La panelista más polémica de la pantalla chica habló con LA NACIÓN sobre todo y contó cuál es su nuevo proyecto y por qué aceptó hacerlo junto a su marido
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Yanina Latorre lleva su desparpajo al streaming. A partir del 29 de abril, todos los lunes conducirá No tienen solución, junto a su marido Diego Latorre. Podrá verse en la nueva plataforma Bondi a través de YouTube, y prometen hablar de la pareja, de la cotidianidad, de las idas y vueltas, de los encuentros y desencuentros. En una charla distendida con LA NACIÓN, la panelista habló de su relación de treinta años su marido, de infidelidad, de amor, de sexo y revela cuántos juicios tiene en su contra.
“El streaming es lo mío y lo descubrí en pandemia con vivos de tres horas, con mucha gente. Stremear es acompañar y hacer divertir, pero no con un humor forzado o un chiste cliché sino relajado, cómodo, tomando un mate y vas, y la gente se copa y se queda. Es más para gente joven que maneja YouTube; mi mamá, por ejemplo, no entiende la diferencia. Y mi hijo, Dieguito, mira todo por YouTube, hasta los programas de aire. Va a ir los lunes, en principio. El tema es que tengo dos laburos de mucha energía en la radio (El Observador1079) y en la tele (todas las noches en LAM por América), pero me seduce el streaming y no quería dejar de hacerlo. Aunque tampoco me puedo comprometer a hacerlo todos los días”, detalla sobre el nuevo desafío.
-¿Cómo convenciste a Diego?
-A Diego lo convencí porque no me gustaba nadie. Yo quería algo distinto, un desafío, porque hay muchos streaming de gente famosa que duraron tres minutos. Streaming no es un programa de televisión y no hace falta tener a una Pampita o a Wanda, tiene que ser alguien con onda y que haya un contrapunto. Y un día me estaba bañando y pensé: “es Diego”. Porque en la radio estamos muy bien y después de 30 años de matrimonio nos conocemos realmente, ya pasamos la barrera del dolor y hace mucho tiempo que no nos peleamos. No discutimos, no hay un sí ni un no, pero no es perfecto. Es armónico. Hay pavadas, como que alguna vez queremos bañarnos los dos en el mismo momento, pero nada de no hablarnos ni putearnos. Diego es mucho más prejuicioso que yo, y si bien toda la vida le gustó mi laburo le costó más entenderlo o quizá no involucrarse porque siempre quedo pegada a todo y me la banco. Y ahora él está pasando esa etapa de que se caga de risa, se divierte en la radio conmigo y se da cuenta que con el rebote no pasa nada, que te levantan cuatro, te putean diez, te aman veinte. En realidad, tengo un 90% de imagen positiva y un 10% negativa. De verdad, tengo una devolución divina de la gente y por eso laburo tanto; me doy cuenta por los mensajes en la radio, la gente que me va a buscar al canal. Y los adolescentes aman LAM y todo lo que yo digo.
-¿Y el desafío lo entusiasmó tanto como a vos?
-No (risas). Cuando le dije me contestó que estaba loca porque no quiere trabajar más. Y después le rogué, me inmolé, me prostituí... (risas) y me dijo que sí. Pero lo engañé porque le dije que era por un tiempo nada más, que tenía una persona que iba a acompañarme pero estaba de viaje y el canal salía ya y que por tres meses me hiciera la gamba. Mentira (risas). Y va a haber otra pareja con nosotros que no me dejan decir, pero son más jóvenes, hacen humor y no son famosos. Los eligió mi hijo Dieguito que es fanático del stand up y el streaming. Soy muy laburadora y tengo una energía que no sé de dónde saco y aguanto. Laburo por improvisación.
-¿Es verdad que vas a hacer un unipersonal?
-Sí, en septiembre. Estamos trabajando en eso con gente que me ayuda a escribirlo y dirigirlo. Estoy contenta.
