La pareja, en una nota exclusiva con ¡Hola! revelan sus planes de agrandar la familia
Cualquiera apostaría que los roles, en este matrimonio, están bien definidos. Pero seguramente se equivocaría: Wanda (29) no es quien tiene la voz de mando. A pesar de sus 23 años, Mauro Icardi se demuestra como un hombre decidido y maduro. Basta con compartir unas horas de la producción para descubrir que el "9" del Inter es el páter familias.
Lo demostró dos años y medio atrás, cuando viajó por veinticuatro horas a la Argentina para casarse con Wanda; y lo sigue dejando claro hoy. Francesca, su hija de 17 meses, llora y es él quien la calma. Él, una estrella de las grandes ligas del fútbol, no sólo tiene poder en la cancha (la última temporada heredó la cinta de capitán que supo llevar durante quince años Javier "Pupi" Zanetti y se convirtió en el líder más joven de la historia del Inter), sino en su casa. Además de enamorar a Wanda y a Francesca, logró construir un vínculo paternal con los tres hijos de su mujer y Maxi López: Valentino (7), Constantino (6) y Benedicto (4).
–Wanda, ¿te imaginabas construir una familia de "míos y nuestros"?
–No, soy muy tradicional, nunca me gustó la idea de la familia moderna. No sé si era lo que yo deseaba, pero se dio así y, en medio de todo el revuelo que viví [se refiere a su caótica separación de Maxi López en 2013], me reorganicé y volví a tener una pareja estable que me ayudó a reconstruir la familia. Ese es mi gran objetivo: que mis hijos se sientan contenidos.
–¿Cómo se organizan?
–Tengo la suerte de haberme juntado con una persona que ama a mis hijos tanto como yo. A veces le pido a Mauro que hagamos un viaje solos y él me dice: "No quiero dejar a los chicos".
–¿Tienen personal que los ayuda?
–Contamos con una cocinera, una mucama, una niñera, que se ocupa sólo de Francesca, y un chofer. Lo más importante es establecer una rutina y creo que lo estamos logrando. A las cinco de la tarde los chicos hacen la tarea conmigo y con Mauro, a las seis los bañamos y después de comer, a dormir. Intentamos que a las siete y media estén en la cama.
–El pasado 7 de junio cumplieron dos años de casados. ¿Celebraron?
–Es cierto que con cuatro chicos es difícil encontrarse en la intimidad. Al principio, había mucha más pasión. Pero todo se puede: nunca dejamos de buscar nuestros momentos, aunque sea a las cuatro de la mañana. A veces bajamos a hacernos panqueques, vemos una película. Cuando la casa se serenó volvemos a ser novios.
–¿Encontraste a tu príncipe azul?
–Sin dudas. Generalmente, cuando conocés a alguien te arriesgás sin pensar en si funcionará o no. Mi relación con Mauro no fue común: yo me instalé en su casa de Milán con mis tres hijos de un día para el otro. Y él nos esperó con los cuartos de los chicos armados, la cuna para Benedicto, que era un bebé, la ropa para cada uno y las placas con sus nombres en las puertas de cada habitación. Viajamos en enero y Mauro había dejado armado el árbol de Navidad para que los chicos vieran que Papá Noel se había acordado de ellos. Llegué sin nada y en un rato tuvimos todo.
–¿Fue difícil explicarles a tus hijos el rol que ocuparía Mauro?
–Cuando me separé, lo primero que hice fue consultar con un psicólogo. Quería saber si mis hijos necesitaban ir a terapia y me explicaron que ellos solos iban a encontrar las respuestas. Descubrí que los chicos son sabios: la primera vez que Mauro fue a buscar a Valentino al colegio los compañeros lo miraban sorprendidos, la mayoría tiene el sticker con la cara de Mauro en las cartucheras. Y cuando los amigos le preguntaron a mi hijo qué hacía Icardi allí, él, les respondió: "Es mi segundo papá". Yo jamás le habría encontrado un título mejor. Los tres tienen fascinación por él porque si están enfermos, los cuida; si tienen ganas de jugar, los entretiene. Sin contar que es quien más les pone límites.
–Y llegó Francesca, para aportar la cuota de feminidad.
–Ella es tremenda, saca un poco de Icardi y otro de Nara. Es un cóctel perfecto y con sólo un año y medio tiene mucha actitud. Maneja a sus hermanos como quiere y ellos, a pesar de eso, mueren de amor.
–Muchas veces se los critica por ser ostentosos. Hace poco sumaron a su flota de autos [un Hummer H2 dorada, un Rolls-Royce Wraith y un Lamborghini Gallardo] un Lamborghini Huracan Spyder.
–Mauro no es careta. Hay muchos futbolistas que esconden su realidad para que no los critiquen, pero te aseguro que los estacionamientos de todos los equipos del mundo tienen autos como los nuestros, o mejores. Mauro sabe que no derrocha dinero. El Lambo fue un regalo que se hizo a él mismo cuando fue nombrado Capocannoniere (goleador de la Liga Italiana).
