La actriz se luce en “La Academia” y en teatro, en la obra Divino divorcio; su nueva vida con sus hijas, el año intenso y los sueños que le quedan por cumplir
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“Me levanto temprano, y si puedo organizar el día mientras tomo unos mates, es la gloria. Después vienen los ensayos, las grabaciones y la gira, y alrededor de eso acomodo el resto: una reunión en el colegio, alguna charla. Todo tiene que ver con el trabajo últimamente y a mis amigos apenas los veo en alguna cena, una vez por semana, con mucha suerte. Y mis rutinas de gimnasia están intercambiadas por baile”, resume Viviana Saccone cómo transcurren últimamente sus días.
Tiene un año ajetreado con la gira de Divino divorcio, que protagoniza junto a Rodolfo Ranni, su participación en ShowMach, “La Academia”, donde se luce y da que hablar, y el rodaje de una serie. “Como los fines de semana tengo la gira, me llevo los videítos, memorizo las coreos y ensayo sola. Y en la semana nos juntamos con el equipo y ensayamos todas las horas que podemos, porque es algo muy nuevo para mí”, le cuenta la actriz a LA NACION. Además, Viviana habla de los rumores de romance con Tito Díaz, de la crianza de sus hijas Allegra y Serena, de la exposición, de sus límites, del paso del tiempo y de la importancia de la actitud con la que se para frente a la vida.
-Marcelo Tinelli te convocó muchas veces, ¿por qué aceptaste sumarte este año?
-Quizá porque este año me encontró en otra circunstancia personal, con ganas de aceptar nuevos desafíos, exponerme desde otro lugar y mostrar algo distinto, incluso a mí misma. Sabía que podía arriesgarme y que si salía mal, qué importa, porque es parte de un nuevo atractivo, de conocer otras disciplinas. Hay un enfoque que tiene que ver más con lo personal y me resultó muy interesante. Lo estoy disfrutando y aprendiendo un montón. Y la estoy pasando muy pero muy bien.
-¿Bailabas bien o arrancaste de cero?
-¡Arranqué de cero! Bailaba cuando era jovencita, hace más de 30 años. Me gustaba bailar con mis amigas, hacíamos coreografías, imitábamos videoclips, pero el cuerpo se oxida si hacés una actividad con poca frecuencia. Me gusta, me entusiasma, me hace estar en actividad constantemente, así que estoy contenta.
-¿Le temías a la exposición y a la picardía de los jurados?
-No le tengo miedo a la crítica, no me asusta. Lo que no me gusta es la falta de respeto y estaba segura de que el jurado nunca iba a ir por ese lado. Después, la crítica es parte del juego, sé que estoy haciendo algo nuevo y conozco mis limitaciones. Puede gustarme o no lo que dicen pero no es ningún tipo de ofensa así que no pasa por ahí. Y siento que después de 30 años de carrera no tengo nada que demostrar. A algunos les gustaré y a otros puedo no gustarles pero no tengo que salir a demostrar nada. Estoy jugando una faceta nueva, distinta y hay cosas que pueden no salirme y está bien, porque estoy para aprender. Me parece un desafío divertido.
-Tito y vos son una de las parejas más queridas por la gente, ¿te ves como ganadora?
-Por lo pronto estoy muy contenta porque nunca pensé que iba a llegar hasta acá. Con la gente talentosa que hay en la competencia, creí que íbamos a volar mucho antes (ríe). Lorena Portillo es muy piola armando las coreos, sabe cómo hacerme lucir de la mejor manera, resaltando lo que puedo. Creo que estamos haciendo una participación muy digna, a la gente le gusta y hasta acá me siento súper ganadora porque superamos lo que esperábamos. El otro día me preguntaban si lo que hago es un juego o algo profesional y es las dos cosas a la vez: es un juego porque la única manera de actuar es a partir de un juego, pero es muy serio, un juego profesional. El gran trabajo del actor consiste en recuperar al niño y hacer que juegue como si tuviera diez años otra vez. Es la única manera de creerle a un actor, como cuando ves a un nenito andando a caballo en un palo de escoba y él cree que está montando a caballo. Es hermoso, placentero pero tiene un trabajo detrás, no se hace de taquito sino que se juega pero con mucho esfuerzo y trabajo, para que sostenga ese juego.
