Publicidades con doble discurso
Anuncios callejeros iluminados con energía frutal, otros que absorben la polución...Para que el aviso sea perfecto, mejor que sea verde
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Apenas uno sale a la calle, una multitud de anuncios y carteles invaden la visión, intentando vender todo tipo de productos. Lo que quizá se ignora es el impacto ambiental que producen con sus luces que iluminan a toda hora, consumiendo grandes cantidades de electricidad. Pero que lo diga Oscar Cardone, presidente de la Cámara Argentina de Instaladores Electricistas: "Los carteles de publicidad chicos, como los que tienen los negocios en sus frentes, iluminados con tubos fluorescentes de 40W, con sus respectivos balastos inductivos que los hacen funcionar, gastan 1.04 kilovatios por hora", el equivalente a alrededor de cinco heladeras con freezer en funcionamiento.
"Un cartel más grande, por ejemplo, uno de seis metros de largo por cuatro de alto, está iluminado por ocho artefactos de cuarzo de 1500 vatios, lo que llevaría a un consumo de 12 kilovatios por hora, que es igual a 40 computadoras encendidas." Aunque se trata de un gasto considerable de energía, no se suele tomar en cuenta. Por eso, a pesar de que hayan formas de reducir estas cifras, poquísimos lo hacen. Cardone explica cómo: "Para las publicidades pequeñas, se podrían utilizar tubos fluorescentes de 36 vatios, lo que consumiría 0,93 kilovatios por hora, realizando un ahorro de aproximadamente un 10 por ciento. También es conveniente cambiar los balastos inductivos por balastos electrónicos, lo que lleva a un ahorro del 20 por ciento". Para las publicidades grandes, en tanto, "se podría reemplazar por artefactos y lámparas con descarga de mercurio halogenado, de 250 vatios por cada artefacto, bajando su consumo a 2,6 kilovatios por hora y con lámparas más durables", sigue Cardone.
"En todos los casos, quizá sea importante apagar la iluminación a partir de una cierta hora de la noche en la que ya no pasan tantos transeúntes y no se justifique hacer semejante gasto de energía. El apagado se puede automatizar con foto-timers, unos aparatitos muy baratos", explica Claudio Damiano, gerente del área Normas del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE).
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Atención: para ayudar al medio ambiente desde los carteles publicitarios, no hace falta inspirarse en los diseños de Los Picapiedras , por ejemplo. En julio, Ricoh presentó en Londres una valla publicitaria que se ilumina con molinos eólicos y paneles solares. Además, su sistema cuenta con LED, que consumen la mitad de la energía convencional. Claudio Damiano aclara: "El LED se ve en paneles totalmente cubiertos que forman pantallas de gran tamaño, con imágenes que se manejan con una simple PC. Esto es energéticamente muy eficiente, muy impactante, aunque todavía caro. En la Argentina aún no veo mucha iluminación de carteles con LED, entre otras cosas, porque las tarifas eléctricas son bajas en nuestro país". La Eco board, como se llama, es furor en Estados Unidos y en Japón.
Coca-Cola también tomó una eco iniciativa en sus publicidades. A fines de junio, realizó junto con la World Wildlife Fund de Filipinas un cartel publicitario que absorbe la polución del aire a su alrededor. Está hecho con 3600 plantas fukién, que en su conjunto, según la institución, pueden absorber 21 toneladas de dióxido de carbono por año. Cada planta está colocada en una maceta hecha con botellas de Coca-Cola recicladas y tiene un sistema de riego por goteo.
Y Tropicana sorprendió a todos con su idea para un cartel ecológico: después de tres meses de investigación por parte la agencia de publicidad francesa DDB, la marca lanzó en abril último, en París, un anuncio que dice Energie Naturelle, cuya particularidad es que está iluminado solamente con naranjas. Se pudo lograr gracias a los iones del ácido que contienen estas frutas, que producen corriente. Es similar al conocido experimento con el que se obtiene energía de una papa. Claro está que la propuesta de Tropicana es cuestionable, al utilizar alimentos que podrían ser consumidos en vez de ser utilizados para generar una pequeña cantidad de electricidad. Pero por lo menos, es un cartel publicitario que no contamina y no utiliza energía externa. En la Argentina, todavía no se vio nada parecido, pero esta historia recién está empezando.