William Shatner cumple 90 años en plena forma
Está por estrenar una película, presenta un ciclo documental sobre fenómenos inexplicables y se prepara a lo grande para una celebración de cumpleaños en julio junto a los fans de Viaje a las estrellas
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Todavía no sabemos cómo piensa festejar William Shatner su cumpleaños número 90, pero de lo que estamos seguros es que tiene todavía unas cuantas páginas en blanco para llenar en la bitácora de vuelo de su ya larga vida. El propio Shatner puede dar fe de eso. Alcanza con visitar por un rato su cuenta oficial de Twitter (@WilliamShatner) para comprobar lo activo que se siente y lo pendiente que está de las muchas conversaciones que mantiene con sus seguidores.
Por cierto, no debe haber personas más agradecidas a Shatner que los trekkers, esos obstinados fanáticos del colosal e inabarcable universo fantástico de Viaje a las estrellas (Star Trek), devotos de la primera hora de uno de sus padres fundadores, el capitán (luego almirante) James T. Kirk, el personaje que acompañará para siempre cualquier alusión al actor.
La fidelidad de Shatner al nombre de ficción y a la divisa interplanetaria que lo consagraron es infinita. Como los viajes de la nave U. S. S. Enterprise, puede plantar bandera en cualquier tiempo y en cualquier lugar, e ir inclusive todavía más lejos. Como se dice en la presentación de cada episodio de la serie: “Allá donde el hombre jamás ha llegado”.
Hay una sola cosa ya clara y definida en relación con el icónico cumpleaños que hoy celebra Shatner: el festejo público no será hoy sino el 23 de julio. Los fervorosos trekkies que construyeron una réplica del Enterprise en Ticonderoga, localidad distante unos 400 kilómetros al norte de Nueva York, esperan recibir una vez más a su admirado capitán Kirk en esa jornada de pleno verano en los Estados Unidos, pensada para atenuar al máximo los posibles efectos del Covid-19 en un encuentro masivo.
Solo le queda a los fans pagar la entrada general de 80 dólares, recorrer la historia de Viaje a las estrellas desde el comienzo y, quizás, saludar de lejos al legendario comandante. Ya están agotados los tickets del VIP Tour que a un costo de 1500 dólares por cabeza incluye una cena de gala, un tour personalizado junto a Shatner, un autógrafo de puño y letra y una fotografía en el “puente de mando” de la réplica de la nave. Puede que algunos fans sientan que la versión full del festejo está lejos del alcance de sus bolsillos y para ellos hay opciones que no incluyen el todo, sino algunas partes: 500 dólares por recorrer el lugar junto a Shatner, 160 dólares por la foto y 80 por el autógrafo.
La búsqueda de un ticket para compartir el festejo resulta en estos momentos tan intensa como la actividad de Shatner, empeñado todo el tiempo en desmentir su condición de flamante nonagenario. En uno de sus últimos mensajes vía Twitter contó que en una sola jornada enfrentó seis horas de entrevistas promocionales con vistas al estreno de la comedia Senior Moment, programada para el próximo viernes.
Aquí Shatner interpreta a un piloto retirado de la NASA que dedica sus mejores esfuerzos a andar a todo trapo por Palm Springs al volante de un Porsche de colección, hasta que una jueza le quita la licencia de conductor por exceso de velocidad y lo fuerza a vivir lejos de lo acostumbrado. Lo acompaña como su mejor amigo Christopher Lloyd (82), el entrañable Doc Emmett Brown de Volver al futuro, que se reencuentra en la pantalla con Shatner muchos años después de compartir Viaje a las estrellas 3: en busca de Spock (1984), donde interpretaba a un personaje del planeta Klingon. Y la destacada actriz Jean Smart.
Quienes todavía sueñan con que Shatner alguna vez vuelva a ser James T. Kirk deberán a esta altura resignarse para siempre. El actor no para de sumar compromisos, actividades y proyectos, pero entre ellos no aparece ni por asomo la posibilidad de un regreso a Star Trek. Desde que se conoció el proyecto de Star Trek: Picard, una de las tantas manifestaciones del universo construido alrededor de Viaje a las Estrellas, más de uno imaginó ese regreso triunfal. Si el almirante Jean-Luc Picard era capaz de volver casi dos décadas después de Star Trek: Némesis, ¿por qué no podría esperarse algo parecido de Shatner y Kirk? Pero el actor fue terminante. En marzo pasado cerró completamente esa puerta al señalar que la historia de Kirk ya había sido contada en episodios previos, que no había nada más para decir y que no tiene la costumbre de hacer cameos.
Lo que ocupa a Shatner en este momento, además de la actividad promocional previa al estreno de Senior Moment, es la serie documental que la tiene como presentador y rostro visible. Hoy pueden verse en las plataformas History Play y Flow los episodios de la primera temporada de Inexplicable con William Shatner (The UneXplained with William Shatner), enfocada en temas como civilizaciones perdidas, sectas misteriosas, licántropos, profecías ocultas, objetos enigmáticos, fenómenos sobrenaturales y grandes conspiraciones. Está por llegar un capítulo nuevo en el que se habla de enigmas alrededor de pandemias y enfermedades de amplia difusión, en línea con la situación que atraviesa el mundo por el Covid-19.