-Cuando bailaste “La tonta” generaste muchas emociones en Jimena Barón, ¿cómo lo viviste?
-La verdad es que nos emocionó mucho. Nosotros íbamos preparados y mentalizados pensando en qué contestar cuando nos digan que la canción no era tan conocida, y nos sorprendió lo que pasó, fue impactante y tan lindo en lo profundo. Sucedió algo muy mágico que trascendió muchas cosas. Fue muy emocionante todo lo que dijo Jimena y creo que fue de ayuda para que muchas mujeres se identifiquen y entiendan que no es ninguna vergüenza haber estado algunas veces en algunos lugares y que lo importante es poder trascenderlos y salir adelante.
-Tinelli tiene un rating bajo éste año, ¿cómo se vive en La Flia? ¿Vos miras los números o solo trabajás para dar lo mejor?
-Nosotros estamos en esa segunda instancia, trabajando para dar lo mejor. Pero por supuesto que nos importa el rating y queremos que al programa le vaya bien porque de eso depende la continuidad. El rating no está en primer plano, además, porque no hay tiempo y estamos muy enfocados en el trabajo: cada semana se hace una coreografía con vestuario, planteamiento de escenografía, peinado, maquillaje y todo eso lo arma cada equipo.
-¿Qué hay de cierto en los rumores de romance con tu bailarín?
-Nos queremos mucho con Tito, nos divertimos. Nos sorprendió la pregunta de Pampita en su momento, no sabemos de dónde salió y nos reímos tanto que no pudimos ni contestar porque no sabíamos qué decir. Con Tito tenemos la misma onda pero a ninguno de los dos se nos pasó por la cabeza que pudiera pasar algo. Tenemos una química divina que traspasa la pantalla y lo que se ve es lo que sucede en el escenario y fuera. Le dije a Tito que quizá no están acostumbrados a ver a dos personas que se miran con tanto cariño y tanto amor como nosotros, sin que haya algo en el medio. Pero es así, nos queremos, nos reímos, nos divertimos, nos abrazamos y nada más.
-Estabas en pareja con un DJ español, ¿rompieron?
-Estoy sola. La realidad es que no tengo tiempo de conocer a nadie.
-¿Qué relación tenés hoy, a tus 53 años, con tu sensualidad y con tu cuerpo? ¿Tu mirada es exigente o piadosa?
-No todos los días son iguales: algunos me veo bien y otros no. Trato de asumir, entender y aceptar el paso del tiempo también con alegría porque quiero permitirme envejecer en paz. Quiero que lo que vaya sucediendo no me perturbe, no me aflija. Escucho a mujeres y hombres enojados con el deterioro que se genera inevitablemente en el cuerpo con el paso de los años. El envase, que es el cuerpo, genera el primer impacto y en esta época pareciera lo más importante, pero no quiero que eso me perturbe tanto como para alterar mi felicidad y mi paz. Porque, por otro lado, creo que es el interior lo que se ve como belleza más radiante, entonces quiero seguir estando bien, feliz y que eso se transmita. Por supuesto que no quiere decir que no me voy a tocar: quizá en dos o tres años me ves divina con un lifting precioso porque si tengo ganas me lo quiero permitir. Porque también deseo la mejor versión de mí. No sé qué me va a ir sucediendo, y haré lo que sienta. Sé que pelear contra el paso del tiempo es una batalla perdida, pero también sé que hay un estado en el que no hay edad y ahí me quiero parar. No hay normas sino que hay edad para lo que uno está dispuesto y para lo que le da el alma, el cuerpo y el espíritu. Quiero vivir la vida de esa forma.
