Zaira Nara: "Mi hija llegó justo en lo mejor de mi vida"
La modelo y conductora habló con LA NACION sobre su flamante maternidad
Hace un mes y medio la vida de Zaira Nara (27) cambió por completo. La llegada de su hija, Malaika, el pasado 1 de abril, dio vuelta sus prioridades, modificó sus horarios y la llevó a cambiar los tacos por el jogging para dedicarse tiempo completo a su nuevo rol, que la tiene loca de amor.
Emocionada hasta las lágrimas, la modelo y conductora, que acaba de retomar sus compromisos laborales, habló con LA NACION sobre la maternidad, el amor y la felicidad del presente que siempre soñó.
-¿Cómo es ser madre primeriza?
-Es un shock que te da la vida. Es una sensación única, una bendición del cielo. La miro y me emociono. Cuando la tuve en brazos después del parto, no podía parar de llorar y todavía hoy no puedo creer que soy mamá. Lo pienso y se me pone la piel de gallina. Siempre se dice que tener un hijo te cambia la vida y realmente es así.
-¿Qué cosas se modificaron en tu vida?
-¡Todo! Pasé a un segundo plano. Por mi trabajo, estoy muy acostumbrada a tener toda la atención en mí, ir a la peluquería, estar siempre prolija y vestirme a la moda. Ahora desaparecen las estructuras "estar linda" y "estar flaca", sólo me importa pasar tiempo con mi hija y conectar con ella. Hace cuarenta días que no uso corrector de ojeras. Estoy en casa, en pijama, con mi bebé, dándole la teta. Estoy conectada con lo más natural. Me siento como un animalito con su cría.
-¿Cómo te llevás con esos cambios?
-No te voy a decir que no me cuestan las noches. Yo amaba dormir. Ahora descanso poco, como apurada y como más que antes. Los horarios hoy los pone Malaika: como cuando ella me deja y duermo cuando ella duerme. Más allá de lo difícil que puede llegar a ser, cuando la mirás te olvidás de todo, del hambre y del cansancio.
-¿Estabas con ganas de formar una familia?
-Mi hija llegó en el mejor momento de mi vida. Estoy muy feliz con mi pareja, muy enamorada y súper establecida. Con Jakob [von Plessen] tenemos una gran complicidad. Si me quedé dormida y él ve que la bebé sonrió o hizo algún gesto, me despierta para que no me pierda ningún momento. Yo también soy así con él, le mandó miles de fotos y videos de ella. Los dos la ansiábamos muchísimo. La única disputa que tenemos es por ver a quién se parece. El dice que es igual a él y yo digo que es idéntica a mí.
-¿Cómo es Malaika?
-Es un amor, pero tiene carácter. Eso sí lo sacó de mí. Yo soy muy buena, pero tengo carácter. Ella es muy chiquita, pero no sabés lo bien que se expresa cuando quiere algo.
-¿Qué te gustaría que herede de vos?
-¡Qué difícil! Yo soy muy sincera y muy sencilla, más allá del mundo en el que trabajo, que a veces es todo lo contrario y tiene cosas que no me gustan. Me gustaría que pueda tener esa sencillez para llevar adelante todos sus sueños y ser una mujer respetada.
-¿Sos la mamá que te imaginabas ser?
-Soy la mejor madre que Malaika puede tener. [Risas] Soy muy segura, cero miedosa. Mi hermana y mi mamá me decían: "Nos das miedo". Y yo les explicaba que todas jugamos de chicas a ser mamás, pero nadie nace sabiendo. Las recomendaciones que todo el mundo te da no tienen nada que ver cuando vos estás con tu bebé. Sólo vos sabés qué le pasa, si tiene frío o calor.
-¿El parto tampoco te asustaba?
-Me daba un poco de miedo cuando me dijeron que ya pesaba 3 kilos, me preguntaba: ¿cómo va a salir ahora de adentro mío? Pero enseguida pensé que muchísimas mujeres dan a luz sin ningún problema, que la naturaleza es sabia y me relajé.
-¿Qué consejos te da Wanda?
-Todos los que te puedas imaginar y de todo tipo, en relación a cada semana del embarazo, a la lactancia. Con cuatro hijos, tiene mucha experiencia, pero yo le decía a ella y a mis amigas que me dejen vivir mi propia experiencia. La gente te ve con panza y te empieza a dar consejos.
-Y el papá, ¿cómo está?
-Es muy baboso. Está enamoradísimo. Me ayuda un montón con la rutina de la nena, le cambia los pañales, la baña.
-El nombre de la bebé sorprendió a muchos, ¿por qué lo elegiste?
-Cuando estaba de tres meses, viajé a Kenia, donde Jakob estaba trabajando haciendo safaris. Allá, uno de los cocineros cantaba todo el tiempo una canción en suajili que se llama "Malaika". Me encantaba y le pedí a mi novio que me la tradujera. Malaika quiere decir ángel. Así se me ocurrió. Jakob escuchaba esa canción hace 15 años, tiene mucho que ver con su historia, con su trabajo, porque el vivió la mitad de su vida en África.
-Varias famosas son algo reacias a mostrar a sus hijos públicamente. Vos enseguida publicaste fotos de ella en las redes sociales…
-No quiero que se genere un "no quiere mostrarla". Por un lado, me gustaría que ella tenga más adelante la libertad de elegir si quiere ser conocida o no. No quiero que tenga que ser famosa porque es mi hija. Al mismo tiempo, también pienso: ¿por qué no compartir la mayor felicidad de mi vida con mis seguidores?
-Habiendo tenido una experiencia tan linda con Malaika, ¿ya estás pensando en buscar otro hijo?
-Sí, te juro que sí. [Risas] Sé que tengo que esperar un poco para poder disfrutarla más, pero me encantaría darle un hermanito.
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