Tras cerrar 2021 con récord de audiencia en las noches con Confesiones, a partir del lunes 31 debutará con un nuevo programa en la competitiva segunda mañana de su nueva emisora, que define como “de corte periodístico y afilado, con información, actualidad y opinión”
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Tras su despedida de Radio Mitre, Cristina Pérez estará al frente de un nuevo programa en la segunda mañana de Rivadavia, franja tradicionalmente liderada por voces masculinas y en la que competirá por la audiencia frente a Jorge Lanata. “Tendrá a otra Cristina enfrente”, bromea la conductora sobre el desafío que la medirá con el periodista. Y agrega: “Estoy en el momento más soñado de mi carrera y tengo ganas de estar en la trinchera”.
La locutora cerró 2021 con récord de rating y share en el horario nocturno con su programa Confesiones de la noche, que condujo desde 2015 y por el que obtuvo dos premios Martín Fierro.
En el que califica como el mejor momento de su trayectoria, la periodista y escritora, de 48 años, mira atrás y recuerda los años en que se sentó por primera vez ante un micrófono. “A los 8, jugaba con un cepillo de brushing frente a un espejo a que hacía un noticiero y a los 14 ya sabía cómo tenía que hablar. Era la época de la explosión de las FM y yo estaba en segundo año del colegio. Tenía buena voz y un productor me escucha hablando, a través de mi tío, y me ofrece hacer una prueba. A esa edad gané mi primer sueldo en Radio Del Jardín (Yerba Buena). Hacía turnos los fines de semana de 6.30 a 12.30. Era la edad en que uno sale con los amigos y yo me levantaba a las 5 y pico para ir a la radio y era la persona más feliz del mundo. El primer amor de mi vida profesional fue la radio”, afirma.
"Es momento de un periodismo desafiante, sin miedo. A mí me gusta hacerlo así. La gente me conoce y quiero que el programa también vaya de frente. Quiero ganar y que la radio gane. La gente sabe que no tengo pelos en la lengua. Voy a llevar editoriales fuertes a la mañana, un horario más punzante, de barricada."
En su formación profesional, la televisión ocupó la centralidad de su carrera, aunque los últimos seis años en Mitre le permitieron forjarse “con todos los instrumentos y herramientas radiales de una mujer con experiencia periodística”, señala. Junto al disfrute de la profesión, llegaron las ganas de un nuevo desafío: la segunda mañana de Rivadavia. Con unas semanas de descanso por delante, hará su debut en nueva emisora y en nuevo horario el próximo lunes 31.
-¿Cómo es dejar Mitre para unirse a Rivadavia?
-Estuve haciendo un programa que amo -Confesiones-, que llevamos a lo más alto y que me permitió probarme con los tonos de la intimidad, con los tiempos de la noche, un horario en que la gente te elige. Sin embargo, cuando me llamaron de Rivadavia para la segunda mañana, sentí ese fuego sagrado de querer hacerlo. Siento que éste es mi momento. Esta especie de maestría que te da la experiencia te lleva a decir que sí ante las buenas oportunidades. Es probarme en un desafío todavía más importante, porque pocas mujeres transitaron este horario. Yo me formé como periodista en la calle, para tener la maldita pregunta todos los días, crecí en gráfica, como conductora en una pantalla, en un unipersonal de radio, y la segunda mañana condensa todos esos amores. Y en Rivadavia se está generando una mística muy impresionante y una sensación de equipo, se sabe a dónde se quiere ir, muy en sintonía con la gente, desde el lugar del desafiante, y yo también me estoy poniendo en ese lugar, porque me estoy sentando a competir con Lanata, que es una decisión. Vengo de una radio líder, con más del 40 por ciento de share hace tres meses y me bajo de ahí, me arremango y digo: me pongo a competir con los más grandes.
-¿Veremos a una nueva Cristina ‘sin filtro’? ¿Hay nombre ya para el programa?
-Hay un montón de ideas, estamos buscándolo. Me gustan las decisiones en equipo y estamos tratando de sentir cuál es el mejor nombre, que va a caer como la manzana de Newton. Independientemente de ello, vivimos un momento muy duro en el país y no podemos andar con vueltas. Es momento de un periodismo desafiante, sin miedo. A mí me gusta hacerlo así. La gente me conoce y quiero que el programa también vaya de frente. Quiero ganar y que la radio gane. La gente sabe que no tengo pelos en la lengua. Voy a llevar editoriales fuertes a la mañana, un horario más punzante, de barricada.
-¿Qué equipo te acompañará y cuál será el horario del programa?
