Qué es la disomnia, el inquietante trastorno del sueño que muestra la última película de Netflix
En el film, la humanidad pierde la capacidad de dormir; LA NACIÓN habló con un psiquiatra sobre los síntomas y consecuencias de esta afección que se acentuó en cuarentena
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Netflix estrenó este miércoles la película Disomnia, un thriller post-apocalíptico que aborda el trastorno homónimo que afecta al sueño. LA NACIÓN habló con el referente en neurociencia y director del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires Ignacio Brusco (MN 76152) sobre las causas, síntomas y consecuencias de esta alteración que en algunos casos se acentuó durante la cuarentena estricta.
En la ficción protagonizada por Gina Rodríguez, un misterioso suceso de escala global inutiliza todos los artefactos electrónicos y priva a los seres humanos de la capacidad de dormir, lo que desencadena un verdadero caos en la sociedad. Mientras los científicos buscan a contrarreloj una cura para este insomnio inexplicable antes de que sus efectos aniquilen a la raza humana, Jill (Rodríguez) descubre que su hija menor puede ser la clave de la solución y debe decidir entre protegerla o sacrificarla para salvar a la humanidad.
“Hace 15 horas algo sucedió. No sabemos qué lo causó ni por qué, pero sí que ninguno de nosotros puede dormir”, dice la protagonista, una exsoldado que tuvo que aprender a sobrevivir en ambientes hostiles, al comienzo del tráiler de la película.
Este fenómeno abre un abanico de interrogantes, pero el principal es: ¿cuánto tiempo puede soportar el ser humano sin dormir? Brusco responde: “No hay estudios que digan lo que puede tardar una persona en morir de sueño, porque el insomnio primario donde la persona no duerme nada no existe. Para que suceda algo así hay que provocarlo artificialmente”.
La disomnia, según explica el especialista, es “un trastorno primario del sueño, que tiene que ver con lo cuantitativo: dormir más o menos”. En el caso del film, el conflicto está relacionado con la segunda opción.
Respecto de las consecuencias que puede traer la falta de descanso, la película retrata tres fases: desorientación, delirio e histeria. Pero el también titular del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires advierte que esto es “una generalización de cuadros”.
“Tras 48 horas sin dormir se pierde el juicio crítico”, afirma el personaje interpretado por Finn Jones en el adelanto. “Pero tras cuatro o cinco días, todos moriremos”.
“Desorientación y juicio crítico son dos cosas diferentes”, explica Brusco. Y detalla: “Desorientación es la falta de orientación en tiempo y espacio. La persona puede no ubicarse en qué día está u horario, es autopsíquica”.
Sobre la primera fase planteada en Disomnia, considera: “Lo que más puede tener que ver con esa afirmación es que al no dormir 48 horas podés perder la orientación, pero algo moderado. Y no es loco plantear algún concepto deliroides o de pérdida del juicio de la realidad, de la conciencia de realidad”, agrega.
En cuanto a la segunda fase, Brusco -que además preside la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina (ANA)- señala: ”El delirio es un tipo de psicosis, una pérdida de juicio crítico”.
No obstante, a diferencia de lo que propone la película, el psiquiatra aclara que no hay evidencia que respalde que un paciente puede fallecer a causa del insomnio. “No existe en medicina la persona que muere por no dormir”, asegura, y resalta que el insomnio total sostenido es posible solo si es inducido por alguna sustancia (drogas) o factor externo.
Según consigna un artículo de NPR, el récord de privación voluntaria del sueño lo tiene Randy Gardner, quien a los 17 años por un proyecto de ciencias no durmió durante 264 horas, o sea, 11 días seguidos. El joven de San Diego, Estados Unidos, fue monitoreado por científicos en los últimos momentos de vigilia. “Fue una locura. No podía recordar cosas, era casi como una enfermedad de Alzheimer temprana provocada por la falta de sueño”, manifestó Gardner sobre aquel estado.
En torno a la tercera fase que muestra la producción de Netflix, llamada “histeria” -cuyas imágenes evocan el caos social que genera la escasez de energía, el apagón de dispositivos eléctricos y el insomnio colectivo-, Brusco indica que “es un término que dejó de usarse en psiquiatría”.
Y explica: “Hoy sería equivalente a un trastorno de ansiedad, más leve que una psicosis”. Por lo que presume que el film debe hacer referencia “a una histeria colectiva, una psicosis colectiva”, algo más grave.
Brusco cita un estudio científico que se hizo con roedores de laboratorio y derivó en la muerte de estos animales. “Pero se hizo con una privación del sueño artificial”, aclara. Y reitera: “La completa ausencia de sueño, por largos períodos de tiempo, no ha sido vista en humanos”.
El extraño caso del insomnio familiar fatal
El doctor hace mención a una enfermedad que describe como “la rareza de la rareza” en la cual una persona sí puede morir por problemas en el sueño. Se trata del insomnio familiar fatal (FFI, por sus siglas en inglés).
“Es una enfermedad genética que se desata por una infección, por proteínas contagiosas. Pero tiene que haber una mutación genética”, expresa. Y agrega que se vieron casos en España de este cuadro “progresivo y sin cura”, aunque es muy poco común.
Un artículo de la BBC relata el caso de Silvano, un paciente que murió a causa de esta afección y que donó su cerebro a la ciencia para que se investigase su condición genética, que ya había matado a varios de sus ancestros.
Su historia inspiró el libro The Family Who Couldn’t Sleep (La familia que no podía dormir), que retrata una estirpe que vive con miedo a sus propios genes.
