Personal Fest, día dos: los chicos crecen... y están bien
El doble cierre de MGMT y Lorde del Personal Fest , en una noche amenazada por el fantasma de la tormenta que veinticuatro horas antes había obligado a los organizadores a cancelar su primera jornada, fue una bendición para los que llegaron al Club Ciudad (que volvió a ser la sede del encuentro luego de varios años), con dos propuestas dominadas, cada una con sus formas, por un espíritu bailable y, acorde con el evento, con un setlist festivalero.
Si bien finalmente la lluvia no fue protagonista de la segunda fecha como se temía, repercutió en la grilla del domingo, con un escenario cerrado (el de la isla), la baja de buena parte de los artistas locales, la inclusión de una banda como Mercury Rev que se había quedado con las ganas de subir a escena la noche anterior, algunos shows acortados por las circunstancias y un público que terminó de colmar las expectativas de los organizadores una vez terminada la primera final de la Copa Libertadores entre Boca y River (la mayoría de los asistentes llegó después de las 19).
Pero los artistas encargados de ponerle el moño a un festival que tuvo que afrontar nada más y nada menos que la suspensión de un show esperado como el de Robbie Williams estuvieron a la altura de la historia de este encuentro que a lo largo de casi dos décadas ha logrado imponer su marca como un preaseguro de calidad.
A siete años de su primer show en el país, en las playas de Mar del Plata, el dúo que comanda MGMT, Andrew Vanwyngarden y Ben Goldwasser, volvió a poner en escena la marca sonora con la que se hicieron conocidos allá por 2007, con su álbum Oracular Spectacular: psicodelia tecno rock de alto impacto visual, con inclinaciones al baile e influencias melómanas que pueden ir de New Order a Flaming Lips. Lo de MGMT fue sin dudas de menos a mayor, pero con una aceleración cero-cien muy rápida, con "Weekend Wars" y "When You Die" en el inicio y, enseguida, un doblete para calentar los mares: "Time To Pretend" y "James".
"TSLAMP" unió el universo de Dalí con la alienación de los tiempos modernos de celulares encendidos a toda hora y resulta una conjunción perfecta para definir el universo MGMT. Mientras los sintetizadores pasean el beat de lo etéreo a lo cool, el neocelandés Connan Mockasin (que se había presentado unas horas antes y repetirá mañana, como sideshow, en Niceto Club) se sube para seguir con el cuelgue bailable de la banda. Los chicos crecen y la siguen pasando bien y ahora Vanwyngarden va y viene por la pasarela para regalar su versión performer pop y hasta consigue un corpiño lanzado desde el público para confirmarlo. "Electric Feel¨ vuelve a hipnotizar a todos justo antes de su gran hit "Kids", que parecía cerrar el show bien arriba, pero que en rigor le abrió las puertas a una desprolija versión de "Of Moons, Birds & Monsters" como despedida.
Con puntualidad inglesa, un par de minutos después, Lorde subía a escena con la emoción como arma principal.
Signo de los tiempos, fue una mujer la que se llevó la atención de la mayoría de los asistentes al festival y a cuatro años y medio de su debut en el Lollapalooza Buenos Aires la cantante neocelandesa probó que su popularidad se extiende de norte a sur del planeta. "Estoy muy contenta de volver a Buenos Aires. He tenido muy buenos momentos aquí, en serio, esto es muy especial para mí", regaló ni bien terminó con la apertura de "Sober". La niña tímida de aspecto espacial que aterrizó en el Hipódromo de San Isidro en 2014 ahora es una estrella pop global que se desenvuelve con total naturalidad en su papel de número uno de charts aquí, allá y en todas partes, con tan solo 22 años. Con "Homemade Dynamite" y el baile de "Tennis Court" puso en escena su cara más pop, alejada de la versión casi de niño prodigio que habíamos visto en vivo la última vez.
La chica oscura hoy contagia felicidad, se ríe hasta que le duela y repite una y otra vez, para que le crean, que es verdad, que nunca había vivido un concierto así, con tanta pasión, y que lo estaba esperando tanto. Y el público se lo agradece y le devuelve todo lo esperado y más. "Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz", cantan sus seguidores más fanáticos (Lorde había cumplido años el sábado).
Micrófono en mano, Lorde se acercó lo más posible a la multitud para sentir esa pasión argentina a la que hizo referencia una y otra vez, primero sentada en el extremo de la pasarela para un piano y voz intimista; después, lanzada directamente sobre los más cercanos a las vallas de contención y cantarles en la cara. "Esto no lo he visto nunca, en serio, no me ha pasado en ningún otro show. Ustedes viven con una pasión única", continuó con los elogios esta cantante de voz infinita, sin que la demagogia arruinara el momento. Hubo coreografías y bailes para todos, llegó su hiperhit "Royals" y un remate con, una vez más, dedicatoria para sus fans: "Esta es una canción para gente como ustedes y como yo... porque es una canción pasional", dijo, y se despidió con otro de sus hits "Greenlight".
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