Will Smith: proyectos en pausa, inversiones en riesgo, desconfianza entre sus colegas: ¿qué futuro le espera en Hollywood?
El astro que conquistó al público a fuerza de carisma y simpatía pasó en un minuto del cielo al infierno tras el escándalo del Oscar; cuáles serán sus próximos pasos
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“Cuando era chico, mi abuela solía decir que las mejores cosas de la vida están al otro lado del miedo”. Mirando a cámara en un primerísimo plano y con la expresión optimista que le es característica, Will Smith comienza con ese recuerdo el segundo episodio de Bienvenidos a la Tierra (Welcome to Earth), la serie documental de National Geographic que lo llevó durante los últimos dos años a recorrer los confines del mundo.
La frase abre el tramo en el que Smith se sumerge en una minúscula cápsula submarina para descender 1000 metros en aguas cercanas a las Bahamas y llegar a la máxima profundidad, casi sobre el lecho del mar.
En esa extraordinaria serie, disponible en Disney+, Smith había conseguido mostrarle al mundo su costado más vulnerable, desconocido hasta allí. Encontró fuera del cine otra manera de sostener su reconocido carisma y reforzar todavía más una formidable carrera de estrella admirada y querida por todo el mundo.
Desde su metro noventa y cuatro, su imagen volvía a ser indestructible, pero de manera más real. Todo parecía en su lugar hasta que el domingo pasado, en plena ceremonia del Oscar, partió de su mano el sopapo que se estrelló en la cara de Chris Rock. Un momento histórico transmitido en vivo y en directo por TV a todo el mundo.
Todo cambió en un minuto. La bofetada más famosa de la historia del premio puede convertirse en el instante que divida la carrera de Smith entre el triunfo y la derrota. ¿Definitiva? La respuesta empezará a vislumbrarse el 18 de abril, día en el que se espera el veredicto de la Academia de Hollywood sobre el slapgate.
La propia entidad señaló el miércoles, tras una deliberación entre los 50 integrantes de su consejo directivo (Board of Governors) que la medida disciplinaria contra Smith puede incluir “suspensión, expulsión u otras sanciones permitidas por los estatutos y las normas de conducta”.
¿Cuál será el futuro de Smith en la industria? ¿Qué puede esperarse del futuro de una figura que genera millones de dólares con cada uno de sus proyectos después de este escándalo? Para el resto de los mortales de Hollywood no habría dudas: un episodio como ese destruiría para siempre cualquier carrera. Pero la condición de estrella absoluta de Smith convierte a su caso en algo atípico, lleno de incógnitas y dudas.
Son tantas esas dudas como las que aparecen alrededor de lo que pasó inmediatamente después del cachetazo. La Academia dijo oficialmente que se le pidió apenas ocurrido el hecho que abandonara el Teatro Dolby y que el actor se negó. Pocas horas después trascendió de buena fuente que nadie le pidió formalmente que abandonara su lugar en primera fila. Y si hubo alguna insinuación en ese sentido por parte de la cúpula de la Academia, Variety se encargó de revelar que el mismísimo productor general del show, Will Packer, quería que Smith no se moviera de su sillón. Pertenecer a la élite de Hollywood tiene sus privilegios.
La razón era muy sencilla: los organizadores sabían que pocos minutos después Smith se convertiría en el dueño del Oscar al mejor actor por su notable personificación del padre de las tenistas Venus y Serena Williams en Rey Richard: una familia ganadora.
Lo que vino después también lo sabemos: recibió una ovación de pie de todo el teatro, habló entre lágrimas, con disculpas que en principio solo dirigió a la Academia y a sus colegas, y festejó a puro baile el triunfo hasta la madrugada del lunes. Al día siguiente, después de los cuestionamientos generalizados y la condena de la propia Academia por esa violenta e inesperada reacción, se disculpó finalmente con Chris Rock. ¿Le sacarán el Oscar que acaba de ganar? No parece probable.