–Se mudaron a un penthouse espectacular.
–Sí. En nuestra relación ya convivimos en tres casas. Primero, en la de Mauro. Después en una casa que a él lo volvió loco porque tenía una cancha de fútbol en la planta baja, pero el primer piso era de terror. Ahora nos instalamos en un penthouse con vista al estadio Giuseppe Meazza.
–¿Retomaste la pelea con Maxi López, tu ex marido? Él dice que no le permitís que vea a sus hijos.
–No es cierto. A los chicos trato de no decirles nada porque cuando uno no espera algo del otro, sufre menos. En Milán, todos los lunes se van con su papá después del colegio y vuelven a la noche. Los fines de semana no están con él porque Maxi juega. Yo, por mi tranquilidad, decidí no tener relación con él: se encarga mi abogada Ana Rosenfeld. Ojalá en el futuro podamos tener un vínculo serio de padres, pero ahora no pasa. El tiempo cura todo, aunque ya pasaron cuatro años.
–¿Maxi sanó su bronca con Mauro?
–Yo siento que Maxi tiene menos odio conmigo que con Mauro. Pero no lo entiendo… Si mis hijos me dijeran que tienen buena relación con la pareja que arme Maxi me alegraría.
–¿Cómo se llevan con Daniela [Christiansson, la novia de Maxi López]?
–Los chicos no me hacen muchos comentarios, ya que él no convive con ella. Cuando están con Maxi, ella no está. Pero a mí me encantaría que él tuviera a alguien con quien yo pudiera hablar cuando mis hijos necesitan una contención femenina.
–¿Cómo te cae el término "icardiar"?
–Llega un punto que me divierte. Me interesa que la gente que me conoce sepa de mi boca la verdad. Yo sé que Maxi y Mauro no eran mejores amigos ni mucho menos. Compartieron seis meses en un club (Sampdoria en Italia), después Mauro se mudó de ciudad, yo me separé y me vine a la Argentina. Recién ahí empezó lo nuestro.
DULCES RUMORES, DULCE ESPERA
–¿Estás embarazada?
–[Se ríe]. Prefiero responder con puntos suspensivos, todavía no puedo confirmarlo, es muy pronto. Perdí un embarazo hace un tiempo: quiero ser prudente. Ojalá que sí porque nuestra idea es tener una familia numerosa.
–O sea que te gustaría otro hijo…
–Mauro es tan buen padre que me encantaría tener otro hijo con él. Muchos piensan que un bebé te da felicidad en la pareja, pero yo creo que tenés que estar muy bien con tu marido para que la relación no se vaya cuesta abajo.
–¿Mauro y Francesca son apegados?
–Él siempre dice que no sabe si podría querer a otra persona como a Francesca, siente que la traicionaría. Tienen una conexión increíble. Pero también es muy apegado con mis hijos, está todo el tiempo armando planes con ellos.
–En tu casa son mayoría de hombres, ¿te gustaría tener otra hija mujer?
–Sí, principalmente para que Francesca sepa lo que es tener ese vínculo de mejor amiga con una hermana. Yo lo tengo con Zaira [Nara], estamos muy conectadas.
–¿Cómo vivís los embarazos?
–Hace un tiempo hablé con mi médico sobre la posibilidad de volver a ser madre y me dijo que mi cuerpo estaba en condiciones. En el último embarazo me preguntaron si quería ligarme las trompas, es algo que se hace mucho en Italia cuando ya tenés una familia numerosa y yo me negué rotundamente. Ya sabía que quería tener un hijo más.
EN BOCA DE MAURO
"En Argentina tienen un concepto de nosotros y en Italia, donde tenemos nuestra rutina, otro completamente diferente", dice Mauro, quien asegura que logró convertirse en el capitán más joven del Inter por su disciplina y esfuerzo. "Su nombre en Italia es palabra santa –agrega Wanda–, no sólo como deportista, también como persona. Todos los clubes vigilan a sus jugadores y el presidente del club, Erick Thohir, siempre dice que Mauro es un ejemplo porque lleva una vida familiar y nunca tuvieron un problema con él".
–¿Cuándo y por qué decidiste que Wanda fuera tu representante?
Mauro: Fue el año pasado, después de que tuve una mala experiencia con Abian Moreno, quien manejó mi carrera durante diez años. Quedé muy desilusionado y Wanda supo ayudarme a salir a flote. Está bueno que sea ella quien lleve adelante mi carrera porque sabe más que nadie lo que quiero y conoce mis pensamientos en profundidad. Cuida como nadie mi imagen, además de los ingresos de nuestra familia.
–Wanda, ¿cómo te desenvolvés en este ambiente masculino, poco acostumbrado a las mujeres?
