La actriz, a sus 77 años, se encuentra viviendo su sexualidad sin tapujos, luego de una vida románticamente intensa en la que fue vinculada con diferentes figuras de la industria
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A sus 77 años, Susan Sarandon no elude la contradicción que está experimentando en el plano sentimental. “No sé lo que me pasa, a veces creo que esa ventana se cerró para siempre y en otros momentos resurge esa eterna optimista que hay en mí”, expresó haciendo una salvedad: “Igual, nunca entro en desesperación, solo mantengo abierta la posibilidad para lo que sea que suceda”. La última relación de la actriz -con el director Jonathan Bricklin- terminó hace siete años y, desde entonces, no volvió a apostar por un vínculo a largo plazo. Según Susan, estos últimos años se acostumbró a disfrutar de su propia compañía.
“Estoy en una etapa de mi vida en la que quiero plantear ciertos límites”, manifestó en diálogo con el podcast Divorced Not Dead. “Me gusta la idea de estar con otra persona nuevamente, pero para que yo le dé acceso al botiquín de mi baño tiene que ser una persona verdaderamente extraordinaria y una parte de mí me dice que esos días se terminaron para siempre”, aseveró la actriz caminando otra vez la fina línea entre querer apostar a un renacer sentimental o a seguir viviendo la cotidianidad sin que eso sea un tópico omnipresente.
Chris Sarandon y un primer matrimonio fruto del frenesí juvenil
“Éramos tan chicos”, le expresó recientemente Susan a su exmarido, el actor Chris Sarandon, cuando se reencontraron para brindar una entrevista juntos. Los artistas mantienen una gran amistad y permanecerán siempre unidos por la nostalgia que les genera el recordar cómo fueron esos años formativos apoyándose el uno en el otro. Los dos querían triunfar en Hollywood y se conocieron en esa etapa crucial, a mediados de los 60, en los pasillos de la universidad. Para subsistir, Susan Tomalin (su apellido de soltera) aceptaba todos los trabajos que pudiera, aquellos que le facilitaban presentarse a castings en su tiempo libre, como ciertas producciones de modelaje. Tenía 18 años. Chris, de 21, era parte de un grupo teatral.
Los jóvenes vivían juntos en la ciudad de Milford, en Connecticut, y no tenían dinero suficiente para pagar la calefacción. “El piso del departamento era tan frío que no podíamos caminar descalzos”, recordó el actor. “Él era un gran estudiante, con una energía increíble, interpretaba bien cualquier personaje de Shakespeare y era un cinéfilo empedernido, sabía de todo; cuando me enamoré, dejé la casa de mis abuelos y no dudé en mudarme con él”, declaró la actriz, quien siempre remarca cómo la familia de Chris la apoyó en momentos en los que creía que no iba a poder cumplir sus sueños.
Cuatro años después de casarse, el 16 de septiembre de 1967, Susan y Chris comenzaron a recibir propuestas de trabajo. Susan debutó en cine con el drama Joe, y Chris al poco tiempo brillaría en Tarde de perros, largometraje por el que fue nominado al Oscar. En ese momento, ya estaban instalados en Nueva York. “Sentíamos que todo iba bien, que el destino estaba de nuestro lado, podíamos alquilar un lugar en la ciudad en la que queríamos estar, podíamos vivir de nuestro trabajo, todo estaba saliendo como lo habíamos buscado”, contó ella, quien hasta el día de hoy conserva el apellido de su primer marido. Hace tan solo un mes, la actriz apareció en una emisión del podcast sobre gastronomía de Chris, Cooking By Heart y le manifestó el cariño que le tiene tanto a él como a toda su familia.
Romances breves y “puramente sexuales”
Con el tiempo, Susan y Chris empezaron a hacer vidas muy distintas, se veían con poca frecuencia y eso los terminó distanciando, por lo que en 1979 decidieron divorciarse. “Veníamos de varias rupturas”, reveló la actriz. “Creo que me casé demasiado joven; lo cierto es que no creía en el título, y Chris manejó la situación muy bien, pudimos mantener una relación dulce y cordial, creo que él también sabía que necesitábamos hacer caminos diferentes, yo tenía poco más de 20 años”, enfatizó. Luego de su divorcio, Susan conoció al director francés Louis Malle, con quien tuvo una relación de tres años.
En 1983, conoció al músico David Bowie en el rodaje del gran film de Tony Scott, El ansia, y experimentó un deseo por el artista sobre el que hablaría años después. “Era una persona para idolatrar”, recordó. “Ese período de mi vida fue muy interesante porque sabía que no quería volver a tener una relación formal ni tampoco quería hijos en ese momento, por lo que empecé a explorar todo lo que me pasaba”, le contó a la publicación The Daily Beast. “Bowie era una persona brillante, talentosa, luminosa, increíble”. Sarandon contó que ambos tuvieron un vínculo “puramente sexual” y que, poco antes de que el artista muriera, pudo hablar con él en medio de un acercamiento amistoso.