En el primer recuento de daños, Smith debe haberse acordado de aquellas palabras de su abuela. En los viajes de exploración que muestra la serie de National Geographic, Smith muestra cómo superó a través de varias pruebas arriesgadas algunos de sus miedos más profundos, sobre todo al agua. Y no solo eso. “Yo era un niño muy miedoso. Me acosaban todo el tiempo”, confiesa también en el documental sobre su infancia en Filadelfia.
¿Cómo se sentirá hoy, frente a la aparición de una situación que seguramente debe estar provocando en su conciencia la aparición de un nuevo e inesperado temor, el de quedar cancelado para siempre por la misma industria que hasta el fatídico domingo del triunfo y el escarnio lo tenía como uno de sus preferidos? Smith no es un actor cualquiera. Es una estrella que recaudó 6500 millones de dólares con sus 29 películas.
Entre la perplejidad y la indignación, buena parte de la comunidad hollywoodense ya se pronunció. La gran mayoría de las voces fueron críticas, sobre todo del lado de los comediantes. Temen que aparezcan en cualquier momento personas decididas a emular la reacción violenta que tuvo Smith frente a cualquier chiste que consideren ofensivo. Los menos, como la actriz Tiffany Haddish, apoyaron al actor y reivindicaron su derecho a defender el honor de su esposa, especialmente sensibilizada por la alusión de Rock a su problema de alopecia en el desubicado chiste que disparó la trifulca.
El episodio podría hacer que vuele por el aire toda la laboriosa reputación que construyó Smith alrededor de su figura como la estrella de Hollywood mejor dispuesta a lograr que todo el que se acerque a él y a su familia experimente en ese entorno un clima natural de “buena onda”. Y quizás hasta ponerle un punto final anticipado a la carrera de Smith como una de las marcas más lucrativas de Hollywood. “Creo que recibió un disparo mortal”, señaló un agente que maneja la carrera de algunas estrellas top del cine al muy informado sitio TheWrap.
Los cronistas que frecuentan a los famosos de Hollywood en las entrevistas que se hacen antes de cada estreno importante se preguntan qué pasó con el actor que se relaciona con los medios mucho mejor que cualquier de sus colegas. Cuando pasó por Buenos Aires en 2013 para el rodaje de Focus no tardó nada en conquistar a todo el mundo en nuestro país. Más cerca, el responsable del mayor escándalo reciente en el seno de la industria del cine a partir de una reacción violenta es el mismo que puso dinero de su bolsillo para pagarle un bonus al elenco de Rey Richard.
Algún psicólogo que analice lo ocurrido podría detenerse en un dato que Smith menciona en el documental y detalla todavía más en Will, el reciente libro autobiográfico que Planeta publicará este mes en la Argentina.
Allí, el actor cuenta que tenía 9 años cuando vio a su padre, un ingeniero especialista en refrigeración muy afecto a la bebida, golpear a su madre hasta hacerla sangrar. Dice que quedó paralizado “por cobardía” sin intervenir y ese recuerdo lo acompañó de manera traumática durante mucho tiempo. Años después, frente a su padre inmovilizado en una silla de ruedas tras una crisis cardíaca, Smith confiesa en el libro que pensó arrojarlo por una escalera a imagen y semejanza de lo que hacía Richard Widmark en una célebre escena de El beso de la muerte.
Toda la autobiografía se resume en una sola idea: Smith logró superar el miedo de esa amenazante presencia paterna a través de la búsqueda y la construcción de un entorno positivo, hecho a fuerza de trabajo, esfuerzo profesional, disciplina laboral, resistencia a las tentaciones de la fama (el consumo de drogas, por ejemplo) y una perspicacia poco común para aprovechar todas las oportunidades.
Ahora, esa fortuna aparece desafiada por un escenario inédito. ¿Cómo hará para salir de él? El próximo paso de Smith en el cine es Emancipation, una producción de 120 millones de dólares para Apple TV+ inspirada en el caso real de un esclavo que en 1863 escapa de una finca de Nueva Orléans y protagoniza una dramática fuga. Antes del escándalo, la película tenía previsto su estreno en streaming a fines de este año, pensando en su potencial para la próxima temporada de premios. Apple TV+ está ahora a la espera de lo que resuelva la Academia para tomar una decisión sobre el destino de la película.
