"Por la ceguera, Degas dejó la pintura por la escultura"
"Pese a la cantidad de mujeres que pueblan sus cuadros, Edgar Degas era un increíble misógino. No se casó nunca y tampoco se le conocieron romances. Solía decir que las mujeres no lo querían porque siempre las pintaba trabajando, pero nunca distendidas y disfrutando de la vida", explica Omar López Mato, oftalmólogo, investigador y autor de Males de artistas , libro en el que estudia cómo las enfermedades que padecían artistas como Degas, Van Gogh, Mary Cassat, Monet y muchos otros se reflejaban en sus obras. "Sin embargo, mantuvo buenas relaciones con Mary Cassat y Susanne Valadon, la madre de Maurice Utrillo, a la que alentó para que comenzara a pintar. Valadon había sido modelo de la mayoría de los posimpresionistas, como el propio Degas, Toulouse-Lautrec o Renoir. Cuentan que Degas le dijo un día: "Si aún tuviera lágrimas me encantaría derramarlas sobre uno de tus paisajes", algo extraño en un misógino.
- ¿Cuál era el problema de Edgar Degas?
-En la familia de Degas había varios casos de ceguera, pero en 1870, al estallar la guerra francoprusiana, fue llamado a las filas. Se incorporó a la Guardia Nacional para la defensa de París y entonces se dio cuenta de que no podía apuntar; la mira del fusil se le volvía difusa. Había perdido la visión central del ojo derecho y el izquierdo estaba deteriorándose. Tres años más tarde viajó a Nueva Orleáns y allí conoció a su prima y cuñada, Estella Musson, a quien pintó y por la que sintió un gran afecto. Pero Estella, varios años menor que él, se quedó ciega cuando sólo tenía 30 años. La situación económica de Degas era buena y pudo consultar a inminentes oftalmólogos como Marcel Perrín y Edmond Landolt, creador de los optotipos, los signos que se utilizan para medir la visión. Landolt le recetó anteojos estenopeicos, con una ranura en el centro, pero el pintor no los usó; los encontró molestos y poco útiles para su trabajo. A medida que fue perdiendo la vista, dejó de pintar al óleo y comenzó a pintar al pastel, hasta que por la ceguera Degas abandonó la pintura por la escultura. Terminó sus días casi ciego, solo en su residencia de París con la única compañía de una mujer, su ama de llaves: ¡la tiránica Madame Zoe!
- ¿Y Van Gogh y sus famosos tonos amarillos brillantes?
-Van Gogh vivió 37 años, de los cuales 20 pintó, pero nunca vendió ninguna de sus casi 500 obras. Mucho se ha escrito sobre los males de este hombre, que lo llevaron al hospicio, a la automutilación y al suicidio. Pero volvamos a su preferencia por el amarillo brillante. En Arlés, en cuyo asilo estuvo internado, alquiló una casita amarilla, que adornaba con enormes girasoles. El amarillo se repetía también en su cuarto y en las parvas de los campos de los alrededores.
- ¿Qué lo llevó a ese enamoramiento?
-Una de las últimas obras de Van Gogh es el retrato de su médico, el doctor Gachet; el cuadro más caro de la historia del arte. Gachet tiene una expresión triste y soñadora, y en una de las manos sostiene una flor, una rama de Digitalis purpura , de la que se extrae la digitalina, una droga que desde el Medievo se utiliza para tratar las insuficiencias cardíacas. Gachet era un entusiasta de las bondades de la digitalina, pero se sabe que su uso en exceso provoca la xantopsia, una exaltación del color amarillo en la visión. Se ha señalado también que el predominio del amarillo podría deberse a que era alcohólico y tomaba ajenjo, o a su consumo de santonina, medicamento para los males digestivos. Puede ser que en ambos casos la consecuencia colateral fuera la exaltación del amarillo.
- ¿Qué le ocurría a Monet?
-George Clemenceau, político, cirujano y amigo de Monet, le pidió que pintara la serie de los famosos nenúfares ( Les Nympheas ) como homenaje al heroísmo del pueblo francés durante la Primera Guerra Mundial. El pintor aceptó, pero no pudo terminar el trabajo, porque su pérdida de visión se agravó. Desde 1912 sabía que el diagnóstico era cataratas, pero tenía miedo de operarse porque en ese entonces era una intervención compleja y de resultado incierto. Para su amiga, la talentosa Mary Cassat, había significado dejar de pintar. Se lo comunicó a Clemenceau, y el estadista, con la misma seguridad con que había mandado a la muerte a miles de franceses en 1914, le aconsejó que se operara. El doctor Coutela, brillante cirujano y miembro de la Legión de Honor, lo operó y fue un éxito, pero Monet resultó ser uno de los peores convalecientes que se puedan imaginar. No hacía reposo, se quitaba las vendas, le enviaba cartas amenazantes al doctor Coutela, diciéndole que estaba invadido por azules y violetas, que se veía todo sucio y que quería suicidarse. Un nuevo facultativo, el doctor Mawas, cuyo sobrino todavía vive y conserva la correspondencia entre su tío y el pintor, logró que se serenara, comenzara a usar anteojos y, en 1925, llegara a decir: "Puedo volver y respirar de nuevo, estoy alegre y trabajo con pasión".
- ¿Cómo termina la historia ?
-Bueno, ¡concluyó con Los nenúfares ! Que actualmente se pueden ver en París, en el Museo de La Orangerie. Pero me gustaría agregar que su conclusión no significó sólo un homenaje al pueblo francés, sino también a la dedicación y paciencia de mis colegas que no bajaron los brazos pese a las extravagancias del paciente.
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