-¿Van a sacar los trapitos al sol?
-Vamos a hablar de nosotros porque creo que las parejas no tienen solución. En el amor y en el odio te vas encontrando y desencontrando todos los días. No existe la pareja perfecta, ni el amor utópico ni los que duermen cucharita. Desconfío de la gente que dice que mira series de la mano con su marido. Yo no lo puedo ni ver cuando llego a la noche y le digo que vaya para arriba y me quedo abajo, y nos vemos a la mañana. Pero lo amo y eso no quiere decir que quiera todo con él.
-¿Tu historia es el amor después del amor? Atravesaron una escandalosa infidelidad y salieron airosos cuando nadie daba dos pesos por la continuidad de la pareja.
-Tengo mucha inteligencia emocional. No creo en la fidelidad sexual, separo totalmente el sexo de la pareja. Me parece que a veces uno comete errores y el problema lo tiene uno con ese; yo no me siento tocada para nada. Creo que un polvo se perdona. Hay que ver en el momento de la vida que estás, quizá a los 25 no y a los 50, sí. Hay que tomar en cuenta las crisis personales, los caminos recorridos, los momentos y poner todo eso en la balanza. Diego es buen tipo, buena persona, buen marido, buen padre, buen compañero, generoso, laburador y no voy a tirar todo eso a la basura porque se calentó y se echó un polvo.
-¿Hiciste todo ese recorrido para perdonarlo?
-Sí. Creo que desde el primer momento supe que era un pelotudo, sino no le hubiera pasado todo lo que le pasó. Porque si sos vivo y la sabés hacer muy bien no te descubre nadie, como hay tantos en el medio. Le pasó más por boludo que por hijo de puta.
-Decís que no creés en la infidelidad, ¿también fuiste infiel?
-No, cero. No tengo una pareja abierta. Yo no soy fiel porque soy buena sino porque no me interesa. La fidelidad no es una condición sine qua non para que una pareja pueda ser feliz. Por más que no haya una canita al aire siempre hay alguien que mira a otro; o si mirás el teléfono del otro siempre hay algo que no te va a gustar. No tendría una doble vida. Me dolería más perdonar un mensaje del tipo “tengo muchas ganas de verte” o “me muero por vos” o “te extraño”. Me suicido... (risas), pero un polvo no me importa. Cuando digo que no creo en la fidelidad quiero decir que es muy difícil estar treinta años con una persona y que no se te haya cruzado nadie en ese tiempo.
-¿Y si se te cruza que hacés?
-Tengo la lívido en otro lado. Siempre pienso que no sé qué haría si estuviese soltera porque me parecen todos unos pelotudos. Me seduce la cabeza de un tipo y no un lindo chongo o su miembro grande. Me gusta un tipo como (Jorge) Lanata, inteligente. No es solamente coger sino charlar, viajar. Soy una mujer grande y me interesa mucho la cabeza del otro. Por eso admiro y respeto mucho a mi marido porque es un tipo muy inteligente, con un gran sentido del humor, sabe llevarme y yo a él. Algunos piensan que me quedé en la cómoda, pero es mucho más difícil estar treinta años con una pareja que separarse, y la sostengo con felicidad. Es mucho más cómodo separarte que sostener una familia. Es más difícil porque tenés que tranzar todos los días; yo no soy la misma que se casó con Diego ni él es el mismo tampoco. De hecho, soy un monstruo según él. ¡En qué me convertí! (risas) Yo era una nena buena de Belgrano.
-¿En qué sos una Yanina diferente a la de hace treinta años?
-Esta Yanina estaba guardada. Me animé a sacar lo que tenía. Soy de la época de los militares, represiva, de Belgrano, del Esclavas Corazón de Jesús que iba a Punta del Este todos los veranos y a esquiar los inviernos. Yo tuve ese deber ser y un día me animé a dejar lo que me impusieron mis padres. Mis compañeras de colegio me dicen que esa loca que soy en la tele es la misma de los recreos. Fui muy prolijita y sigo siéndolo, pero hablo y amo. Es catártico.
