Qué es de la vida de Nancy Anka
La recordada "chancle" de Grande, Pa! habló con LA NACION sobre la TV de hoy en día y de su nuevo proyecto en el que cantará mañana
Nancy Anka es de las pocas actrices que cubren varios espectros y lenguajes de su oficio: televisión, teatro, comedia, drama y canto. El gran éxito de los ´90, Grande, Pa! , la catapultó al cariño y al recuerdo popular, pero ella sigue desde ese entonces con ambos pies en las tablas, en el set de grabación como invitada de alguna ficción, y en films nacionales.
Esto no quita que muchos se pregunten, ¿qué es de su vida? y ¿qué piensa hoy de la tele infantil y juvenil, quien fue una de las adolescentes más conocidas de los '90? Es que ese ciclo, sobre un viudo y sus hijas, cuenta con un récord que ninguna ficción ha igualado ni superado hasta el momento: 62 puntos de rating que a duras penas se comparan con los gloriosos 25 que logra la exitosa Graduados.
Hoy, la actriz que recibe con una gran sonrisa y rondas de mate a LA NACION en la casa de un amigo, se concentra en el ciclo Once Poetas y un continente, presentado ya en Concordia y que se podrá ver mañana en la casa de Entre Ríos de la Ciudad de Buenos Aires, con el apoyo de la Secretaria de Cultura de la Nación. Allí, Anka recitará y cantará poesías de los principales poetas de América Latina, hechas canción por el músico y creador de esa puesta Diego Bertoni.
Además de hablar sobre qué opina de la actualidad del medio con el que se catapultó a la fama, habla de su vida, de la falta de valores en la televisión y de su papel principal: el de ser mamá de Sofía, una adolescente de 14 años.
-Después de Grande, Pa!, te fuiste apartando de la televisión, ¿fue por decisión propia?
-Lo último que hice fue Cuando me sonreís, la tira de Facu Arana y Jullieta Díaz. Sí, me separé de la tele, no tuve una continuidad. Me aboqué más a lo que es el teatro y apenas terminé Grande, Pa! me dediqué a la música y después sólo al teatro. Pero a veces vuelvo a la pantalla chica. Por lo general me convocan cuando yo particularmente desde lo interno determino "estaría bueno hacer un rato de tele" y suena el teléfono. Lo que a uno le va a sucediendo tiene que ver con la determinación que uno tenga. Está bueno porque así no responsabilizás a nadie más que a vos mismo, hasta es liberador tener esa conducta.
-¿En dónde te sentís más cómoda?
-Durante muchos años hice televisión y mientras la hacía, no hacía teatro. Cuando descubrí esta dinámica del teatro y el viajar para presentar obras, me gustó muchísimo. Empecé a descubrirlo arriba de un micro, con un escenario distinto todos los días, conociendo gente nueva todo el tiempo, llegando a distintos públicos. Porque ves que cada provincia y cada ciudad tienen una dinámica particular. Es muy lindo ser un artista todo terreno. En estos 14 años, viajar a mi me enriqueció muchísimo artística y humanamente, dos cosas que creo que van de la mano.
-¿En qué te enriqueció la televisión?
-El trabajo en sí mismo de lo que es la televisión, así como del cine, requiere un desafío distinto porque es minimalista, estás supeditado y limitado a lo que es el tamaño de la cámara. Te exige grabar escenas que requieren emotividad y muchas veces hay que repetirlas, no por un error del actor, sino técnico. Entonces, hay que sostener esa emoción, sea cual sea, tristeza, alegría. Ningún espacio es mejor que el otro, sino que te requieren de una entrega distinta.
Los ciclos de estos últimos años se quedan mucho con la competencia con el otro, quiénes son las lindas, las feas, las que tienen y las que no tienen.
-¿Cómo considerás lo que hoy se ve en la pantalla chica?
-La televisión en todas las décadas, en todas las generaciones y estadíos socioculturales muestran la realidad y cómo estamos. Es una gran vidriera, es el medio más inmediato. Veo que va mutando a medida de que la sociedad también lo hace. Quizás falta un poco el comunicar valores. En la televisión tiene que haber de todo porque no la mira sólo una clase de personas, es para todos. Ahora hay más ficción que antes y está bueno.
-¿Qué ves vos en la tele y qué ve tu hija?