Los investigadores descubrieron que todo comenzó con una proteína deformada del cerebro, llamada prión, producto de una pequeña mutación genética. Por algún motivo, estas proteínas se multiplican cuando el paciente alcanza los 50 años y afectan a las neuronas. Precisamente, a algunas partes del tálamo, que organiza todas las respuestas autónomas al entorno: controla la temperatura, la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca. A falta de este regulador de intensidad, el cerebro de los pacientes con FFI siempre se mantiene despierto. “Si el sistema nervioso simpático está desequilibrado, por supuesto que produce insomnio”, afirmó a BBC Pietro Cortelli, médico que atendió a Silvano hasta su muerte.
Disomnias y parasomnias en cuarentena
La extensa cuarentena impuesta en 2020 por el Gobierno para evitar la propagación del coronavirus en la Argentina tuvo como consecuencia múltiples trastornos del sueño, que en algunos casos derivaron en un aumento del consumo de ansiolíticos, alcohol y estupefacientes.
Ignacio Brusco cuenta a LA NACIÓN que el encierro y los problemas para dormir provocaron “un jet lag en la población, que se manifiesta mucho en los adolescentes”.
El psiquiatra cita un reciente estudio de The Lancet Psychiatry que afirma que “las consultas por trastornos de ansiedad en pacientes que tuvieron Covid se incrementaron un 20%”.
Aunque advierte: “Pero en la sociedad en sí misma -fuera de si la persona se infectó o no con el virus- han aumentado los cuadros de ansiedad, delirio, psicosis”.
En torno a las disomnias, el referente en neuropsiquiatría pone como ejemplo el éxito del programa de Jey Mammon que comenzó a emitirse a la medianoche por la pantalla de América, con un nivel de rating inusual en ese horario. Para el especialista, esto denota que los argentinos se están quedando despiertos hasta más tarde.
“Se está viendo ahora la pandemia de salud mental, que se puso de moda porque lo dijo recientemente la ministra (de Salud) Carla Vizzotti, pero que nosotros los psiquiatras la venimos advirtiendo desde el año pasado”, subraya Brusco.
“Con el estrés de la pandemia puede haber disomnias por insomnio, trastornos de sueño, parasomnias por alterar la calidad de sueño, por tener problemas de ansiedad que puedan llevar a no poder dormir, por pesadillas”.
Asimismo, el psiquiatra indica que la dificultad para dormir también puede ser provocada por el consumo de sustancias y resalta que “en la cuarentena también se registró un mayor consumo de alcohol”.
Pero, a su vez, otro de los factores que afectan el descanso son las alteraciones del ritmo circadiano, que pueden ser provocados por el cambio de rutina. “La gente se empezó a quedar hasta tarde mirando Netflix o los adolescentes jugando en línea a los videojuegos, hubo un cambio de horarios en la rutina familiar”, sostiene.
En relación al tratamiento para el insomnio, Brusco informa que es distinto para cada paciente, ya que hay casos que requieren medicación y otros no. Sin embargo, brinda tips comunes que pueden ayudar a cualquier persona a conciliar el sueño:
- No tomar café o mate después de las 17 horas.
- Evitar el consumo de medicamentos que contengan cafeína.
- Hacer ejercicio físico.
- Darse un baño de inmersión o una ducha caliente.
- Tomar un vaso de leche antes de acostarse, ya que contiene sustancias inductoras del sueño.
“Si la persona tiene un trastorno psicológico que le este produciendo el insomnio el tratamiento se acompaña con una psicoterapia”, explica. Pero también hay casos en los cuales no es necesario, como el síndrome de las piernas inquietas o la apnea del sueño.
Sobre las modificaciones del ritmo circadiano, Brusco especifica que se pueden tratar con melatonina con muy buenos resultados, pero siempre debe ser recetada por un profesional de la salud.
Finalmente, advierte que los trastornos de sueño pueden afectar la inmunidad, el ritmo cardíaco, impactar en la secreción de hormonas, como el cortisol, entre otras consecuencias.
Sobre la película Disomnia
El film de Netflix está coescrito y dirigido por el cineasta canadiense Mark Raso, que también trabajó con el gigante del streaming en Kodachrome (2017).
Se trata de un thriller de ciencia ficción que muestra un post-apocalipsis diferente, con la particularidad del insomnio generalizado en la población. Además de Gina Rodríguez, en el reparto figuran Ariana Greenblatt, Frances Fisher, Shamier Anderson, Finn Jones, Lucius Hoyos, Gil Bellows, Jennifer Jason Leigh y Barry Pepper.
La producción podría compararse con Children of Men (2006), la película de Alfonso Cuarón, en la cual la imposibilidad de los humanos para reproducirse amenaza con destruir a la civilización mundial.
Pero, por la temática, también remite a Noches blancas o Insomnia (2002), ficción protagonizada por Al Pacino en la que un prestigioso detective de Los Ángeles viaja a Alaska para investigar el brutal crimen de una adolescente y ve en peligro su trabajo porque no puede dormir, debido a las interminables horas de luz que hay en ese pueblo.
Los thrillers psicológicos son una nueva apuesta de Netflix: la plataforma estrenó el 14 de mayo pasado La mujer en la ventana, una película de suspenso donde Amy Adams encarna a una psicóloga agorafóbica que tiene miedo a salir de su casa y se obsesiona espiando a sus vecinos, hasta que se convierte en testigo de un brutal asesinato.
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