Qué fue de la vida de Jazzy Mel, el rapero uruguayo estrella de los 90
De familia uruguaya, Mario Antonio Pietruszka (54) nació el 28 de mayo de 1966 en Montevideo. Muy pronto comenzó a mostrar un interés por el baile, la interpretación de instrumentos y la música en general. A los 13 años, la canción "Rapper’s Delight" (1979) de The Sugar Hill Gang llegó a sus oídos y encendió su llama. Ese tema en donde una voz rapeaba sobre la base de "Good times" de Chic fue un indicio de lo que sucedería años más tarde en la vida de Jazzy Mel.
En diálogo con LA NACION, el primer rapero que editó un álbum en la Argentina compartió cómo fue su infancia, sus primeros contactos con la música, el apostar por los sueños y el éxito vertiginoso. También repasó su amor y dedicación por el estudio de grabación, el regreso a los escenarios y cómo transcurre la cuarentena por coronavirus.
Mario cruzó el Río de la Plata y llegó a la Argentina cuando era apenas un niño. "Vivíamos en una pensión en el barrio porteño del Abasto con varias familias. Luego nos mudamos a La Paternal. Hice la primaria y luego volvimos a Uruguay con mi mamá y mi hermana", recuerda.
Nuevamente en Montevideo, la preadolescencia y la música vinieron de la mano. Además de The Sugar Hill Gang, Mario conoció los sonidos de Kurtis Blow, Funky Four Plus One, Super Wolf, Grandmaster Flash and the Furious Five, entre otros. "En una época en la que no había computadoras, me dedicaba a armar amplificadores. Primero lo hacía para mí y luego, para vender. En ese momento empecé a escuchar rap y todas las tardes, después del liceo, me quedaba en casa de mi amigo Sergio. Ahí sacábamos líneas de bajo funk que estaba de moda", rememora mientras su perro Salvador le hace notar su presencia.
Un poco por la música y otro tanto por iniciativa personal, Mario le manifestó a su madre que le gustaría estudiar inglés. Para ese entonces el canto era solo un hobby, pero quería entender el idioma extranjero para luego poder rapear. Y fue junto a un grupo de amigos que tomó sus primeras lecciones, armas que explotaría tiempo después.
Volvió a Buenos Aires en paralelo con el Regreso de la Democracia y estudió Diseño Gráfico en la Escuela Panamericana de Arte, frente al predio de La Rural de Palermo. En el trabajo final de una materia le cayó la ficha que debía hacer otra cosa. "Tenía que hacer tapas de discos y yo no quería eso. Yo quería estar en la tapa", diferencia. Pero para sus propias tapas debió esperar unos cuantos años más.
Jazzy Mel "paraba" mucho en la calle, donde se juntaba con un grupo de uruguayos que tocaban candombe y brasileños que hacían capoeira, una interesante mezcla de tambores que junto con las inversiones de acordes del jazz y del funk Mario reconoce como su esencia musical. En esas juntadas callejeras conoció a Los Adolfos Rap, al pionero de la música electrónica local Eduardo Sormani, y junto a Carlos Shaw comenzó a probar los ritmos de la batería electrónica.
Gracias al boca en boca, Mario se enteró de que al oeste de la Capital Federal había un reducto under donde poder bailar, algo que ama desde siempre. Así fue que en Villa Tesei (Hurlingham) conoció a Frost (Sindicato Argentino del Hip Hop). Con su crew iban a otras localidades del conurbano bonaerense como Ciudadela (Tres de Febrero) y Gregorio de Laferrere (La Matanza). Y también participaba de reuniones en San Telmo y Flores. "Algunos eran lugares muy picantes. Y en una de esas juntadas, tras una discusión, mataron a Roberto Roma. Eso nos marcó a todos. Fue una gran pérdida. Era un flaco talentosísimo", lamenta en diálogo con LA NACION.
"Muchas personas veían cosas en mí que ni siquiera yo veía. Al menos no todavía, en ese momento", comparte el artista. Y entre esas personas Jazzy Mel destaca a César Gonzales, alias DJ Buda, que fue quien siempre lo incitaba a grabar demos y a no desanimarse en el camino de una carrera junto al rap.
