Personal Fest 2018: indie, dream pop y grunge, en una jornada signada por el disfrute
Cuando Louta emergió entre los escenarios dentro de su esfera de plástico transparente, un sol post temporal se dejó ver en el Club Ciudad. Rodeado de papeles plateados cantó una de las canciones que no había podido cantar en el escenario. Uno de los chicos favoritos del indie local fue parte de la lista de shows que no sólo estaban programados para la suspendida primera fecha, sino también de los artistas que esperaban tocar este domingo pero cayeron en la boleada del line up reducido. Aunque la aparición de Louta fue breve y fugaz, enmarcó al Personal Fest en la movida local y reforzó la sensación de fiesta de amigos que rodeó a esta edición a medias del festival.
El neozelandés Connan Mockasin aterrizó en el escenario principal como si acabara de salir de los años setenta. Con su dream pop y una voz que por momentos sonaba como un instrumento de cuerdas hizo bailar a chicos y chicas sub 30 cubiertos de glitter y de remeras con la cara de Lorde, la responsable del cierre.
Luego de que Mockasin se despidiera sosteniendo en alto una copa de vino, llegaron las chicas de Warpaint, atemporales y genuinas. Aunque a medida que avanzaban los minutos se iba amontonando más gente contra las vallas, el reducido espacio continuó bastante liberado. El cuarteto estadounidense de indie rock captó la atención de los fans y los no tanto en los 45 minutos que ocuparon el escenario de Huawei. Mientras que un grupo reducido coreaba de frente al escenario, oyentes que se habían acercado de casualidad se aprendían las letras luego de un par de versos. "Los amamos. Gracias por estar aquí", se animaron a decir en español las Warpaint.
Ya no había luz cuando Death Cab for Cutie arrancó a tocar y hubo un recambio de público: mientras que los millennials más jóvenes se alejaban a comprar cervezas, los mayores de 35 que habían permanecido ocultos se posicionaron frente a los músicos. La banda de Washington llevó a los oyentes hacia los comienzos del 2000 y fue iluminada con visuales de estilo grunge que sólo se apagaron cuando Ben Gibbard, el vocalista, cantó "I Will Follow You Into The Dark" con su guitarra.
A pesar de la programación recortada y de un predio que no estaba en las mejores condiciones (pisar en el lugar equivocado implicaba zapatillas inundadas), la tarde del Personal Fest fue puntual, relajada y sin clima enrarecido por la frustración del día anterior. Originalmente se esperaban otras actividades además de las bandas, como una arcade de juegos y exposiciones a las que el agua impidió acceder. En cambio, el público tuvo que conformarse con el patio cervecero de Heineken y un par de ofertas gastronómicas. El festival incompleto tuvo algo de desilusión pero también mucho de dejar lugar a lo verdaderamente importante, lo que sobrevivió a la tormenta: la música.
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