Piel de Lava: la banda de actrices que se muestra empoderada y empetrolada
"Yacimiento petrolero en la Patagonia. Cuatro hombres conviven en un tráiler y a solo unos metros de allí extraen petróleo de un pozo casi vacío. Arriba, el tiempo libre se cubre de polvo, de mitos oscuros de la zona, de desafíos físicos. Abajo, la piedra se fractura para extraer la última gota, lo poco que queda", escribieron ellas sobre el estreno de Petróleo, la quinta obra del grupo o banda de teatro Piel de Lava . Este colectivo fue creado en 2003 por las talentosas actrices, dramaturgas, directoras y gestoras Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes. Es el mismo cuarteto que protagonizó la película La flor, de Mariano Llinás, producida por El Pampero, ese descomunal proyecto por el cual las cuatro ganaron el premio a la mejor actuación en la última edición del Bafici.
El estreno de Petróleo en el Teatro Sarmiento –con producción del Complejo Teatral de Buenos Aires– será este jueves y cierra un potente ciclo dedicado al grupo que incluyó la reposición de todas sus obras (Colores verdaderos, Neblina, Tren y Museo) y un workshop. En perspectiva, Piel de Lava tiene algo de único no solo por el resultado artístico de las obras estrenadas y por la trayectoria individual de cada una de ellas, sino porque esta vez indagarán lo masculino, ya que harán de tipos acostumbrados a trabajos duros, al esfuerzo físico en un contexto laboral hostil.
Esta nueva obra se podrá entender como la continuidad de una investigación en la que conviven la lectura de género, la revisión de los estereotipos y una comicidad inherente que atraviesa a la propuesta.
Viajemos en el tiempo, cuando faltaban dos semanas para el estreno. Es tiempo de Mundial, de hombres corriendo detrás de una pelota, de una masculinidad exacerbada en las pantallas de los televisores. Hay otra noticia que es tapa de los diarios: un fondo buitre demandó al Estado argentino por YPF.
En el teatro hace frío. El aire acondicionado está encendido, pero larga aire frío. En minutos está por comenzar un ensayo de Petróleo, obra que transcurre en pleno territorio gélido patagónico. En el montaje, Valeria Correa es Formosa (El Formo), Laura Paredes es Montoya, Elisa Carricajo es El Palladino (El Palla) y Pilar Gamboa es El Carli. "Flor de chongos", describe Pilar. Son todos tipos curtidos por las bajas temperaturas, trabajadores que se quejan de unos gringos que manejan el pozo de petróleo que no saben nada de ellos, hombres rústicos acostumbrados a trabajos de mucha fisicalidad con algo de cabecillas gremiales de alguna película argentina de los setenta, como dirá una de las actrices.
"Gente, ¿dónde está mi miembro?", pega un alarido Pilar antes de iniciar la pasada. Obviamente no usa el término que acabo de escribir. Cuando lo encuentra, estas cuatro topadoras de la actuación se van acomodando cada miembro debajo de los pantalones de machos toscos. Carricajo se hizo su "volumen" con partes de un casquete de pelo que usaba en Museo (todo un detalle femenino al servicio de la construcción de lo masculino).
Una vez en acción, la convención de ir interpretando roles masculinos se instala por fuera de lo paródico. Ahí están esos cuatro trabajadores lidiando con el pozo, intentando escucharlo para desentrañar lo que necesita hasta que, en medio de una inquietante calma, se impone un pogo ricotero como si fuera una misa catártica de felicidad grupal por haber logrado el objetivo que el bailarían y coreógrafo Andrés Molina, encargado del trabajo coreográfico del montaje, fogonea desde afuera, le mete leña, lo provoca, lo estimula. Laura Fernández, la codirectora de este trabajo y de las dos obras anteriores del grupo, tiene otra modalidad: observa detenidamente la acción mientras va haciendo acotaciones en su computadora que después compartirá con las actrices en un momento dado.
Ver a cada una de las partes de Piel de Lava trabajando es como apreciar un complejo todo en acción, un cuerpo/varios cuerpos con varias cabezas en estado de laboratorio permanente que reflexiona en el hacer. En un alto del ensayo se produce una larga reflexión sobre algo que, al parecer, es mínimo. La charla se detiene en un giro, en una pausa, un gesto casi imperceptible. Pero aunque falta poco para el estreno, aunque los nervios también jueguen lo suyo, a ellas todo eso parece no importarles. Acuerdan, luego de varios intercambios de opiniones, que en ese mínimo gesto puede haber una acumulación de tensión que deberá decantar, deberá madurar. Así de riguroso, caótico y obsesivo parecer ser el armado de este todo empetrolado.
En una reciente publicación en el primer número de La Llave Universal (revista de dramaturgia escrita, pensada y editada por Nacho Bartolone, Eugenio Schcolnicov y Mariano Saba), Laura Paredes reflexionaba sobre el modo de creación integral que es una marca de este colectivo. "Muchas veces nos rompemos la cabeza tratando de descubrir algo de la obra y un día cualquiera, mientras la vida y los ensayos avanzan, aparece la voz del grupo, se hace palabra en boca de alguna, se manifiesta y dice: ‘¡Ey! ¡Es por acá! ¡Miren!’".
