Pettinato y su versión intelectualizada de Sumo
El músico repasa el repertorio de su ex banda en plan dub, con espíritu jazzero e impronta experimental
El sábado, en el Centro Cultural Konex, Roberto Pettinato ofreció otra dosis de su Sumo por Pettinato, el show en el que acompañado por músicos amigos repasa el repertorio de su ex banda y lo atraviesa con su peculiar filtro sonoro-conceptual, haciendo hincapié en los temas menos difundidos. Una suerte de "Sumo para las nuevas generaciones" (estaba repleto de jóvenes curiosos en el centro cultural de la zona del Abasto) o, si se quiere, "la pata intelectual de Sumo".
El legado musical de una banda absurda, instintiva y animal es deconstruido en plan dub, con espíritu jazzero y el mismo Pettinato al frente haciendo todo lo posible por no tomarse demasiado en serio el rol de "cantante", a veces rapeando, por momentos balbuceando o inclusive actuadando las canciones.
Pensar Sumo y propagarlo a terrenos insospechados ha sido probablemente uno de los aportes más importantes de Pettinato a la banda, más allá de su impronta sonora. En aquellos años de escenarios en sótanos húmedos en la década del 80, Pettinato fue el socio perfecto para Luca en eso de pensar la estrategia de un grupo de músicos puro instinto.
Ya sea desde sus orígenes periodísticos (escribía para El Expreso Imaginario cuando se unió al grupo) o desde su culto al free jazz (los últimos discos con su firma fueron abordados desde allí), Pettinato fue quien se encargó de diseñar las portadas de los discos, de arrimarle frases y conceptos a Luca que luego terminaron en sus letras y de difundir la banda entre la inteligentzia rockera de entonces. Con el transcurso de los años, fue el que llevó a Sumo a la TV y, además, el único integrante que dio su versión oficial de la historia del grupo en un libro titulado, también, Sumo x Pettinato.
Ahora, el músico, conductor de televisión y radio y escritor ocasional decidió que era el momento de volver a tocar en vivo esas canciones que, para muchos, son todo un tabú. Acompañado por Fernando Kabusacki y Esteban Latrecchiena en guitarras, Martín Minervini en batería y Cristian Gruner en bajo, Pettinato se despacha con un set que carretea con versiones deformes de "Night and Day", "Mula plateada" y "El reggae de paz y amor", con el saxofonista tocando la guitarra y escondiendo (disimulando) su voz ronca entre ecos y reverbs. Lo que en Sumo era reggae aquí se convierte en dub y es la manera que los músicos encuentran para calentar motores.
La búsqueda de un sonido experimental se propaga poco a poco, especialmente en temas como "Cuerdas, gargantas y cables", "Warm Mist" e inclusive en clásicos del grupo como "Estallando desde el océano" o "Divididos por la felicidad".
Lo de Pettinato en voz merece un párrafo aparte. Por más que a veces duela escucharlo, habrá que coincidir que no es del todo mala la decisión, ya que arrojarle la mochila a alguien por fuera del círculo de ex integrantes/amigos hubiera caído mal entre los "ultra". Pettinato canta mal (a veces, también es justo decirlo, a propósito), pero es un Sumo y esa credencial le alcanza para este experimento.
Ya en el aire entonces, la banda vuela con impulso rockero en el último tramo del show, con "Nextweek", "Crua-chan", "El ojo blindado", "Debede" o "La rubia tarada", en una versión acelerada y a destiempo que cumple con la regla Pettinato de no convertirse en una "banda de covers de Sumo".
No hubo invitados como en otras noches (Fabián Quintiero y el mismísimo Ricardo Mollo acompañaron a Pettinato meses atrás), pero la propuesta gana en intensidad y la hora y media de show finaliza con un único bis, "Heroin", que cierra el concepto climático de una agradable noche de otoño porteño.
Sumo X Pettinato no es un regreso ni un tributo, más bien se inscribe como otro capricho de este músico inquieto que ahora expone las canciones de su ex banda frente a un público renovado, que disfruta de esta versión intelectualizada de aquel grupo visceral, porque el tiempo pasa y nos vamos volviendo tecnos.
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