"Porky´s", modelo 2000
"American Pie" (Idem, EE. UU./1999, color), producción hablada en inglés, presentada por Eurocine. Basada sobre un guión de Adam Herz. Intérpretes: Jason Biggs, Chris Klein, Natasha Lyonne, Thomas Ian Nicholas, Chris Owen, Eddie Kay Thomas, Tara Reid, Mena Suvari, Jennifer Coolidge, Eugene Levy. Fotografía: Richard Crudo. Música: David Lawrence. Producción: Chris Weitz, Warren Zide y Craig Perry. Dirección: Paul Weitz. Duración: 95 minutos. Para mayores de 16 años. Nuestra opinión: Buena .
Como buena versión contemporánea de "Porky´s", esta nueva comedia estudiantil sobre la iniciación sexual y sus prolegómenos se muestra al tanto de las estrategias de marketing y busca diversificar en lo posible el perfil de sus probables consumidores para ampliar el mercado.
Quizás por eso, además de entregar la dosis de picardías, chistes gruesos y bromas pesadas que se juzgan necesarias para saciar el apetito de diversión de sus destinatarios naturales, los adolescentes, apela al estudiante secundario que todos los adultos guardan en un rincón del corazón y termina por envolver las aventuras de los chicos en una atmósfera tenuemente evocativa, dulzona y sentimental.
Toda la novedad de "American Pie" reside en ese aire un poco "naif" y, quizá también, en la descripción de las chicas, que han dejado de ser el mero objeto de curiosidad de los ojos masculinos, manifiestan sus propias inquietudes y se muestran más activas, cuando no terminan por asumir francamente el control de las situaciones.
Por lo demás, todo es más o menos lo de siempre. Habrá computadoras, Internet, canales codificados y quioscos rebosantes de revistas porno, pero los temas son los mismos y el tono de los chistes también. De modo que cualquier espectador puede prever que los gags darán vueltas en torno de la masturbación, los atributos de cada uno, las urgencias sexuales (a veces tan precipitadas que resultan incontenibles), los avances sobre la (presunta) resistencia de las chicas, las técnicas de conquista -incluida alguna rudimentaria campaña de prensa para mejorar la imagen del menos favorecido-, ciertos insólitos sustitutos del cuerpo femenino y, por supuesto, las bromas pesadas que implican el uso de laxantes, entre otras variedades del humor escatológico.
Tres semanas y una promesa
Todo sucede entre un grupito de estudiantes a punto de egresar de una secundaria de Michigan. Muchachos -y también chicas- que "sólo piensan en eso", y que de tanto azuzarse unos a otros sobre sus progresos en el terreno sexual terminan por plantearse un desafío.
Cansados de las repetidas frustraciones que han padecido por culpa de su propia torpeza, por indecisión o porque las chicas mantienen el poder, Jim, Kevin, Oz y Finch se comprometen a liberarse de su virginidad en las tres semanas que les quedan antes de la graduación.
Lo que cada uno hace para cumplir con lo pactado proporciona material para que pongan a prueba su oficio otros tres debutantes (éstos, en el largometraje): el guionista Adam Herz y los hermanos Paul y Chris Weitz -ambos directores del film, según ha apuntado la prensa norteamericana, aunque el segundo figure en los créditos sólo como productor.
Los cuatro de la ficción, puede suponerse, lograrán su objetivo después de pasar por unas cuantas situaciones cómicas en las que hay más vulgaridad que picardía. En cuanto a los tres responsables del film, si lo único que se proponían era mantener la atención de la platea juvenil colocando a intervalos regulares sus eficaces golpes de humor grueso, también pueden considerar que han cumplido con su misión. Aunque su comedia, que entra en tema desde la primera imagen, tarde bastante en tomar ritmo.
Obviamente, quienes esperen de "American Pie" alguna chispa de verdadera gracia, deberán conformarse con poco: por ejemplo, con las intervenciones de Eugene Levy, ese papá canchero y con aspiración de compinche que nunca falta; o con el estrafalario número de stripper que protagoniza el pobre Jim (Jason Biggs) vía Internet y a la vista de todos, en una de las repetidas oportunidades en que las chicas demuestran quién lleva, en realidad, los pantalones.
No hace falta añadir que el humor corrosivo no entró en el programa del trío debutante: más allá de su ocasional tosquedad, es directo e inocuo. Tampoco es necesario subrayar que la mirada respecto del comportamiento sexual de los norteamericanos parece demostrar que en el fondo nada ha cambiado demasiado.
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