–Hay que tener confianza y seguridad porque hay mucho dinero en el medio. Representar a una figura como Mauro es fácil: lo quieren los mejores clubes del mundo. En la primera reunión que tuve con la dirigencia del Inter aumenté cinco veces el valor de Mauro. Ese día, yo tenía un avión privado en espera porque si ellos se negaban a negociar me tomaba un vuelo a Madrid o a París, donde los mejores equipos lo desean. Pero Roberto Mancini, el técnico del Inter, había pedido que se resolviera la situación de Mauro. La segunda reunión fue en el campus donde se entrena en equipo. Yo llegué junto a mi contador y los compañeros de Mauro creían que yo había enloquecido, no entendían qué hacía ahí.
–¿Cómo elegís vestirte para estas reuniones?
–¡Voy de traje! Son todos hombres elegantes y muy sobrios. A mí me gusta ir tapada hasta el cuello. Y de negro en lo posible.
–Cuando se supo que Wanda era tu representante, se dijo que tomaba decisiones sobre tu trabajo, que eras un dominado…
Mauro: Entiendo que en nuestro país vendan más otras cosas, pero en Italia soy un jugador de fútbol. No se habla de mi vida privada. Por eso, no estoy acostumbrado a explicar mis acciones. Ahora que soy capitán, represento a todo un equipo y a una sociedad como el Inter, que es uno de los clubes más importantes de Europa. Sé que tengo una responsabilidad enorme que asumo con mucho orgullo y estoy agradecido. No me gusta entrar en el juego de los comentarios bajos.
–¿Pensaste en representar a otros jugadores?
–Hace poco una amiga me pidió que lo asesorara a su marido pero no fue un negocio. La verdad es que no me gustaría representar a otros jugadores, me siento cómoda trabajando con mi marido porque lo conozco.
–¿El trabajo genera roces en la pareja?
Mauro: A veces sí. Pero no me puedo sentir mejor representado que por mi mujer.
Wanda: Hace unas semanas tuvimos una reunión con la editorial italiana Mondadori, quienes van a lanzar su biografía en pocos meses y quedaron sorprendidos con la actitud y decisión de Mauro. Él hubiera sido exitoso en cualquier cosa que se hubiera propuesto, con o sin mi ayuda.
–¿Dónde imaginan su futuro más próximo? ¿Coquetearon con el Real Madrid?
Wanda: En Milán estamos muy bien. Somos una familia normal y conservadora, los chicos están muy adaptados a su colegio. Pero si el día de mañana nos toca mudarnos, así será: la familia tiene que acompañarse a sol y a sombra.
–Hace algunas semanas Martino, el DT de la selección argentina, lo ubicó a Mauro en la lista para las Juegos Olímpicos de 2016 en Río. ¿Cómo recibiste la noticia?
Mauro: Como un premio. Viví mucho tiempo en Europa, pero amo mi país y para mí la camiseta argentina significa mucho. Así sea que no juegue nunca en la Argentina, jamás podría vestir la camiseta de otro país.
–Wanda, ¿alguna vez barajaste la idea de que sacrificó su carrera por amor?
–Como su representante no creo que por semejante tontería nuestra propia Selección se pierda de tener a un número uno. Dudo que no lo convoquen por una cuestión personal, hablaría de poco profesionalismo. Además, si analizamos la parte privada de los jugadores, no sé si todos están en regla. ¿Quién puede juzgar? No se puede armar un grupo de once carmelitas descalzas porque no quedaría ni uno.
–Mauro, te tatuaste su nombre y su cara [N.de la R: con una foto que ella se hizo para ¡Hola! Argentina en noviembre de 2013] y te recibiste de romántico con ese gesto.
–Wanda es una mujer completa y cuando la conocí supe que sería la mujer de mi vida y la madre de mis hijos. Ella es todo.
–Sos de darle muchas sorpresas a tu mujer: ¿Cómo celebraron el segundo aniversario de casados?
–Me gusta sorprenderla y el último aniversario, que lo festejamos en Miami, le regalé un brazalete de Cartier que es igual al mío: un clavo de oro y brillantes. Además, nuestro anillo de casados ella no lo puede usar porque desde que nació Francesca le da alergia el oro rosa y le genera ampollas. El anillo lo uso sólo yo. [Se ríe].
–Durante la producción se notó tu vínculo con Francesca, ¿esperabas tener esa relación con tu hija?
–Sí, lo esperaba. Hace tres años que conozco a Valentino, Constantino y Benedicto y mi vínculo con ellos es igual al que tengo con Francesca. Sabía que iba a sentir un amor inexplicable.
–¿Vos querés agrandar la familia?
–Que sea lo que Dios decida. Los chicos son lo más lindo que Wanda y yo tenemos. Nuestro máximo tesoro.
Texto: Paula Galloni
Fotos: Pilar Bustelo
Producción: Victoria Miranda
Maquillaje: Irene Arcieri
Peinado: Cristina Cagnina con productos L’Oreal Professionnel
Agradecimientos: María Casado Home Gallery, Rochas, Sarkany, El Camarín, Kallalith, Claude Benard, La Follie
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