Mientras tanto, expertos en aconsejar a famosos en situaciones de crisis señalaron en los últimos días que el camino más directo es una reconciliación pública y amplia entre Smith y Rock, incluyendo la difusión de alguna declaración conjunta. Alguno, inclusive, arriesgó la sugerencia de armar una especie de “gira de disculpas”, similar a la de la promoción de una película o un libro. Más probable podría ser la presencia de los dos en algún show televisivo como el de Oprah Winfrey, que ya funcionó como ámbito de relanzamiento de estrellas en problemas (recordar a Tom Cruise). Pero el riesgo que encierra esta acción es volver una y otra vez, inevitablemente, al episodio, con el riesgo de terminar desgastando al actor en su exposición frente a los medios, al público, y sobre todo a la desconfiada comunidad de Hollywood.
Sin ir más lejos, en las últimas horas The Hollywood Reporter recogió declaraciones de la actriz Rutanya Alda, quien dijo que el comportamiento de Smith después del cachetazo, bailando como si nada en una de las fiestas post-Oscar, la llevó a decidir que no lo votará nunca más si es nominado a cualquiera de las categorías del Oscar. La publicación insinúa que no es la única que piensa así.
Por todo eso, algunos especialistas sugieren que lo más aconsejable es que Smith lleve adelante su estrategia de limitar los efectos de su violenta reacción en las redes sociales, donde tiene una presencia constante y muy arraigada, o bien se decida a aparecer cuidadosamente en algunos medios, si es posible siempre con su esposa Jada Pinkett al lado. Hablar frente a las cámaras o a través de Instagram tiene sus ventajas y sus complicaciones, sobre todo en un tiempo de transición en el que ninguno de estos espacios, sobre todo cuando están en juego las celebridades, marca diferencias frente al otro.
Otros confían en la buena estrella de Smith, quede o no maltrecho por el próximo y todavía incierto veredicto de la Academia. Para justificar el optimismo sobre su futuro dicen que dio un paso correcto al disculparse y que su mensaje positivo de amor y defensa de los valores familiares será valorado en el mediano plazo, sobre todo porque no registra antecedentes en materia de comportamientos objetables. “Will todavía no se convirtió en kriptonita”, señaló un ejecutivo a The Hollywood Reporter. Los expertos agregan que la primera respuesta pública de Jada Pinkett al episodio (“se viene un tiempo de sanación”, dijo) apunta en esa dirección.
Con todo, los próximos pasos en el cine de Smith más allá de Emancipation están envueltos en una gran incertidumbre. Dos secuelas ya anunciadas (Soy leyenda 2 y Bad Boys 4) podrían postergarse indefinidamente. Las mismas dudas envuelven el futuro cercano de Westbrook, la productora que Smith armó junto a su familia. Hace poco, con la intención de valorizar todavía más la compañía, el actor logró que el grupo Candle Media (manejado por dos ex ejecutivos de Disney) adquiriera una parte minoritaria de Westbrook, cuyo valor de mercado es de 600 millones de dólares. Pronto sabremos si lo que ocurrió en el Oscar también es un cachetazo para las inversiones presentes y futuras de Smith.
Si nada llegara a cambiar en los próximos días, la hasta ahora confirmada segunda temporada de Bienvenidos a la Tierra podría mantener oportunamente a Smith pendiente nada más que de los largos y extensos viajes de su nueva faceta de aguerrido explorador, hasta que la controversia quede atrás o directamente se olvide. Al fin y al cabo, dicen algunos, otras estrellas (Tom Cruise, Mel Gibson) también soportaron tormentas fuertes y salieron airosas.
Pase lo que pase, el futuro pondrá a prueba a Smith, expuesto como nunca a un escenario que jamás imaginó. Tendrá que volver al sabio consejo de su abuela para empezar a reconstruir su destino, traicionado por un arresto de violencia justo cuando estaba a punto de recibir la mejor recompensa a la que puede aspirar una estrella de Hollywood.
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