-Se está trabajando, pero quizás sea entre las 9 y las 10 hasta el mediodía. Será un programa de corte periodístico y afilado, con información, actualidad, opinión. La radio es una construcción de equipo y de familiaridad. Por eso voy a continuar con parte del equipo que venía con Eduardo Feinmann, que tenía profesionales espectaculares, como Manuel Adorni, que va a seguir; Ariel Tarico, que es un fenómeno y está en su mejor momento y la radio también es poder reír; y el doctor Claudio Zin. Por mi parte, llevo al profesor Luis Tonelli, una de las mentes brillantes del análisis político, que ha estado conmigo en Confesiones y que a veces está en LN+. También vamos a tener a Pablo Montagna en Espectáculos, a Román Iucht en Deportes, a Ceferino Reato en algunos informes especiales y análisis semanales, y quiero que esté Nicolás José Isola. Creo que es un equipazo. Faltan algunos nombres.
-¿Cómo es tu relación con los colegas del medio y cómo vivís el desafío de enfrentarte a Lanata?
-Admiro mucho a Lanata. Va a tener a otra Cristina enfrente (se ríe). Voy a construir mi talla tratando de estar a la altura de un gran periodista como lo es él y creo que no hay nada mejor que admirar al competidor para jugar más bonito. Tengo muy buena relación con todos los periodistas que son parte de la radio y una enorme sintonía. Jugamos de memoria con algunos de ellos: con Jony Viale nos queremos mucho y voy a tener pases con Pablo Rossi, que estaba en Mitre. Mi sensación es que hay una continuidad superarmónica en nuestros perfiles. Él es un gran periodista, un orfebre de la palabra, un buen editorialista, me parece que va a hacer una mañana elegante y filosa, y yo quiero seguir con esa idea de poder hacer buen periodismo pero también de estar con el registro de la gente y poder ofrecer las mejores entrevistas, las miradas más originales, y jugarnos.
-¿Cómo recibiste la propuesta?
-Hace tiempo que tenía ganas de probarme a la mañana, pero no siempre hay un espacio o una oportunidad que te tiente. Y cuando me contactó Marcelo (Fígoli, titular de Alpha Media), no lo dudé. Para mí es el sueño cumplido.
-¿La salida de Mitre se produjo en buenos términos?
-Sí. Con mis dos jefes y con el presidente de la radio tuvimos charlas hermosas. Trabajar con ellos para mí fue un honor. Venía de otro grupo y era un riesgo para mí y para ellos, y nos fue bárbaro, pero porque sobre todo creímos en el periodismo. Hice un programa que amé y amo Mitre, radio que conmigo ha sido generosa y que me ha hecho feliz.
-¿Qué balance harías de 2021, con lo positivo y lo menos amable que nos dejó el año?
-Estamos caminando sobre ruedas. Hay una inquietante circularidad con la crisis de 2001. Los mismos problemas no fueron resueltos a pesar de haber tenido en medio la mayor bonanza económica de la Argentina. Por otro lado, la pandemia se encaró de una manera en la que la falsa dicotomía de “vida o economía” dejó en la ruina a millones de personas. Se manejó con objetivos políticos y la cuarentena que tuvo la Argentina fue desastrosa para millones de familias y tampoco cumplió sus fines sanitarios. La especulación con las vacunas nos llevó a salir mucho más tarde de la pandemia por cuestiones ideológicas, sin siquiera mencionar los fraudes del vacunatorio VIP o las fiestas de Olivos, generando una situación de estafa moral. A pesar de todo, la gente se puso de pie y sin una respuesta violenta ante tanto sufrimiento, votó. El pueblo argentino demostró estar mucho más maduro que sus líderes.
-También fue el año en que fuiste tendencia por un cruce con el presidente de la Nación por el caso Vicentin. ¿Sacaste conclusiones respecto a este episodio? ¿Te afectó?
Yo voy al grano y obviamente eso genera frontalidad. Y como pongo ese método delante, no estoy pensando: ‘tengo miedo, es el presidente, un ministro o quien sea’. Ese día nos dijeron a las siete de la tarde que había una nota con el presidente y esa semana había empezado la polémica por el caso Vicentin, que para mí fue el punto de quiebre que mostró que Alberto Fernández era un presidente delegado por Cristina Kirchner, porque en solo tres días negó un plan de expropiación, La Cámpora insistió y se dio vuelta. Ahí demostró lo que iba a ser el corazón de su gestión: oscilaciones, ambivalencias, falta de toma de decisión, desgobierno. Entonces, cómo no le iba a preguntar cómo iba a tomar una decisión que iba en contra de los procesos jurídicos. Me sorprendió que se mostrara ante la gente faltándole el respeto a una periodista y subestimándome. Quiso cuestionarme los adjetivos, yo le expliqué por qué había usado esos adjetivos. Y me contuve incluso de la última pregunta, porque me dijo que había una ley que permitía expropiar. Le tendría que haber dicho: ‘sí, una ley de Videla’. Y no se lo dije porque pensé: ‘ya está bien con lo que le dije’. Yo trato de que me sostenga el oficio. No entiendo por qué se puso en esa actitud, tal vez porque no tenía respuesta. Yo no me senté a preguntarle para pelearme con él, por supuesto que la pregunta era punzante, pero sí, fue probablemente el evento periodístico más trascendente en mi carrera, porque generó un efecto inmediato sobre todo cuando le dije que la periodista era yo y que tenía derecho a hacerle las preguntas. Esa es la certeza que a mí me acompaña.
