Por qué se alejó Valentina Bassi de la tele
La actriz, que hoy participa de la obra Mujeres en el Aire, habló con LA NACION sobre su rumbo artístico y las exigencias de belleza que imperan en la sociedad
"¡Queremos ver otro video!", grita la actriz Valentina Bassi desde la butaca de una sala del Konex. Su voz rompe el silencio que le siguió a la proyección de una de las imágenes que ilustran la puesta de Mujeres en el aire. Desde ese mismo sector, enfrentado al escenario, unas risas femeninas le siguen a la arenga y lo que era una reunión post ensayo se transforma en bullicio.
Los rastros de su personaje en la obra de Mariela Asensio, aún están presentes en sus ojos. Purpurina y mucho rimmel. No obstante, sigue en la butaca y habla con LA NACION de "La renegada", la mujer que es capaz de seguir duras pautas estéticas con tal de conseguir la fama. "Es que en un momento, quien interpreto, como todos alguna vez, dice ´basta´", explica Valentina y sonríe.
"Basta" también le dijo a la tele, ese medio al que se lo suele comparar con una picadora de carne; que cuanto más firme y bonita, la carne, mejor. Y así como se pone en lugar del público para apreciar los detalles técnicos de la obra en la que trabaja, toma un poco de distancia en un tema que la atañe como mujer y actriz de estos tiempos en los que muchas veces la estética importa más que el talento.
-¿Qué es la belleza?
-La belleza es sentirse bien y nada más. Claro que somos mujeres y queremos estar lindas, ¿eh? Cuando empezaron los ensayos de la obra, decíamos "¡uy che, tenemos que hacer gimnasia!", pero claro, lo que cuestiona la obra son los extremos. Hay mujeres que se intervienen el cuerpo muy violentamente, incluso que se vuelven monstruos. Pero, ¿hasta qué punto uno puede sacrificarse para llegar a tener la eterna juventud? Lo que más me preocupa son los adolescentes y cómo consumen ese modelo que los bombardea desde todas partes, porque ya a los 20 están entrando en una sala de operaciones para "teóricamente" embellecerse.
- ¿Qué actriz te parece bella?
-Penélope Cruz me encanta. Más allá de que es linda, me fascina ella como trabaja, como persona… ¡su marido! En el primer ensayo mi personaje dice: "No quiero ser rubia, no quiero ser perfecta, no quiero ser como Penélope Cruz!", pero le dije a Mariela :"No, no puedo decir esto, es bella, trabaja con Woody Allen, con Almodóvar, es una excelente actriz!".
- ¿En qué medio hay más exigencias estéticas sobre la mujer?
-Esa exigencia se da en toda la sociedad, es algo cultural. La mujer debe ser la bella. Quizás en la televisión es más extrema: estás o no estás, vendés o no vendés. Desde lo mediático se alimenta la perfección a toda costa, por lo menos es lo que yo veo porque trabajo en tele, y por eso me gusta trabajar en esta obra porque esa presión es cotidiana, la veo de cerca.
-¿Alguna vez te exigieron estar más flaca, más linda?
-No me exigieron nada porque nunca me hice cargo. Mi carrera va por otra parte, tengo bajo perfil, no hice de mi vi privada una noticia nunca, ni siquiera me gusta hacer mucha tele, porque cuando hago mucha tele necesito hacer un poco de teatro para bajar un poco los decibeles.
- ¿Hay un culpable de que este modelo de belleza siga de manera permanente en la sociedad?
-Mariela [Asensio] dice algo muy interesante y ese culpable es el capitalismo porque para subsistir necesita que una tenga la autoestima muy baja y se sienta frustrada. Así salimos a comprar, a ponernos productos, a operarnos, a consumir. Y no es una cuestión de género, de que el hombre tiene la culpa, es cultural.
- Es que si se habla desde la cuestión de género, la pregunta que surge es: si históricamente la mujer ha tenido más presencia que el hombre en la crianza de los hijos, ¿por qué sigue imperando ese modelo de belleza casi tirano?
-¡Ojalá lo supiera! Creo que está tan arraigado en la cultura y es un negocio tan perfecto que es mundial, bajarlo no es fácil. Pero es un poco lo que dice la obra, "ojo que si paramos nosotras, se para la máquina".
Bassi y el artista militante
Cuando se nombra a Valentina Bassi, muchos la relacionan con trabajos que tienen como eje los derechos humanos (por su paso en Teatro por la Identidad ) o con la defensa de los derechos de las mujeres (por ejemplo, con su participación en Mujeres: lo personal es político ).
-¿Te sentís representada por la figura de la artista militante?
-No y me parece un rótulo espantoso. Un militante es alguien que dedica su vida a la militancia, un artista es un artista. Yo ni artista ni militante, soy actriz y hago mi trabajo y trabajo para lo que me conmueve como fue Teatro por la Identidad, pero ese rótulo no. Por lo menos para mí. Quizás León Gieco lo sea, pero son sólo dos o tres quienes entran en esa categoría.
-¿Crees que la militancia desde la expresión artística hoy está relacionada con la participación en un partido político?
-Creo que tiene que ver con el trabajar por lo que uno cree y lo que uno desea, no necesariamente uno tiene que estar dentro un partido. Cuando hicimos Teatro por la Identidad había algo de militancia, pero relacionada con otra cosa, porque estábamos identificados con la causa de las Abuelas de Plaza de Mayo y queríamos ayudar a encontrar a los chicos. Y no era una causa partidaria y nunca lo fue.
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