Años antes del furor, Jazzy Mel hizo de todo para ganarse la vida. Trabajó como ayudante de plomero, cadete, en el circo de los hermanos Jhabara y, gracias a sus habilidades de baile, como profesor de Breakdance. "Tenía que ver qué hacía de mi vida: si me convertía en lo que otros querían o si seguía mis sueños y lograba que el rap se conozca".
Los primeros dos discos, en Brasil
Casi a finales de 1987, con Walter Villafañe -quien saltaría a la fama como MC Ninja- desarrollaron la idea de viajar a Brasil. Viaje que realizó solo porque su amigo se arrepintió el mismo día de 1988 que partían. Desde Pompeya y a dedo, Mario se fue a probar suerte con un bolso en el que llevaba poca ropa, "dos latas de atún" y el sueño de triunfar.
Llegó a Paso de Los Libres y cruzó hasta Uruguayana donde debió abonar una tasa para ingresar al país vecino. Ese gasto junto con las noches en las pensiones hicieron que su magro capital se redujera a cero. Tras dormir un par de noches en una plaza, pensó en abandonar todo y regresar. Tras caminar los seis kilómetros que lo separaban con el paso fronterizo se percató que para volver a la Argentina también debería pagar y no podía hacerlo. Dio media vuelta y recibió una ayuda espiritual. "No creo en ninguna religión, pero en ese momento me puse a orar. Cerré los ojos y cuando los abrí vi un cartel que decía ‘Feria Americana’. Vendí todo lo que tenía para poder pagar el pasaje a São Paulo. Por lo menos el bolso ya no me pesaba", ironiza sobre la extrema decisión.
Durante un mes durmió en una habitación al fondo de una lanchonete (restaurante), cerca de la terminal de micros. El dueño entendió su situación y le permitió trabajar y vivir en el mismo lugar. En sus ratos libres, Jazzy Mel comenzó a frecuentar la escena del hip hop y freestyle paulistas al tiempo que iba incorporando palabras de portugués. "Cuando decía que era uruguayo, que venía de Buenos Aires no me daban bola. Todo cambió cuando les dije que había estado en Los Ángeles y que rapeaba en inglés", comparte mientras se ríe de la anécdota.
De uno de esos tantos encuentros, Jazzy Mel reconoció un rostro: el dueño de TNT Records, a quien había conocido durante unas vacaciones en esa misma ciudad. "Le dije que quería grabar un disco, que tenía temas y al otro día me convocó al estudio. Grabamos dos temas por día y por cada uno me pagaban 400 dólares. Yo no tenía permiso para trabajar así que modifiqué mi nombre por Jezzy. Él hizo su negocio y yo, el mío", explica el artista sobre el surgimiento de su disco debut, Jezzy Mel Rock (1989). Meses más tarde sería el turno de I’m back again (1990)
El regreso y el éxito en la Argentina
Dejó el Brasil de Fernando Collor de Mello para volver a la Argentina de Carlos Menem. Su madre se había radicado en el interior y su hermana ya estaba casada, a punto de darle su primer sobrino, Nahuel. Sin casa propia, Jazzy Mel vivió unos meses "de prestado" en casa de varios amigos, entre ellos el propio Villafañe.
Los albores de la globalización y la convertibilidad ofrecían un sinfín de oportunidades. Tras la recomendación de Lalo Mir, que conducía un programa en Rock & Pop, fue a la oficina del dueño de la productora Abraxas, Bernardo Bergeret. El primer día no lo encontró, pero al otro día, con sus dos discos y un boombox sobre el hombro le mostró lo que sabía hacer.
Bergeret le ofreció ser columnista en KO, un programa que estaba lanzando en Canal 7 y que conducía la gloria del tenis Guillermo "Willy" Vilas (sí, en la época de "Si quieres amarla"). Y en esas columnas Jazzy Mel pudo comenzó a mostrar que tenía con qué. Ese talento y la aceptación del público hicieron el productor accediera a editarlo. Bajo el seudónimo MC Rapper grabó el tema "Get into a trance/Olé Olé", que fue incluido en el compilado del sello Knock Out de 1990. Meses más tarde llegaron Jazzy Mel (1991) y el maxi ¿Qué pasa? (1991). Un año más tarde grabó Tocala de nuevo, Sam (1992).