“Tuve la suerte de que volviéramos a tener una relación más cercana justo antes de que muriera. Él me encontró de nuevo. Hablamos y nos dijimos algunas cosas que había que decirse”, contó y agregó: “Tuve mucha suerte de poder verlo cuando me contó todo lo que le estaba pasando, pero no recuerdo cómo fue nuestra última charla, solo que me dejó un vacío doloroso que todavía sigue estando. Murió una semana después de eso (en enero de 2016)”, compartió la actriz con tristeza.
A mediados de los 80, Susan fue vinculada a quien sería su partenaire en el film que le valió el Oscar en 1996, Mientras estés conmigo. La actriz tuvo un breve romance con Sean Penn sobre el que no se pronunció demasiado, especialmente porque a los pocos meses conoció al realizador italiano Franco Amurri, con quien tuvo a su primera hija, Eva, el 15 de marzo de 1985.
Aunque pensó que había hallado a la persona con quien apostar, esta vez con certeza, al matrimonio, luego advirtió que no estaba lista. La actriz confesó que tuvo un affaire con el fallecido actor británico Philip Sayer. “Cuando me casé con Chris tenía 20 años y después me convertí en una persona menos rígida en cuanto a la percepción que tenía de los vínculos, empecé a experimentar una apertura”, declaró. El panorama cambió ligeramente en 1988 cuando en el rodaje de la película La bella y el campeón se enamoró fervorosamente de su coprotagonista, Tim Robbins.
Una pareja querida en Hollywood que terminó abruptamente
Cuando los artistas empezaron a mostrarse públicamente, Sarandon fue víctima de la misoginia en los medios, con las publicaciones que ponían énfasis en la diferencia de edad con Robbins, quien tiene 12 años menos que ella. Al mismo tiempo, empezaron a afrontar las presiones de una industria que ahora es un poco más laxa en cuanto a cómo percibe los vínculos. “En un punto, parecía que nos estaban obligando a casarnos”, contó la actriz, quien tuvo dos hijos con el actor y cineasta que se puso detrás de cámara para dirigirla en Mientras estés conmigo.
En 1989 le dieron la bienvenida a John “Jack” Henry, y en 1992 nació Miles. La pareja se convirtió en una de las más queridas en Hollywood, pero Sarandon confesó que esa presión que sintió inicialmente nunca se evaporó. “No me quería casar, tenía demasiado miedo de que eso nos llevara a un camino más complejo, el de dar al otro por sentado, quizá me case a los 80, cuando tenga ganas de hacer una fiesta, pero ese no era el momento tampoco”.
Su separación de Robbins fue una verdadera sorpresa. La pareja, que parecía una de las más sólidas de la industria, anunció su ruptura definitiva en 2009. “Los actores Susan Sarandon y Tim Robbins se separaron. No se harán más comentarios al respecto”, podía leerse en el sucinto comunicado que el vocero de los artistas difundió a la prensa el 23 de diciembre de ese año. Las razones de la separación se mantuvieron en secreto, y la actriz no suele hablar de ese vínculo como sí lo hace de otras parejas que tuvo.
Al poco tiempo de esa resonante ruptura, empezó una relación con el realizador Jonathan Bricklin, con quien estuvo cinco años. Cuando el vínculo se disolvió en 2015, Sarandon negó las versiones que aseguraban que la diferencia de edad de 31 años había sido un factor: “Eso no incidió en lo absoluto, por el contrario, mis relaciones con hombres jóvenes siempre fueron hermosas porque se muestran más interesados, hacen preguntas, y tienen un espíritu, una avidez por la vida que yo también comparto, me ayudaron a erradicar ciertos estigmas, y además no están todo el tiempo con miedos e inseguridades”.
La mujer ideal que quiere para su vida
La actriz, abiertamente bisexual, brindó una entrevista al programa The View en el que volvió a enfatizar cómo no está buscando una relación, pero sí está abierta a las sorpresas. “Mi búsqueda de la persona ideal no es activa, pero si aparece, independientemente de su orientación sexual y su edad, yo estoy lista para lo que suceda”, compartió. “Necesito a una persona que no sienta que soy difícil para la convivencia, por eso cuando alguien se me acerca y me dice: ‘Me encanta tu trabajo’, inmediatamente pienso que es un problema”. De acuerdo a sus palabras, el vincularse con mujeres debería tener un componente de aventura: “Me gustaría conocer a una mujer que ame lo que hace, que sea apasionada, abierta a las experiencias, que sea espiritual”, remarcó.
Por lo tanto, si bien ella misma se ocupó de aseverar que está disfrutando de la vida sin ataduras, cuando le preguntan por la posibilidad de entablar una nueva relación, su parte más romántica sale a flote. “En el fondo, creo que busco una persona que me acompañe y una persona a quien pueda acompañar, pero para eso tiene que aparecer alguien que también sienta que la vida es un viaje, y que no hay que cerrarse a lo que tenga para ofrecernos”.
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