Wesley Snipes: el héroe de acción caído en desgracia que pasó por la cárcel y llegó al Guinness
El cameo del actor como Blade en Deadpool & Wolverine trajo de regreso los rumores que lo señalaban como una presencia tóxica en los sets; cómo fue el “operativo retorno” que diseñó para Snipes Ryan Reynolds
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Tan solo unos días antes del estreno de Deadpool & Wolverine(la película número 34 del rentabilísimo universo cinematográfico de Marvel, que protagonizan Ryan Reynolds y Hugh Jackman), la franquicia decidía tirar la casa por la ventana e introducir, durante la Comic-Con, a los actores que protagonizarían toda una serie de cameos en la nueva película. Sobre el escenario, aparecieron rostros tan populares como los de Jennifer Garner, Chris Evans o Channing Tatum; pero la sorpresa para los allí presentes fue la aparición de Wesley Snipes, que regresaba para meterse en la piel del cazavampiros que le convirtió en estrella mundial en 1998 con la trilogía de Blade.
Había unos cuantos motivos para sorprenderse con la llegada de Snipes, de 61 años, al escenario de San Diego (California), donde se celebró la Comic-Con. El primero es que Marvel ya había confirmado el regreso del personaje en una película que se estrenará en 2025, pero que protagonizará el ganador del Oscar por Luz de luna, Mahershala Ali. El segundo, porque tras el rodaje de la tercera parte de la famosa saga, titulada Blade: Trinity, Snipes se ganó la fama de persona difícil en el set de rodaje, actitud que no encaja con la imagen de gran familia de Marvel. Y, el tercero, porque el intérprete, que cosechó popularidad en películas de acción de los noventa, pasó una temporada entre rejas, condenado por varios delitos fiscales y desde su salida de la cárcel, sus papeles en el cine y en la TV han sido casi anecdóticos.
“No pensé que fuera posible”, reconoció el actor en una entrevista con Enterteinment Weekly en referencia a su último cameo. “No pensé que Marvel o Disney tuvieran interés, también porque habían elegido a Mahershala para la próxima versión. Pensé que no tenía sentido para mí, pero [cuando] recibís una llamada de Ryan Reynolds de la nada después de 20 años, me dije: ‘Veamos de qué se trata’. Me contó la idea… Y aquí estamos”. Su aparición le ha valido la entrada por partida doble en el Libro Guinness de los récords: uno, por la carrera más larga como personaje de acción real de Marvel, ya que han pasado 26 años desde que se metiera en la piel de Blade por última vez, en 2004; y el otro, el récord de mayor intervalo entre apariciones de personajes en películas de Marvel. Sin embargo, y pese a los aplausos y al cariño del público, el tiempo dirá si Snipes vive un nuevo amanecer en su carrera a la luz de la nueva sensibilidad de Hollywood.
Hubo un tiempo en el que el actor lo tenía todo para convertirse en una de las grandes estrellas del firmamento hollywoodense. Demostró su talento como un sólido héroe de acción en Pasajero 57 (1992) y El demoledor (1993). Se atrevió a la comedia como hizo Los blancos no saben saltar (1992) y ¿Reinas o reyes? (1995). Y trabajó con algún nombre clave de la industria, como Spike Lee, para darse ese halo de seriedad tan necesario contra los encasillamientos. Pero fue en 1998, con el personaje de Blade, un cazavampiros experto en artes marciales, cuando se hizo enormemente popular. Fue precisamente esa cinta la que supuso el primer gran éxito de la franquicia que vaticinaría todo lo que estaba por llegar.