Ese estar atento al detalle, a la acumulación de tensiones en función de un momento dramático, a que el cuerpo de lo colectivo alumbre la ruta, está presente durante todo el ensayo.
Ahora es viernes y faltan seis días antes del estreno. El Mundial ya fue (el frío en la sala Sarmiento no). Mientras Elisa Carricajo intentaba estacionar su auto, un colectivero la encara y le dice sin muchos rodeos: "¿Quién te regaló el registro?". Llega y lo cuenta en estado de asombro. "Es anacrónico seguir escuchando ese tipo de cosas en estos tiempos", dice esa mujer de ojos claros que, en un rato, será El Palla, un tipo tosco, un tanto encerrado en sí mismo.
Cuentan que a lo largo del proceso de la construcción del varón fueron apareciendo hombres, modelos cercanos a ellas: de padres y hermanos, de parejas a amigos. El proceso de transformación reconocen que tuvo mucho de delirante. El primer ensayo en el cual se vieron vestidas por Gabriela Fernández como hombres no pararon de reírse. Ahora hasta se animarían a irse a la calle así vestidas. "Es la primera vez que llegamos y nos cambiamos al toque. Es mucho más cómodo andar vestidas de chaboncitos que andar pendiente de la pollerita y esas cuestiones", se ríe Pilar Gamboa, la que será El Carli. Laura Paredes, la que será Montoya, agrega: "Primero fue el trazo grueso, el pensar en cómo es cambiar de eje. Una característica fundante de lo masculino es la forma de ocupar el espacio, y en esa línea indagamos teniendo en cuenta que en la misma construcción de género opera el estereotipo, algo en lo que desde Piel de Lava siempre intentamos diferenciarnos".
Así como La flor, ese proceso que se inició el 5 de septiembre de 2009 y se estrenó 3500 días después, impuso en ellas una reflexión sobre el paso del tiempo, el próximo estreno de Petróleo tiene algo del último mojón que empezó acá, en el Sarmiento, en febrero. "Yo estoy muy agradecida de tener la posibilidad de profundizar este proceso. Es cierto, todos estos meses fueron de muchísimo trabajo, pero prefiero este muchísimo al muchísimo de afuera, al de siempre. Sumamos experiencia, herramientas. Es agotador, ¿pero qué no es agotador?", apunta Valeria Correa.
Pilar Gamboa toma la posta: "Todo lo hacemos entre las cuatro: escribimos, actuamos, dirigimos junto a equipo en el que también están Zypce, en el diseño sonoro; Matías Sendón, en la iluminación, y Rodrigo González Garillo, en la escenografía. Cuando estás mucho tiempo, seis horas ensayando por día durante varios meses, todo se va afianzando. Tenés un espacio de investigación y un espacio de investigación pago. Siempre lo tuvimos, pero sin paga, sin sueldo. Espacio en el cual, de verdad, hicimos y hacemos lo que queremos".
Quien desde hace años tiene el rol de mirada externa es Laura Fernández. "Ya estamos muy acostumbradas a trabajar juntas. Hay mucho de prueba, de ir buscando lo más sólido. Y como cada vez nos conocemos más, cada vez hacen falta menos palabras para explicarnos", reflexiona.
Juntas, desde el jueves, las Piel de Lava tendrán su versión empetrolada, de tipos curtidos en el frío, de trabajadores golondrina en un territorio de pingüinos.
Laura Paredes
Quién es
En teatro trabajó con Rafael Spergelburd, Mariana Chaud, Marina Yuszczuk y Agustina Muñoz. En cine, con Mariano Llinás, Matías Piñeiro y Laura Citarella.
De quién hace
"Montoya es un débil un tanto mentiroso. Tiene algo de instruido, de tener más mundo. Y es un tipo que se esfuerza por sostener su masculinidad".
Elisa Carricajo
Quién es
En teatro trabajó con Spregelburd, Javier Daulte y Lisandro Rodríguez. En cine, en películas de Santiago Mitre, Florencia Percia y Matías Piñeiro.
De quién hace
"El Palla es machote como el resto, pero menos atado al registro de lo masculino. Tiene algo de cabecilla sindical de una película argentina".
Valeria Correa
Quién es
En teatro trabajó con Spregelburd, Daulte, Lautaro Vilo y Paula Marull. En cine, en films de Mitre, Llinás y con la dupla Cohn-Duprat.
De quien hace
"El Formo tiene una parte trash muy visible, muchas marcas de hormonas quemadas. Aparenta ser un mansito, pero es puro fuego".
Pilar Gamboa
Quién es
En teatro trabajó con Spregelburd, Daulte y Mariano Pensotti. En cine, en La flor, Las Vegas y Cómo funcionan casi todas las cosas.
De quién hace
"El Cari para mí es pampeano, es medio líder, medio machirulo. ‘A mí el plus que me gusta es el de productividad. Trabajás más, te pagan más’, dice".
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