-¿Cómo ves la grieta hoy?
-No estoy de acuerdo con los planteos hipócritas de falsa armonía, esto de decir: ‘somos buenos, unámonos’. Creo que hay mucho por trabajar para vivir en un clima de tolerancia. La grieta la instala el kirchnerismo con sus políticas del conflicto de los manuales de Laclau y hace política desde la construcción del conflicto, porque para ellos es funcional. Lo que no se comenta de la grieta es que el kirchnerismo también plantea una afronta a la Constitución o para salvar a Cristina de la cárcel. Estamos atrapados en un debate preconstitucional.
-Publicaste este año La dama oscura, ¿cómo es tu proceso de escritura?
-En estos dos años escribí dos novelas: La dama oscura, la historia de una mujer que jamás pensé encontrar, a quien Shakespeare amó en secreto, una mujer adelantada a su tiempo y la primera en publicar un libro profesional en la literatura inglesa, con una vida tempestuosa, pragmática y de logros. Y antes escribí una novela hermosa que todavía no pude publicar por una cuestión de derechos; es la continuación de una gran historia del cine.
-Comentás que te sentís en el mejor momento de tu carrera, pero también parece ser una buena etapa en lo personal.
-Sí, estoy muy feliz, muy enamorada. Creo que encontré al hombre de mi vida. Me siento muy plena como mujer al lado de Luis (Petri, exdiputado de UCR-Juntos por el Cambio). Somos tan hechos el uno para el otro que por momentos no lo puedo creer. Y los dos tenemos carreras que lo demandan todo y eso lo comprendemos. Fue una relación distinta a todas por cómo empezó: nos pasamos hablando súper formal todo un mes, después del cuál empezamos a hablar por teléfono. Yo le hice una entrevista en Confesiones y cuando le agradecí, le conté que estaba haciendo el programa a esa hora pero desde casa y con una copita de vino, y ahí empezamos a hablar del vino, él es mendocino. Luego me invitó a tomar un vino y, cuando nos vimos por primera vez, nos dimos un abrazo que duró dos minutos y medio: no nos podíamos soltar. Y él me dijo que no parecía un encuentro, sino un reencuentro. El día que nos íbamos a ver por primera vez, me mandó un mensaje que decía: ‘¿cómo te despertaste en el primer día de nuestras vidas?’ Eso nos llevó a una fuerza y a una energía que ya estaba en nosotros.
-¿Lo invitarás al nuevo programa?
-Las cosas no se mezclan. Si la realidad lo demanda, él sabe que voy a ser la más cruel de las entrevistadoras.
-Después del empeño de la audiencia por verte junto a tu compañero en el noticiero, Rodolfo Barili, finalmente llegó el amor…
-Sí, pero eso tiene un costado lindo, porque significa que la pareja del noticiero cumplió su objetivo de mostrarse unida, de trabajar en equipo, y generó esa sensación de reclamo del público de que estuviéramos juntos. Por momentos fue difícil de manejar, porque empezó con nuestra audiencia más joven en las redes con los famosos shippeos de Rostina, que yo no sabía ni qué era un shippeo, y en un momento se nos fue de las manos. Una chica que era noticia porque la habían asaltado en un colectivo nos preguntó al aire: ‘bueno, ¿ustedes están juntos’? Y Rodolfo no tuvo mejor idea que responder: ‘vamos a contestarlo el Día de los Enamorados’. Le digo: ‘¿pero vos estás loco?’ Y ese día contestamos que nos teníamos obviamente amor pero otro tipo de amor: el de compañeros, amigos y profesionales que construyeron juntos lo mejor de sus carreras, porque a nosotros nos llevó quince años ganarle a Telenoche, que era imbatible, pero somos líderes desde hace ya varios años. La talla de los rivales nos construye. Espero que me pase lo mismo ahora.
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