Bobby Flores: otro animal de radio
Con 52 años, y 40 de carrera, el conductor volvió a la Rock&Pop para abrir su discoteca personal
Es uno de los más notables referentes musicales de su generación: conductor, musicalizador, productor, generador de tendencias, oído único y paladar absoluto. Y ahora, a través de Bit Box -el ciclo que marca su vuelta a Rock& Pop (FM 95.9)-, Bobby Flores también se anima a abrir su discoteca personal con los mejores trabajos discográficos, con hallazgos y ediciones inéditas, y con la mixtura perfecta entre la palabra y la música. Esto, todos los sábados, a partir de las 22.
-¿Cómo es volver a la radio, que te vio nacer, con Bit Box ?
-No me vio nacer, pero me adoptó de niño. Este es un proyecto que teníamos con Daniel Morano, que fue uno de los creadores de El tren fantasma , hace diez años. Así que decidimos volver a la FM, él como productor y yo como conductor y musicalizador, que fue lo que siempre hice. Es como si en el rock se juntaran Bob Dylan y Tom Petty. Con El tren fantasma , Daniel fue el iniciador de toda una generación. Así que el hecho de que Daniel y yo nos juntemos es como un camino lógico. En materia musical ponemos lo que nos gusta a los dos. Por ejemplo, a Daniel no le gusta J.J. Cale, que es el tipo que hizo "Cocaine" y que a mí me gusta. Y a él le gustan los Kinks, y yo los detesto. Es difícil encontrar un punto en el que los dos coincidamos, pero nos divertimos buscándolo. Tenemos ahora una cierta fascinación por el rhythm and blues, que es la música negra americana de estos tiempos. Su parte más visible seguramente sean Jay Z, Rihanna, Beyoncé; es el mainstream . Todo eso es la cabeza de un género muy urbano, de grandes ciudades como Nueva York, Chicago, Londres, Barcelona. Acá también tenemos, aunque no tenemos negros porque Julio Argentino Roca se encargó de abolir el soul. Es una música muy urbana, lo opuesto al folk, lo opuesto a Dylan, a Gieco.
-Pero vos adorás a Dylan?
-Sí, sí, pero ahora estamos haciendo esta otra música en la radio. Básicamente porque no tiene difusión. Hay que conocer para poner eso. Tenés que saber de Otis Redding, Marvin Gaye, Barry White, Stevie Wonder, porque ellos samplean muchas de sus canciones, usan muchas de sus métricas, les roban armonías y melodías y las ponen en sus propias canciones, o cantan arriba de los discos de Otis Redding. Es una música que acá se bailaba en las boîtes. Después se dejó de escuchar por la aparición del rock, pero ahora está volviendo esa cosa de fijarse en los negros, aunque nosotros no los tengamos.
-¿El programa va en vivo?
-Sí, de otra manera no tiene gracia. Daniel va como productor, como tiene que ser. Además, trabajo con la operación técnica de Sergio Alfonso y Eduardo "el Negro" Minué, que es productor, operador de Radio Bangkok y fundador de Rock & Pop, un abogado que en sus ratos libres ejerce de productor de piso. También está con nosotros Martín Iamundo, un pendejo, el otro productor. Así que hay choques muy interesantes.
-Sos un gran referente musical y te consultan todo el tiempo.
-Será porque tengo 52 años y una trayectoria de casi 40. A estas alturas, hasta a mí me sorprende. Tengo una permanente adicción intelectual con la música. Paso dos o tres horas diarias escuchando música. En mi casa, mis hijos saben que si papá está encerrado con los auriculares puestos, está trabajando. Estoy buscando música nueva todo el tiempo.
-¿Qué te provoca volver a la Rock & Pop?
-La Rock & Pop es un manicomio, con enfermos y enfermeros, y gente como yo que está de visita; en mi caso, los fines de semana. Es un quilombo para trabajar. Nadie es culpable, no es un plan o una conspiración, sino que la radio se ha convertido en eso. Igual, a mí me gusta mucho lo que hago, lo disfruto. No me lo tomo como un trabajo. Cuando estoy en mi casa, la miro a mi mujer, abrazo a mis hijos y les digo que me voy a trabajar y me encierro en mi estudio a escuchar dos horas de Bob Dylan. Y ahí es cuando digo: "Soy un tipo muy afortunado".
-¿Falta una renovación en el medio radial?
-Es que faltan pendejos, chicos. Vos calculá que cuando nosotros empezamos, había gente que laburaba en radio desde los 14. Grinbank compra Rock & Pop con 28 años, y los que trabajábamos ahí rondábamos los 22, los 23, y teníamos algo en común: la música. Daniel abrió la puerta a una página grande de la historia musical argentina de la segunda mitad del siglo XX. Fue quien trajo a Mercedes Sosa del exilio en Alemania, fue manager de Charly, de Lerner, de Vivencia, de Spinetta, de Sumo. Hoy es impensable suponer que un pibe de 28 años va a abrir una radio y va a poner a laburar a pibes de esa edad. Capaz pasa en Internet, pero eso no es la radio. El otro día estaba en una ferretería, y el tipo estaba escuchando música paraguaya, de una FM paraguaya. Me quedé con la melodía unos días en la cabeza. Eso tiene la radio. Trotsky decía que el terrorismo era un puño sin brazo. La radio es exactamente eso. Mirá, yo manejo la parte de Internet de los canales y eso todavía no tiene techo; es que la globalización fue económica, no cultural. Internet todavía no es cultural. En ese sentido, la radio es -sin dudas- terrorista, un puño sin brazo.
-¿Seguís la trayectoria de Lalo Mir y Mario Pergolini?
-Lalo está en la 100. Radialmente es la que está más sólida. Y Lalo está ahí, como comandando un barco que va a buen puerto. Mario se ha metido en una que es muy pergolinesca, él es muy de patear la mesa, pero sabe manejar la situación. Es un tipo muy lúcido y hábil, y va a encontrar el rumbo. Siempre supo lo que quiere. Esa es la ventaja que tiene Mario sobre los demás, igual que Tinelli. Siempre supieron lo que querían. Para mí, Mario y Tinelli son como el yin y el yang, son cara y ceca. Marcelo estuvo en Rock & Pop al comienzo, vendía publicidad con su empresa, MT. Eramos todos veinteañeros locos, cada uno con su locura. Quiero decir, salidos del estándar impuesto por los mandatos familiares. Y Mario, igual que Marcelo, siempre supo lo que quería. Nosotros no sabíamos si eran unos iluminados o unos dementes, pero iban detrás de algo, algo que otros descubrimos entrados los treinta, ya con hijos. Estos dos lo entendieron antes.
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