El Deseo despertó el boom de la acrobacia con telas y, en un mes, convirtió a la disciplina en la nueva moda de las chicas de Palermo y los pibes de la villa de Barracas.
La tele volvio a hacerlo. El Deseo, nueva novela de los cerebros de Resistiré (Gustavo Belatti y Mario Segade) no voló tan alto en el rating pero sí puso de moda la acrobacia aérea. Ahora la onda es colgarse de una tela. ¿Gracias a quién? A esa aplanadora rubia que pende de un par de retazos en las fotos promocionales del ciclo. Sí, Natalia.
Desde que Oreiro volvió al aire (literalmente), más de 2 mil chicas (y no tanto) que le escapan al gym se incorporaron a distintos talleres de una nueva categoría circense que, en el entorno hipón en que fecundó, bautizaron simplemente "Tela". 10 metros de acetato deportivo que, cortado a la mitad, se convierte en suspensores a 8 metros de altura. Una textura flexible que permite hacer figuras y caídas.
"La tela viene de Brasil y es una disciplina derivada de la cuerda indiana", afirma Mariana Paz, la coreógrafa que entrenó a la Oreiro y que hace diez años acercó la disciplina a la Escuela de Circo Criollo, de Jorge y Oscar Videla. "Ahora está de moda, me llama todo el mundo", agita.
Y el contexto lo confirma. El Mago, encargado de los cuatro talleres de tela del Circo Trivenchi, dice: "Esto garpa desde que ser hippie está de moda. Pero con la novelita se notó un boom. Llegan las chicas de zona Norte y en el primer mes se compran todo. Algunas hasta pagan clases particulares a ¡cincuenta o cien pesos la clase!". Los del Trivenchi vieron la veta: "Ahora estamos haciendo la indumentaria: calzas, musculosas, muñequeras, vendas, todo".
A la Escuela de Circo Criollo llegaron más de 500 chicos y adultos; al Trivenchi, unas 80 "nenas rubias de San Isidro". También se acercó gente al Rojas, El Coreto, La Arena. Ni siquiera el Circo Social, con sede en la Villa 24 de Barracas, quedó exento: "Los chicos de la villa me piden que les enseñe las mismas figuras que hace la Oreiro", asegura la acróbata combativa Mariana Luna. "Se va a saturar el mercado", advierte Jorge Videla. "Va a pasar lo mismo que pasó con el trapecio, los zancos y los malabares… primero te cobran 200 pesos por clase y después se pasan de moda y no las pueden dar ni gratis." La profesora particular Agostina Bruzzone señala: "Las chicas vienen porque quieren ser la Oreiro. Pero no saben que ahora que hace frío ella no va a ir más a entrenar".
"Todo el tiempo me preguntan quién es el doble de Oreiro", comenta Jorge, el profe de Nati. "¡Nadie! Armó este boom porque en la novela hace tela. Pero es mejor haciendo acrobacias. Le pone mucho huevo. Y te juro que se ganó el respeto."
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