¿Qué se siente inspirar un hit? Valerie, Roxanne, Sharona y más se confiesan
NUEVA YORK.- Las letras de algunas canciones están tan impregnadas en nuestra psiquis que a veces parecen innatas, que están ahí desde siempre. Son esos estribillos que nos hacen abrazarnos y cantar a coro con la copa en la mano en cualquier antro a las 2 de la mañana. Bueno, tal vez no por ahora, debido a las actuales circunstancias.
Pero ¿qué pasaría si esa canción pegadiza, que parece sonar a perpetuidad en nuestra cabeza, tuviera implicancias personales directas para nosotros? ¿Qué pasa si esa canción habla directamente de nosotros?
Las canciones dedicadas a una persona son parte de la cultura pop desde siempre: La Jolene de Dolly Parton, el elusivo nombre Lola mencionado por los Kinks, la misteriosa Roxanne, de Sting y Arizona Zervas. El nuevo álbum de Taylor Swift, Evermore, contiene dos canciones con nombre de mujer: "Marjorie", al parecer inspirado en la abuela de Swift, y otro llamado "Dorothea", que ha generado un intenso debate en las redes sobre su posible fuente de inspiración.
Para la maquilladora artística Valerie Star, todo esto es bastante conocido. En 2006, Valerie mantuvo un breve noviazgo son Dave McCabe, y el músico compuso una canción de indie rock sobre su relación. El apasionado romance llegó abruptamente a su fin cuando Valerie fue arrestada por conducir alcoholizada, y el tributo musical de McCabe cumplió la función de una nostálgica carta de amor.
Interpretada por los Zutons, la banda de McCabe, la canción alcanzó el puesto 9 del chart británico. Y el tema tal vez habría pasado al olvido si no hubiera despertado el interés de Amy Winehouse, que grabó una versión de "Valerie" junto a Mark Ronson.
El resto es historia: infinidad de covers, y en determinado momento, infinitas veladas de karaoke.
"Fue en ese momento que realmente empecé a escuchar la canción por todas partes y aleatoriamente: en la banda sonora de las películas, en publicidades, en todas partes", dice Valerie Star. "Era una canción brillante, me encantaba de principio a fin. Habla de los problemas que yo estaba atravesando en ese momento en mi vida, pero de la manera más auténtica. No cambiaría absolutamente nada de las razones que motivaron esa canción, ni de lo que nos llevó a mí o a Dave a esa situación."
Al igual que los Zutons —cuyo otro casi-éxito fue "Oh Stacey (Look What You’ve Done)"—, Taylor Swift suele incluir nombres propios en sus letras. Se especuló que "Betty" era Karlie Kloss (cuyo segundo nombre es Elizabeth), o Rebekah Harkness (a quien apodan Betty), hasta que la propia Swift confirmó que se trataba de la hija menor de Blake Lively y Ryan Reynolds.
¿Y quién puede olvidar el exitoso single "Style", supuestamente basado en el romance de Swift con Harry Styles? ¿O su clásico de antología, "Hey Stephen", canción inspirada en un flechazo adolescente de Swift?
Tal vez la identidad de la mujer sobre la que canta Swift en su último disco nunca se conozca, suponiendo que sea una persona real, pero si existe, podría aprender mucho de Sharona Alperin, protagonista accidental del exitazo de Knack de 1979, "My Sharona".
Por entonces, Sharona Alperin trabajaba en un negocio de ropa, y una amiga le presentó a su novio, que resultó ser Doug Fieger, cantante y líder de The Knack, quien la invitó a escucharlos tocar en una sala de ensayos. "Poco después de conocernos fuimos a almorzar y me dijo que estaba enamorado de mí", recuerda Sharona. "Me dio ternura, pero él me llevaba 11 años y además yo estaba locamente enamorada de mi novio de entonces."
Pero Fieger insistió y después de escribir el pegadizo tema sobre Sharona, logró conquistarla. La joven pasó los últimos años de su adolescencia de gira con la banda por el mundo, y en cada recital el clímax llegaba con la canción que le rogaba "un poco más de tiempo". "La canción sonaba en todas partes", recuerda Alperin. "En el ascensor, en la sala de espera del dentista, en el aeropuerto, en el supermercado. No paraba." Y después, cuando cumplió 21 años, se cansó.
"Cuando rompimos, llegó el momento de ser mi propia Sharona", dice Alperin. "Porque la palabra ‘’mi’ en el título de la canción dice mucho: no hay palabra más posesiva y obsesiva que esa. Él pensaba que yo era su alma gemela, su otra mitad. Era demasiado para mí."
Lo mismo le pasó a Delilah DiCrescenzo: en 2006, mientras todos deliraban con la canción de amor "Hey There, Delilah", de Plain White T, la verdadera Delilah no la pasaba tan bien. Como dicen lastimeramente los versos iniciales de la canción, DiCrescenzo vivía por entonces en la ciudad de Nueva York, y más tarde dijo haberse sorprendido de que una breve relación haya llevado a que la mencionen en una canción. En una entrevista de 2013, recordó que en su momento tuvo miedo de estar alentando falsas esperanzas en el compositor Tom Higgenson, y que sentía la presión de tener que estar a la altura de las expectativas de los fanáticos. También la preocupaba el impacto de la relación en su incipiente carrera deportiva.
Y las canciones sobre estas mujeres fueron escritas antes del verdadero auge de las redes sociales. El furor online para descubrir la identidad de la "Becky de buen pelo" de la que habla Beyoncé en la letra de la canción "Sorry", del álbum Lemonade, refleja lo invasivo que puede ser convertirse en protagonista de una canción en estos tiempos de privacidad disminuida.
"Lo que pasa es que ‘My Sharona’ se escribió antes que las redes sociales", dice Alperin. "Ahora todo es muy diferente, y siento que si se hubiera escrito hoy, no gozaría de la privacidad que tengo".
De hecho, Valerie Star logró mantener su identidad en secreto hasta 2019, cuando logró ser rastreada por Vice. Aunque ya ha eliminado "Valerie" de sus listas de reproducción y siempre evita mencionar su conexión con la canción en la primera cita, (especialmente si es con un músico), Star no se arrepiente: "Es una parte de mi vida, un momento en el tiempo que ha trascendido, que vivirá para siempre, porque el tema ‘Valerie’ ha dejado una marca que ahora tiene vida propia. No cambiaría nada."
Alperin, que es agente de bienes raíces y vive actualmente en Los Ángeles, dice que cuando se presenta dando su nombre, a veces la gente empieza a cantarle la canción, sin siquiera saber que efectivamente ella es la Sharona original, y que cuando les revela la verdad, todos le piden selfies.
"Hay días mejores y peores, pero no pasa una semana sin que alguien me cante ‘My Sharona'," dice Alperin, con evidentes sentimientos encontrados al respecto. "Es algo que me acompaña desde hace muchos años, y lo mejor que puedo sentir es gratitud y humildad por todo eso. No hay nada más lindo que alegrar a la gente, y esto es algo especial de mi vida, una maravillosa experiencia que agradezco haber vivido."
(Traducción de Jaime Arrambide)