que apoyar al teatro, a sus trabajadores, artistas, técnicos, al público que necesita arte, entretenimiento, compañía, es un momento difícil."
Ellos también tuvieron que posponer proyectos: en el verano, en Mar del Plata y en una sala de Carlos Rottemberg, iban a reponer ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, imposible hoy por el contacto físico entre los cuatro personajes. Un texto de Santiago Loza, todavía sin título definido, para ellos dos, con dirección de Suardi, es otro plan que quedó para algún momento de 2021. Puig pospuso también el regreso de El vestidor, de Ronald Harwood, con dirección de Corina Fiorillo. Pensaban llevarla al festival de teatro de Bogotá pero "no hay manera de hacer esta obra distanciados", dice. Por otro lado, no pierde las esperanzas de que regrese el musical Hello Dolly! que estrenó en enero en el Ópera.
Sin conocernos, por supuesto, pasamos de chicos con Arturo por cosas parecidos. Nos quedábamos hasta tarde esperando que nuestros padres volvieran del teatro o de los shows."
Pronto, aunque no sabe cuándo –los teatros porteños comienzan una lenta reapertura – va a dirigir una comedia de cuatro personajes: Desordenado, de Celina Rozenwurcel, una de las obras ganadoras del concurso Contar, organizado por Aadet, y producida por Tomás Rottemberg. Este proyecto tomará forma después del estreno en marzo de otra ganadora del mismo concurso: Dígalo con mímica, escrita y dirigida por Nelson Valente y producida por Gustavo Yankelevich.
Ahora, la radio, la literatura, la música, los recuerdos. Fue con Panorama desde el puente que Arturo subió por primera vez a un escenario, a los doce años. Pedro López Lagar, que era el protagonista, al verlo en un ensayo y sin saber que era el hijo del empresario, le dijo que subiera como extra. Pasó mucho tiempo, décadas de trabajo, éxito en la televisión (Grande, Pá! y sus 60 puntos de rating). Aquella obra de Miller y la gorra de Eddie Carbone retornaron a su vida casi medio siglo más tarde. Hoy, al final de este año amargo, las palabras retumban en varios sentido. "Se emocionó mucho diciéndolo -dice Selva-. Los dos nos emocionamos. Estamos vivos, rescatando voces."
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