Poco Ortodoxa: un joven que se separó de una comunidad similar a la de la serie de Netflix critica que le faltan humanidad y empatía
Poco Ortodoxa, la ficción parcialmente basada en las memorias de Deborah Feldman, está escrita en torno a la idea de liberación. Esther Shapiro la materializa, a través de la acción y las -muy creíblemente logradas- emociones de su personaje. Pero esta liberación tiene distintas facetas.
En su fuero más íntimo, la joven de 19 años rechaza los más fundamentales preceptos de la tradición judía jasídica ultra ortodoxa en la que está inmersa desde su niñez. "Soy diferente", afirma la protagonista más de una vez. Es esta incomodidad la que la lleva a tomar una decisión, casi más por instinto que por una racionalización de esas incongruencias.
Es fácil para el espectador promedio compartir el rechazo de 'Esty' y sentir la opresión de la comunidad jasídica. Pero no todos comparten esta visión. Izzy Posen, un exjasídico londinense de 25 años, tomó distancia de esta posición y brindó su testimonio a la revista digital Dazed.
"La serie retrata una comunidad unidimensional, sin emociones y eternamente agria", dijo el joven, que se separó de una comunidad ultra ortodoxa a la edad de 18 años. "Así no es la comunidad en verdad. Es cierto que hay muchas opresiones de la libertad personal y muchas veces tienes que seguir una línea, pero también hay mucha alegría, corazón, empatía y buen humor".
Una historia similar a la de Esty
Posen renunció a su fe, y se distanció de muchos amigos y familiares en el camino. Tuvo que perfeccionar su inglés (solo hablaba yiddish) para poder estudiar física y filosofía en la Universidad de Bristol.
"En la comunidad real habría mucha empatía hacia Esty, su situación habría sido tratada con sensibilidad", hipotetizó. Y comparó la ficción con lo vivido en carne propia. "Cuando me fui hubo mucho dolor, lágrimas, amenazas, pero a pesar de todo, el amor de mis padres pudo más. Es algo que tiene matices y puede ser difícil de entender, pero cuando me echaron de casa, me rechazaron de la familia y me dejaron solo, sé que mis padres estaban experimentando emociones muy fuertes, como el enojo, pero también empatía, amor y preocupación. Me hubiera gustado que exploraran ese costado en el show. Es una historia humana, pero sentí que la humanidad estaba bastante ausente en el retrato de la comunidad jasídica", remarcó.
Las quejas de Posen no son en vano. La comunidad jasídica es conocida en el mundo tanto por su espiritualidad como por su efervescencia. De hecho, la emocionalidad es una de las cualidades que históricamente distinguen a los jasídicos de otras ramas ultra ortodoxas del judaísmo.
A pesar de la validez de la crítica, tal y como está planteada la ficción, su centro gravitatorio no es el proceso de rechazo a la comunidad, ya que la acción es más bien abrupta. En este sentido, tiene lógica que los escritores (disponiendo de un tiempo limitado y de la atención variable del espectador) hayan retratado una comunidad fácil de rechazar.
Esther Shapiro se fuga a Alemania y se convierte en una rebelde con una causa que no le resulta tan visible en ese momento. Pero se encuentra a sí misma en un mundo lleno de rebeldes. "Dios esperaba mucho de mi", sentencia frente a sus nuevos amigos del conservatorio de Berlín, que responden con un poderoso silencio. Ese silencio es el eje central de la serie.
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