Por ahora, el único problema importante de salud al que debe enfrentarse Shatner está lejos del coronavirus. Se trata del tinnitus o acúfeno, una especie de trauma sonoro que se manifiesta a través de ruidos o zumbidos que solo son percibidos por el paciente, como consecuencia de la exposición permanente a ruidos fuertes. Shatner comparte ese diagnóstico con algún otro famoso como Eric Clapton.
Las biografías de Shatner citan otros episodios ligados a su salud, como una caída de un caballo que lo obligó a permanecer un tiempo en silla de ruedas y un diagnóstico erróneo de cáncer de próstata. El espíritu positivo del actor aparece por encima de cualquier posible adversidad. Se enorgullece de su capacidad para memorizar textos y enfrentar extensas jornadas de grabación, habla de sus sesiones de natación y ejercicios de resistencia cinco veces a la semana, recomienda tomar distancia de grasas, sal y azúcares y encarar una dieta basada en el consumo de frutas, verduras, pescado y pollo. Y no tiene pensada ni por asomo la posibilidad del retiro. De hecho, su segundo libro autobiográfico, publicado en 2018, se basa especialmente en consejos y recomendaciones para vivir mejor. “Live Long and… What I Learned Along the Way”, es su título, tomado directamente de la más famosa frase del señor Spock: “Live Long and Prosper” (Larga vida y prosperidad).
Spock fue el otro gran personaje central de la etapa original de Viaje a las estrellas. Su intérprete, el inolvidable Leonard Nimoy, mantuvo una larga rivalidad personal con Shatner debido a los celos mutuos derivados del contacto epistolar con los fans. George Takei, el señor Sulu en aquella serie y único sobreviviente junto a Shatner y Nichelle Nichols (Uhura) del elenco original que apareció en la primera temporada de 1966, reveló hace un tiempo que Shatner se molestó mucho porque el enigmático personaje de Vulcano con sus inconfundibles orejas puntiagudas resultaba mucho más atractivo y carismático (sobre todo para las mujeres) que Kirk. En consecuencia, las cartas dirigidas a Nimoy eran muchas más que las que le llegaban.
Con el tiempo también se supo que Nimoy había dejado de hablar con Shatner en los años previos a su muerte en 2015. Desde entonces, Shatner solo tiene palabras de recuerdo afectuoso hacia su compañero de aventuras interplanetarias. Antes de Nimoy fallecieron el creador de Star Trek, Gene Roddenberry, y los actores DeForrest Kelley (el doctor Bones McCoy) y James Doohan (Scotty). Con Takei, Shatner también tuvo bastantes problemas y un largo distanciamiento. Más de una vez, Takei definió a su excompañero como una persona de temperamento egocéntrico. “Es William Shatner versus el resto del mundo”, dijo.
Shatner nació en Montreal (Canadá) el 22 de marzo de 1931, en el seno de una familia de inmigrantes judíos llegados a América del Norte desde Europa Oriental. Tuvo que enfrentar en la escuela constantes situaciones de bullying a partir de actitudes antisemitas y a la vez hizo todo el esfuerzo posible por escaparse del deseo de sus padres, que querían que el joven Bill tomara la posta en el negocio familiar de indumentaria. Prefirió sumarse a distintas compañías teatrales de Canadá y encontrar desde allí un camino artístico que en los años 50 lo llevó a Los Ángeles, donde se inició en el cine, pero encontró en la televisión su definitivo lugar en el mundo del entretenimiento.
Se hablará mucho por estas horas de su complicada e intensa vida afectiva, con cuatro matrimonios a cuestas (entre ellos uno que concluyó en tragedia) y el regreso reciente a una vida de soltero luego de divorciarse de la entrenadora de caballos Elizabeth Martin, tras 18 años de matrimonio.
“A esta edad nada podría ponerme triste. ¿Volver a convertirme en un galán, casi a los 90 años? Lo único que podría preocuparme un poco es el aumento de mi presión sanguínea”, dijo hace poco con el espíritu que lo caracteriza. El año pasado, al acordar su divorcio, Shatner conservó la casa que compartía con su cuarta esposa en Studio City (Los Ángeles) y una propiedad rural en California, pero debió cederle a ella otras dos viviendas, una en Malibú y otra en Kentucky.
Reconocido también por su trabajo como actor de voz y por sus singulares grabaciones (tiene un álbum de blues y otro donde juega con sonidos espaciales), Shatner estará lejos de todos esos lugares cuando festeje dentro de unos meses junto a sus fans los 90 años que cumple hoy. Tendrá frente a sí el recuerdo de toda su vida, porque Ticonderoga, el lugar en el que se emplazó la réplica del Enterprise y lo recibirá a mediados de julio para el gran festejo, está a apenas dos horas y media de distancia en auto de su Montreal natal.
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