El joven, que al momento del robo tenía 21 años, terminaría siendo crucial para que los investigadores lograran esclarecer el atraco
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No fue el cabecilla de la banda ni mucho menos el cerebro detrás del meticuloso plan que logró robar en menos de tres minutos unos US$6 millones del aeropuerto internacional de Santiago de Chile, en agosto de 2014.
Pero fue su figura y su participación en el que se conoció entonces como “el robo del siglo” lo que inspiró la producción de la serie de habla no inglesa que hoy domina el ranking global de Netflix.
Se trata de Kevin Olguin, el verdadero “Baby Bandito”, a quien en la serie llaman Kevin Tapia.
El joven, que al momento del robo tenía 21 años, terminaría siendo crucial para que los investigadores lograran esclarecer el atraco.
También allanó el camino para su propia captura, sobre todo por lo que hizo después con la parte del botín que le tocó.
Unos US$6.000 que derrochó llevando una vida de lujos por el Caribe y Europa junto a su novia y algunos amigos. Viajes por República Dominicana, Francia, España e Italia de los que dejó registro en sus redes sociales.
Para contar su historia, BBC Mundo intentó contactarse con su familia, sin éxito.
12 de agosto de 2014
Kevin Jorge Yerko Olguin Sepúlveda nació el 26 de mayo de 1993 en la comuna de Quinta Normal, en el sector occidental de Santiago.
En la serie lo representan como un joven skater que, gracias a sus ambiciones de viajar y visitar famosos destinos turísticos, decide entrar en el mundo criminal para regalarle una vida de lujos a su novia de clase alta llamada Génesis (interpretada por Francisca Armstrong).
Si bien esto puede diferir de la realidad, el verdadero Kevin sí logró algo de eso tras el robo al aeropuerto.
El día del famoso atraco, hace ya casi 10 años, una furgoneta entró a la zona de carga de la terminal del aeropuerto por la puerta 22 justo después de las 6 de la mañana y se dirigió hasta el puente 28 de la aerolínea LanChile (hoy Latam).
Allí estaba instalado un camión blindado de la empresa de transporte de valores Brinks, que se encontraba descargando sacos de dinero en efectivo que iban a ser enviados hacia el norte del país.
Según se pudo ver después por las cámaras de seguridad del aeropuerto, de la furgoneta salieron unos hombres armados que intimidaron a las personas que estaban en el lugar, cargaron el botín y huyeron cruzando la pista de aterrizaje.
A la salida del terminal aéreo, los delincuentes se dividieron en dos vehículos, uno se dirigió hacia el norte y el otro hacia el sur.
Este último habría sido conducido por Kevin Olguin.
La pista
De acuerdo a la investigación que llevó adelante la policía chilena, Olguin fue fundamental para el éxito del plan criminal.
Esto, porque facilitó la huida del aeropuerto de los otros autores del robo esparciendo tiras de púas en las vías de circulación (“miguelitos” como se les conoce en Chile y otros países de América Latina).
Además, cortó la cadena de una de las puertas de acceso y salida de la terminal aérea.
Para ello utilizó una cizalla o cortacadenas (“napoleón” como lo llaman en Chile) que, para su mala suerte, terminaría siendo clave en la identificación de los integrantes de la banda.
La herramienta, que apareció en el vehículo que incendió y abandonó en la ruta 68 del sur, dejó unas marcas particulares en la cadena rota y, al tratarse de un modelo para uso profesional, tenía un serial de identificación con el que se le pudo seguir el rastro.
Esa fue la pista que facilitó la identificación de uno de los miembros de la banda y allanó el camino para la detención del resto, en enero de 2015.
Aunque la de Olguin tomó más tiempo.
Búsqueda y captura
Después del robo, Olguin salió de Chile junto a su novia Ambar y unos amigos en un viaje sin fecha de retorno.
Visitó el Caribe y paseó por algunos de los lugares más emblemáticos de Europa.
Sus aventuras quedaron estampadas en sus redes sociales, donde publicó fotos con su pareja embarazada frente a la torre Eiffel o en el Foro Romano de la capital italiana.
Todo eso permitió que la policía rastreara sus pasos.
Entonces, las fuerzas de seguridad chilenas emitieron una orden de búsqueda y captura que alertó a las autoridades europeas de su presencia.
Y fue durante su estancia en Italia que la prensa de ese país lo apodó como el “Baby bandito” al cubrir la noticia.
Después de un intento fallido por detenerlo en Milán, Olguin fue finalmente capturado en Barcelona el 15 de junio de 2016, tras un año y 10 meses de seguimiento internacional.
Fue extraditado a Chile, donde estuvo siete meses en prisión preventiva hasta el juicio en el que recibió una pena de cuatro años de libertad vigilada considerando que el imputado no tenía antecedentes.
La sentencia fue apelada por la fiscalía que solicitó que la pena se hiciera efectiva en prisión, pero cuando salió el veredicto para que fuera aprehendido, Kevin Olguín se había vuelto a fugar.
Tiempo después, en 2017, el joven volvió a ser noticia.
Esta vez, por su participación en el “portonazo” (una técnica para robar automóviles) en contra del famoso presentador de televisión Rafael Araneda, a quien emboscó cuando llegaba a su casa.
Cumplimiento y libertad
Luego de meses de búsqueda, en julio de 2018, la policía chilena logró detener a Olguin en una casa en la comuna de Maipú, en el suroeste de Santiago.
Al momento de su captura se le incautaron cuatro cargadores de pistola, diversos cartuchos y un chaleco antibalas.
Olguin tenía para ese entonces pendiente la condena que recibió por su participación en el robo en el aeropuerto de Santiago, la cual terminó de cumplir en junio del año 2021.
Pero, una vez más, volvió a ser detenido por el robo al camión de una compañía de tabaco.
Por este caso, a Olguin se le condenó a una pena de presidio menor de 61 días, que se sustituyó por la prestación de 81 horas de servicios en beneficio de la comunidad, según se lee en el acta emanada del Poder Judicial chileno.
Ese es el último registro judicial que se tiene del llamado Baby Bandito de la vida real, que según informaciones a las que tuvo acceso BBC Mundo, se encuentra, a sus 30 años, viviendo en libertad junto a su esposa, Ambar, y la hija de ambos.
Un final que difiere del de la serie, donde el personaje interpretado por el actor Nicolás Contreras termina separado de la mujer que ama con la reflexión de que, si algo aprendió de lo que le tocó vivir, es que “la vida siempre te da segundas oportunidades”.
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