Las cosas se empezaron a torcer en su vida tras el estreno de Blade: Trinity, tercera película de la saga. El veterano actor y humorista Patton Oswalt, compañero en el largometraje, revelaría años más tarde que aquella producción fue un desastre de principio a fin, y puso el foco en Snipes y en la dificultad de trabajar con él: “Wesley se pasaba el día fumando marihuana -confesó el actor-. Recuerdo que un día en el set, dejaban que cada uno eligiera su propia ropa, había un actor negro. Llevaba una camiseta con la palabra ‘Basura’ en letras grandes y elegantes. Wesley bajó al set y dijo: ‘Solo hay otro negro en la película’”. El mismo actor contó una serie de anécdotas que no ayudarían a Snipes a tener una buena reputación: solo aparecía para grabar los primeros planos, dejando todo lo demás a su doble. Insistía en que todo el mundo le tratase como Blade durante el tiempo de rodaje. Y hasta dijo que Snipes había intentado “estrangular” al guionista y director de la cinta, David Goyer, tras una disputa. Después de aquello, según contó Oswalt, el intérprete solo se comunicó con el actor mediante post-its, que firmaba como “Blade”.
El propio director nunca confirmó aquellos rumores, pero tampoco los desmintió: “Digamos que tengo un enorme respeto por Wesley como actor. Era mi amigo. Ya no somos amigos. Soy amigo de Patton y he seguido trabajando con él. No creo que nadie involucrado en esa película tuviera una buena experiencia durante el rodaje; ciertamente yo no la tuve. No creo que nadie de esa película esté contento con los resultados. Fue una producción tormentosa”, reveló en The Hollywood Reporter.
La versión de Snipes es distinta. El actor negó muchas de las acusaciones vertidas sobre él y, en una entrevista con The Guardian en 2020, relató que todo el ataque vertido hacia él tenía cierto componente racista que, en 2004, pudo pasar desapercibido para los medios: “Déjame decirte una cosa. Si hubiera intentado estrangular a David Goyer, probablemente no estarías hablando conmigo ahora. Un hombre negro con músculos que estrangula al director de una película irá a la cárcel, te lo garantizo”, explicó el actor.
“Esto es parte de los desafíos que nosotros, como afroamericanos, nos enfrentamos aquí en los Estados Unidos: estas microagresiones ¡La presunción de que un hombre blanco puede hacer una declaración y esa declaración sigue siendo cierta! ¿Por qué la gente creería que su versión es cierta? Porque están predispuestos a creer que el negro siempre es el problema”. El actor consideraba ese trato como injusto: “Y solo hace falta una persona, como el señor Oswalt, a quien ni siquiera conozco y a quien apenas recuerdo en el set. Pero resulta fascinante que su opinión valiera para que todo el mundo dijese: ‘Sí, Snipes es muy problemático”.
Sin embargo, el último clavo en su carrera llegaría en 2008, cuando fue condenado a 36 meses de cárcel por no declarar impuestos entre 1999 y 2004, cuando sus ingresos rondaban los 37 millones de dólares al año. Snipes cumplió una condena de dos años y medio en una prisión federal en Pensilvania, de donde salió en 2013: “Salí con las cosas más claras -reveló en 2020-. Más claridad sobre mis valores, más claridad sobre mi propósito, más claridad sobre mi relación con mis ancestros y el gran dios y la gran diosa de arriba, y más claridad sobre lo que iba a hacer una vez que recuperara mi libertad”. Sacó una importante lección de su paso por prisión: “Lo más importante que aprendí fue aprender el valor del tiempo y cómo, a menudo, lo desperdiciamos… Lo entiendo ahora, después de haber estado lejos de mi familia y mis seres queridos durante dos años y medio”.
A su salida de la cárcel fueron varios amigos quienes le tendieron la mano. Sylvester Stallone, que ya le había ofrecido participar en la primera película de Los indestructibles, le llamó para la tercera parte, estrenada en 2014, dejándole un asiento en ese olimpo de las estrellas de acción donde también se encuentran nombres como Arnold Schwarzenegger, Mel Gibson, Bruce Willis o Jason Statham. Un año más tarde era Spike Lee quien recogía al actor, ofreciéndole un pequeño papel en la película Chi-raq. Eddie Murphy también contó con él para la segunda parte de Un príncipe en Nueva York, de 2021. Aunque, por ahora, el intérprete no ha dado con la tecla adecuada para regresar a la palestra. Puede que el impulso Marvel ayude. También puede que a Snipes ya no lo interese.
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