Quijotes de la guitarra

La escuela guitarrística argentina es un orgullo en el mundo entero. Músicos clásicos y populares, como María Luisa Anido y Atahualpa Yupanqui, Abel Fleury y Eduardo Falú, Irma Costanzo y Roberto Grela, Roberto Aussel y Quique Sinesi, Ernesto Bitetti y Aníbal Arias, entre otros, han jerarquizado y prestigiado el arte de las seis cuerdas.

Esto lo sabe muy bien Gustavo Margulies, guitarrista integrante del Dúo Islas y del Trío Gótico, y actual gerente general de EPSA Music. Para prolongar la siembra de tan ilustres predecesores concibió, en 1995, la quijotesca idea de lanzar desde algún sello discográfico una colección de discos compactos que bautizó con el nombre de "Guitarras en el mundo". Su decisión coincidió -porque se respiraba en el ambiente- con el festival homónimo creado por otro enorme guitarrista: Juan Falú.

Margulies regresaba de Europa tras cinco años de toparse con músicas del mundo, intuyendo la necesidad de reunir a compositores y arregladores de música para guitarra. En cierto modo, retomaría aquel proyecto plasmado en los años 80, cuando desde el sello Circe impulsó la edición de Luis Borda, Juan Falú, Carlos Costa, Juan Cedrón, el Dúo Islas.

El guitarrista (que colgó por un tiempo su instrumento decacorde) propuso entonces a Laura Casella, presidenta de EPSA Music crear la colección. Casella no sólo aceptó, sino que impulsó decididamente la idea. Los primeros fueron Aníbal Arias, Juan Falú y Juanjo Domínguez.

Paulatinamente se fueron incorporando artistas de altísimo nivel. Y hoy la colección tiene editados nada menos que treinta discos compactos. Entre los nombres cabe citar a los porteños Quique Sinesi y Carlos Moscardini, el paranaense Ernesto Méndez, el salteño Pablo Márquez, el riojano Ricardo Moyano, los correntinos Rudi y Niní Flores, los cubanos Eduardo Martín y el dúo Confluencia, el español Ignacio López. A ellos se suman ahora Lucho González en en dúo con Colacho Brizuela. Todo esto amén de las grabaciones del festival Guitarras del Mundo.

La casa grabadora y el festival han impulsado un verdadero movimiento que se fue gestando naturalmente, sin sponsors o con auspicios acotados y puntuales. Los discos no solamente se venden bien aquí, sino en otros países. Sin duda, nuestra tradición guitarrística resurge hoy, impulsada por nuevos quijotes.