Philippe Garrel: "Para nosotros, el cine comenzó con la nouvelle vague"
A cincuenta años del Mayo Francés resulta inevitable pensar esas jornadas de revolución en la pantalla grande en un camino que conduce a Philippe Garrel, tanto por ser testigo directo -como hijo dilecto del movimiento conocido como nouvelle vague- como también por haber dotado a su cine de un aura sesentista decisiva para explicar su mirada sobre el período. "La gente de París y yo decidimos que no vamos a contestar preguntas sobre Mayo del 68, así que no hay problemas", dice entre risas quien filmó el cortometraje Actua 1, en el epicentro de las tomas con imágenes propias y de otros estudiantes de cine que participaban en las revueltas.
Garrel se encuentra en Buenos Aires acompañando una nutrida retrospectiva que presenta el Bafici y que permite conocer buena parte de su labor inédita en el país. La buena noticia es que, luego del festival, llegará a las salas comerciales con su último film, Amantes por un día, con estreno anunciado para el jueves 26, luego de su triunfo en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes.
Garrel estrenó sus primeras películas en 1968 y desde entonces ha concretado un cine muy personal, que, de la mano de un exquisito blanco y negro, ha cincelado lo efímero del amor con elaborada elegancia, aunque señala que no existe la pretendida atemporalidad en su cine: "Hice 34 largometrajes, de los cuales solo seis fueron filmados en color. No conozco otro cineasta que haya hecho tantas películas en blanco y negro. En rigor, no busco un cruce temporal. Otros críticos lo mencionaron en su momento, pero creo que esa idea de antigüedad viene del uso del blanco y negro", afirma.
Garrel tiene la apariencia de un artista torturado, caótico y existencialista, pero en persona es pura corrección. Se compromete en las respuestas de manera meticulosa y casi detallista, lo que redunda no solo en una respuesta profunda, sino también en una clase improvisada de historia del cine de la mano de un protagonista y testigo privilegiado. No es para menos: hijo del actor Maurice Garrel, a los 16 años dirigió su primer cortometraje. Su padre actuó para él, pero también sus propios hijos, Louis y Esther, sin olvidar a Nico, la musa de Velvet Underground, con quien vivió durante una década y que en el cine protagonizó sus largometrajes La cicatrice intérieure, Un ange passe, Le berceau de cristal y Voyage au jardin des morts. La mirada de Garrel también tiene en el centro a su hija Esther, protagonista de Amantes por un día. "Siempre esperé que mis hijos trabajaran con otros directores antes de hacerlo conmigo, para no apoderármelos y no ahogarlos de alguna forma. Esther ya había trabajado en Llámame por tu nombre", se encarga de aclarar.
Amantes por un día comienza con el vértigo de la pasión, para dar paso a un reconocimiento, el de una chica de 23 años que regresa a la casa de su padre y conoce a otra joven de su misma edad, actual pareja de aquel. Es el eslabón final de una trilogía conformada por La jalousie y A la sombra de las mujeres: "Siguen un mismo prototipo: se filmaron y montaron todas en 21 días, y eso hace que una semana después, en un total de un mes, mi película ya esté lista. Filmé La jalousie luego de la muerte de mi padre. Quise que mi hijo actuara historias de juventud de su abuelo. Mi mirada sería la de la pequeña. Con A la sombra de las mujeres entendí que no se puede trabajar con parientes tocando ciertos temas que tienen que ver con la sexualidad y con la libido, y por eso elegí actores externos a mi familia. Con Amantes por un día me di cuenta de que es igual de importante trabajar dentro de la familia algunos temas y afuera con otros, lo que permite la alternancia y la libertad de tratamiento de las historias. Me gusta ese tipo de dialéctica", asegura.
Pero por algún lado resuenan el Mayo Francés y también un cine del que formó parte y evocó en Les amants réguliers, incluso como homenaje a Jean Eustache, director de La maman et la putain, el clásico que llegó a la Argentina 30 años después de su estreno, en los días febriles de diciembre de 2001, y se convirtió en un insospechado suceso.
"El director de fotografía de esa película era Pierre Lhomme, mucho más cercano a la tradición francesa y más relacionado con Eustache en el sentido de que él viene de las letras. Su cine en general es de diálogos: sus films duran tres o cuatro horas y leer un guion de Eustache es como leer un libro. Yo provengo de la pintura y mi duda de adolescente era si dedicarme a la pintura o al cine, pero algo de la pintura quedó en mí. Por otro lado, Eustache se suicidó y eso es también muy común en mi generación . Pienso también en Chantal Akerman-añade-. En Los amantes regulares, William Lubtchansky era el director de fotografía. Siempre trabajé con directores de fotografía de la nouvelle vague, como Raoul Coutard, Renato Berta o Willy Kurant, que hizo la fotografía de Masculino-Femenino, de Godard, porque tienen métodos totalmente diferentes a los de los directores de fotografía clásicos: hacen pocas tomas, trabajan rápido y, de alguna forma, es como si ellos dirigieran el set durante las horas en las que trabajan", concluye Garrel padre.
Garrel hijo, Louis, personificó a Jean-Luc Godard en Le Redoutable, dirigido por Michel Hazanavicius, que pudo verse la semana última en Buenos Aires gracias al ciclo "Les Avants Premières". "Tengo un segundo trabajo: así como Eustache era montajista para ganarse la vida, yo soy profesor de arte dramático, y me pasa de elegir antiguos alumnos para el cine. De hecho, mi hijo era alumno mío", confirma.
Consultado sobre el porqué de la obsesión del blanco y negro, dirá que fue una recomendación de su amigo Henri Langlois, mítico fundador de la Cinemateca Francesa: "Fue uno de los pocos amigos que tuve en el cine, y una vez me dijo: «Si te gusta realmente el blanco y negro y filmar en 35 milímetros, no los abandones. Nunca van a desaparecer, dado que ese es el origen del cine, y no se puede negar el origen de algo»". Pero si hay algo que es un origen, un punto de partida y una concepción para ver y entender el mundo, para Garrel pasa por la usina de talentos que en los años 60 alumbró un nuevo cine en París: "Puedo pensar una analogía entre la nouvelle vague y el impresionismo y, en ese caso, nosotros somos posimpresionistas. Para el común de la gente, el cine termina con la nouvelle vague. A nosotros nos pasa todo lo contrario: el cine comienza con la nouvelle vague y es insuperable. Mi generación de alguna forma carga con eso".
Conociendo a Philippe Garrel
Hoy, Anémone y A la sombra de las mujeres (a las 15, en Village Recoleta 1), Masterclass con Philippe Garrel (a las 18.30, Village Recoleta 7), Le lit de la vierge (a las 22.20, Village Recoleta 10).
Mañana, Elle a passé tant d'heures sous les sunlights (a las 17.20, Village Recoleta 4), Les enfants désaccordés y L'enfant secret (a las 20.15, Village Recoleta 10).
Pasado mañana, Les hautes solitudes (a las 20.45, Village Recoleta 9), La jalousie (a las 22.00, Alianza Francesa).
Domingo, Actua 1 y Les amants réguliers (a las 13.45, Village Recoleta 1), La cicatrice intérieure (a las 20.00, Alianza Francesa)
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