Tres curiosidades de tres éxitos del primer disco argentino
Entre los 10 temas que incluyó Jazzy Mel, se destacaron tres cortes. En primer lugar "Fue amor", un tema sobre la base de "Found love" de Double D featuring Dany (1990), que a su vez tenía samples de "Spank" de Jimmy Bo Horne. "Fue amor" lo catapultó a la fama, trascendió las fronteras y será siempre recordado por las coreografía del videoclip junto a Verónica Ponieman y Eduardo Caro.
Otro de los temas incluidos en el primer álbum editado en Buenos Aires es "Afrolatino". Además de combinar tambores tribales y el rappeo en castellano, inglés y portugués, cuenta con un sampleo de "In Zaire Business" de African Business (1990).
Y en el tema romántico por excelencia es nada más y nada menos que "Conociéndote", un crossover del clásico de César "Banana" Pueyrredón. "César tuvo la gentileza de cederme su bebé más preciado y grabó su voz exclusivamente para la versión de mi disco", reconoce. Esta combinación de una balada con una letra rappeada fue también explotada por los PM Dawn en "Set adrift on a memory bliss" (1991), tema que contó con la base de "True" de Spandau Ballet.
Sus canciones sonaban en las radios y en las discotecas de toda la Argentina. Vendió 150.000 copias y metió más 5000 personas en sus shows en la calle Corrientes. Giras por el interior del país y apariciones en programas como Ritmo de la Noche, Feliz Domingo, VideoMatch, Jugate Conmigo y Estudio 13. En medio de toda esa fama burbujeante, Jazzy Mel viajó a Europa.
Viaje a Europa, remixes y la vuelta al estudio
Con el sello independiente ARS grabó un dos discos de remixes en Amberes y realizó la promoción de sus trabajos en Bruselas. Tras dejar Bélgica, Jazzy Mel recorrió Francia, Alemania y España. De regreso en Buenos Aires montó su propio estudio de grabación y se quedó en la "cocina" de la música de diversos artistas.
Trabajó junto a Zeta Bosio en los compilados Nación Hip -Hop 1 y Nación Hip-Hop 2. También produjo a distintos artistas como Lika y el Sindicato Argentino de Hip-Hop. Más tarde fue parte de "La Fukin' Sound Machine" (luego "La Fukin'"), banda funk donde cantaba como invitado en varios temas y en 1999 aparece en El Juego, documental de Hip-Hop.
Jazzy Mel, de 2000 a hoy
Como conocía a Roberto Conlazo de los días en que compraban rarezas en Parque Rivadavia, en 2004 participó en el documental Buscando a Reynols, banda de música experimental liderada por Miguel Tomasín.
Y un día, las ganas de volver afloraron porque, según sus propias palabras, se dio cuenta que tenía que estar nuevamente en el escenario. "Sentía que en el estudio ya me estaba creciendo ’la barba de los ingenieros de grabación’ y me veía como si a fin de año fuera a hacer de Papá Noel", bromea. Y ese regreso fue en el marco de la Bizarren Miusik Parti de 2008.
Hace tres años Jazzy Mel conoció Nueva York y de la mano de un amigo argentino radicado allí desde 2000 pudo cumplir un sueño postergado. Conoció a la gloria de Brooklyn de quien tomó su nombre: Grandmaster Melle Mel. En 2018, de la mano de Now Producciones, Jazzy Mel se embarcó en el 390 tour, una gira por el interior del país junto a King África y Machito Ponce. "No venimos del mismo palo, pero nos llevamos bien en la gira. Somos tres artistas de los 90. Tenemos una música que es bailable. Somos distintos, pero celebramos la diferencia", reconoce.
Hoy, desde la localidad bonaerense de Monte Grande, partido de Esteban Echeverría, Jazzy Mel sigue abocado a la música y reparte su tiempo entre los shows — ahora en stand by por la cuarentena -, su hijo Benicio (7) y Gimena, con quien está en pareja desde hace un año. Más adelante, no descarta volver a editar nuevas canciones.
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