-Desde que terminó Dr. House miro canales de aire, pero a la noche. Más temprano no veo nada y no me entero de nada de lo que hay. A la noche miro Telefé y después Pura química. Tengo una niña adolescente, de 14 años, Sofía, que mira poca televisión. Si mira, mira cable, y siempre fue así desde chica. Ojo, no es un espécimen. Miró Chiquititas y todas esas cosas porque tiene una vida social la cual no me permití limitársela. Al contrario, siempre le expuse todo y traté de enriquecerla con otras cosas, otro tipo de música, etc.
-¿Qué te parece la oferta de programas infantiles de los últimos años?
-El programa infantil, que se hace desde unos años para acá, es como limitado. Está llevado a hacer foco en una sola parte de lo que es el niño: esta cosa de lo musical, el color y todo "muy up". Está muy bien, pero yo le daría una vuelta de rosca. Porque uno se tiene que preguntar: ¿Para qué le va a servir a un chico ver determinado programa? ¿Para qué prenderle la tele a tu hijo? ¿Para que acapare su atención y uno siga haciendo cosas? ¿O porque está bueno el contenido, es educativo, porque tiene cierta creación de valores y va incentivando a que ese nene vaya creando su propio pensamiento?
-¿En los programas para adolescentes pasa algo parecido?
-Creo que sí. Los ciclos de estos últimos años se quedan mucho con la competencia con el otro, quiénes son las lindas, las feas, las que tienen y las que no tienen. Eso creo que divide y lo hace desde una cuestión de pensamiento. No nos tenemos que olvidar que tanto los niños como los adolescentes son adultos en formación. ¿Entonces qué clase de adultos, nosotros, los adultos de hoy, estamos formando? ¿Con qué valores?
-Reflejan un poco el formato de esas películas norteamericanas de los perdedores y los ganadores...
-Sí. Esa cosa de rotular según la apariencia y la clase social. Somos todos distintos y está muy bien. Pero hay algo que tenemos en común y es que somos humanos y todos arrancamos y terminamos de la misma forma. Lo único que cambia es el tránsito. Entonces es importante ver qué tenemos en común. Y hay que tener en cuenta que se les está hablando a niños y adolescentes que son adultos en formación. Si tanto los adultos deseamos tener un país distinto, hagamos que estos chicos sean adultos distintos. ¿Qué se gana con darle a los chicos conceptos de competencia, de envidia, de avaricia? Nos seguimos quedando en el aspecto negativo inherente en el ser humano. Sería buenísimo que en la tele hubiera productos que pudieran tratarse desde ese lugar y no por eso perder la música, el color, el amor y todas esas cosas que pasan en la adolescencia y en el juego de los niños.
-¿Cómo ves a Grande, Pa! en un contexto como el actual?
-Hoy lo revalorizo a Grande Pa!, en la distancia. Lo que tenía era eso, valores. Tal vez era una comedia muy rosa y "light", pero se valoraba mucho lo que era el núcleo familiar y para mí eso es importante porque ahí empieza todo, después está la escuela, las actividades sociales. Luego el chico abre la puerta y conoce todo un mundo y lo hace sobre la base con la que se haya criado y lo que haya pasado adentro de esa familia. Por eso tenía tanto éxito, y era una familia disfuncional. No sé ese formato hoy, me gustaría porque hoy estamos en un terreno sinuoso con respecto al trato dentro de la familia.
-Y a vos, a la distancia, pasados más de 20 años, ¿cómo te ves en esa época?
-Adolescente y rebelde a full.
-¿Eras consciente de que protagonizabas un éxito?
-Un poco, porque en realidad empecé de chica a trabajar.
-Participaste de diferentes ciclos en los últimos años, ¿la dinámica es diferente a los 90?
-En 2000 he hecho muy poca tele y siento que yo también estoy en otro lugar como ser humano, como mujer, como artista. De los trabajos que hice: llegué, trabajé y me fui a continuar mi vida, que me requiere tiempo, energía, disfrute y lucha. Vuelvo siempre a la tele desde el "Hola que tal, vengo a grabar... chau hasta mañana".
-¿A tu hija le gusta el ambiente del espectáculo?
-Sí, ¡le encanta! No sé si quiere ser actriz, pero sí la veo con el arte, ella va a una secundaria de arte, le gusta mucho cantar, canta muy lindo. Le gusta mucho bailar. Además desde que nació nunca la excluí. Nunca le dije "no, vos quedáte en casa que mamá va a trabajar". Creo que eso también le sirvió para tener sus propias opiniones, es una chica muy madura para su edad, cuando ella habla, yo me callo y la escucho. Me interesa mucho su visión. Siempre le mostré dónde trabajo si no le creás una fantasía acerca de qué es este ambiente, y esa fantasía nunca es cierta, es algo irreal y punto.
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