Para los que piden ver mi tatoo, acá está. Gracias #mandingatatoo pic.twitter.com/HaGasOKcZa
— Viviana Saccone🇦🇷 (@ViviSaccone) September 6, 2021
-Tenes varios tatuajes, ¿qué significado tienen?
-Tengo cuatro: tres pequeños y el de la espalda, que es más grande y me lo hice hace dos años. Todos tienen que ver con momentos de mi vida, pero sería extenso y aburrido de explicar (ríe).
-Tus hijas ya son adolescentes, ¿cómo es tu relación con ellas?
-Soy una mamá recontra presente y, al mismo tiempo, ellas se organizan perfectamente si tengo que estar todo el día fuera de casa, trabajando. Me parece que yo las necesito más a ellas que ellas a mí en este momento. Tenemos una relación hermosa, de muchísimo diálogo y también las acompaño y las respeto cuando no quieren hablar.
-En plena pandemia pusiste tu casa en venta y te mudaste, ¿ya estás acomodada en tu nuevo hogar?
-Sí. Se vendió la casa de Maschwitz, hermosa pero quedaba muy lejos, Nos mudamos a Martínez, bastante más cerca de todo para que mis hijas puedan moverse mejor. Fue un cambio que nos vino bien, y ya nos acomodamos en la nueva casa y estamos contentas. Fue bravo mudarme con tantas actividades y a veces me pregunto cómo hago para organizarme, y la verdad es que puedo hacerlo: si me mentalizo, llevo adelante lo que me propongo.
-Siempre estás de buen humor, ¿tenés una fórmula para ver el vaso medio lleno?
-Me parece que es una elección y soy consciente de eso. Una vez leí algo que me encantó: el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Podés quedarte en lo que te hace daño o salir adelante, a pesar de eso. Y yo elijo estar bien porque siempre hay cosas para celebrar. No quiere decir que no me pasen cosas feas, a veces estoy triste y me lo permito, pero está bueno mostrar la mejor cara. Creo que todo depende del cristal con que uno elije mirar las cosas y yo elijo el que me ayude a avanzar y crecer, por mi y por mis hijas. Y en el trabajo hay que aportar buena onda y dar lo mejor porque cada uno carga su propia mochila. De las cosas malas se sale con más facilidad cuando ponés el optimismo por delante.
-¿Der qué se trata la serie que estás filmando?
-Se llama Privier y es una serie de ciencia ficción, de seis capítulos. Es la historia de un hombre que a raíz de ciertas experiencias personales quiere demostrar que el alma es inmortal. Es para una plataforma, con dirección de Nicolás Tuozzo y Diego Castro y el protagonista es Alberto Ajaka.
-Los fines de semana estás de gira con Divino divorcio, que estrenaron en verano en Córdoba. ¿Cómo vivís la oportunidad de hacer una gira teatral en pandemia?
-La hicimos en el verano, de gira por Córdoba y seguimos todo el año, excepto cuando volvieron a cerrar los teatros. Ahí tuvimos un parate y volvimos con los protocolos correspondientes. Tenemos un tiempito más todavía y se habla de volver a hacer temporada pero ya no estaría yo porque necesito descanso. Estoy extenuada de tanta gira. Fue un año muy intenso y necesito parar un poquito. Todo el año fue un remo muy difícil para levantar la actividad teatral más que para ganar dinero. Costó pero ya todo se está acomodando, y por lo que sé las obras están funcionando bien. Divino divorcio funciona muy bien, es una comedia que habla sobre la separación de un matrimonio de muchos años. Los dos deciden festejarlo con una gran celebración, contratan a un divorce-planner e invitan a todos los que se involucraron alguna vez con la pareja, desde el sacerdote que los casó hasta los abogados que los divorciaron, detectives privados, amantes. Es una obra de Alfredo Allende, dirigida por Alberto Lecchi.
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