-¿Qué les gusta compartir?
-La pasamos bien juntos, disfrutamos de la vida, nos gusta viajar y ahí nos llevamos muy bien porque nos reencontramos. Diego es muy celoso, muy posesivo y yo no, soy muy independiente. Y creo que en eso de buscarnos y encontrarnos todo el tiempo está el éxito porque la simbiosis es tóxica y yo no lo soy. Nunca nuestra vida es igual y nos acomodamos los dos. Ahora Lolita está más cerca de irse a vivir con el novio y Dieguito nos acompaña más, pero los fines de semana estoy con el nido vacío y me encanta. Hay gente que llora porque el pibe se fue... ¡Déjate de joder! Ahora no hago camas, no cocino, no lavo la ropa. A las mujeres les encanta el drama. Yo odio el drama. Disfruto. Y mirá que soy re metida como madre, pero desde la distancia.
Santa Yanina
-¿Por qué sos tan brava?
-No soy tan brava, me hago. En la vida soy mucho más tranquila. Me gusta laburar de eso. Me parece que el comunicador tiene que ser honesto y jugarse. Odio a la gente tibia que no sabés si es blanco o negro, si le gusta el kirchnerista o el libertario. Soy políticamente incorrecta y muy honesta, y a veces cuesta escuchar la verdad.
-¿Te trajo problemas ser honesta?
-Sí, la gente se enoja. Siempre digo que soy una persona incomprendida que dice verdades. Y no están acostumbrados a decir la verdad ni a escuchar la verdad. Si me preguntás si estás gorda y te digo que sí, no te enojes si es cierto. No me preguntes esperando la respuesta que querés que te dé porque digo la que pienso y me parece que en la tele es más pagador. Cuando veo a uno que no se la juega, cambio de canal. Sé que ese es el sello de mi éxito.
-¿Es verdad que tenés diez juicios?
-No sé si diez porque eso lo inventa esta chiquita (Estefanía) Berardi y no son juicios tampoco. Tenía un juicio oral con (Jorge) Rial y pagué la multa y lo levantaron. De la carta documento que me mandó Agustina Kämpfer salí sobreseída. Todos quieren llegar a juicio, pero no pasa nada. Lo mismo sucedió con Luciana Salazar, fui a declarar y nada. Y Ana Rosenfeld también me mandó carta documento. Dicen que la China Suárez también, pero nunca me llegó nada. Tuve con Beto Casella, fue mutuo y los dos llegamos a un acuerdo de no agresión. Y las vueltas de la vida... trabajamos en el mismo lugar y compartimos cartel.
-¿Nunca aclararon las cosas con Casella?
-Nunca hablamos. Nos cruzamos en las mediaciones nada más. No tengo onda con él ni él conmigo, pero todo bien. No tengo resquemores.
-Ana Rosenfeld era tu amiga, ¿qué pasó?
-No, tampoco fue amiga. Una conocida del medio con la que tenés vínculo. Cuando vino a trabajar a LAM no me gustó porque la conozco y mentía. Venía solamente a maquillarse, que vean el vestidito y ser famosa, y yo voy a laburar. Dicen que el panelismo es un género menor y yo lo doy todo y estoy todo el día chequeando información. Y cuando viene Berardi a pelear para que la levanten cuatro portales o Rosenfeld para el pelito y el maquillaje porque quiere ser la conocida de sus amigas de la colectividad, no va. Quedate en tu casa y producite en Net TV. Lo de los juicios es mentira. Ahora solo está abierto lo de Ana y lo de Luciana Salazar, pero no es juicio sino que ellas iniciaron una querella. Muchos dicen que van a hacer juicio y no hacen nada. Un día Ángel (De Brito) me dijo que hacen eso porque soy creíble y todo es por opinión y nunca me desdigo.
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