La actriz y productora atravesó situaciones dolorosas antes de convertirse en una estrella, desde rodajes incómodos hasta agresivos episodios que la tuvieron como protagonista
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En una de las mejores interpretaciones de su carrera, en la película de Jean-Marc Vallée Alma salvaje, Reese Witherspoon abordó el rol de la escritora Cheryl Strayed con un compromiso notorio, fruto de un deseo que estaba despertándose en ella: el de comandar una producción sobre el universo femenino. En este caso, sobre el de una mujer que, para lidiar con el duelo por la pérdida de su madre, emprende un viaje en el que descubre cosas de sí misma mientras supera diversas pruebas. Tras el estreno del film, la actriz contaría que fue uno de los proyectos más desafiantes de su carrera, uno que le implicó un desgaste emocional que se tradujo en una actuación descarnada, visceral y memorable por la que fue nominada al Oscar. En cierto modo, Alma salvaje le marcó el sendero a la actriz y fue la punta de lanza de una serie de ficciones basadas en novelas protagonizadas por mujeres con las que buscó cambiar el paradigma imperante en Hollywood con su productora de medios, Hello Sunshine.
Esa ambición pudo ser concretada tras décadas de experimentar en carne propia situaciones adversas en una industria en la que debutó en 1991 con Amor de verano, el primero de una extensa lista de largometrajes cuyos rodajes no siempre fueron placenteros. Si en la actualidad Reese es una vocera por el resguardo de la integridad física y psíquica de sus colegas, es porque ella misma fue víctima de un sistema patriarcal que ponía las reglas, como si las mujeres debiesen aceptarlas para continuar actuando sin ser señaladas.
Uno de los hechos más traumáticos que experimentó Witherspoon se produjo cuando tenía 16 años en un set de filmación. En 2017, la ganadora del Oscar decidió hablar del tema con mucha valentía y eligió como marco la gala Women in Hollywood (Mujeres en Hollywood) organizada por la revista Elle. En ese contexto, narró cómo fue sexualmente agredida por un cineasta y el ineludible impacto que esto tuvo en su vida.
“Sentí una enorme repulsión por ese director que me agredió cuando era tan solo una chica de 16 años, y también sentí una enorme bronca hacia los agentes y a los productores que me hicieron creer que el silencio era la condición que debía aceptar para poder mantener mi trabajo”, expresó la actriz. En ese mismo espacio seguro en el que se escuchaba con atención sus palabras, Witherspoon también expuso que ese incidente no fue aislado, ya que sufrió violencia en otros rodajes. “Lo que me pasó a los 16 se volvió a repetir, lamentablemente no puedo decir que se trató de una sola situación, ya que experimenté numerosos momentos similares, si bien no hablo de ellos con frecuencia”, añadió. Meses más tarde, recordaría un film en particular en el que fue forzada a llevar adelante escenas con las que no se sentía cómoda.
La relación tóxica que la traumó
En 1996, la actriz coprotagonizó el thriller de James Foley Ángel y demonio junto a Mark Wahlberg, sobre una joven que es víctima de violencia por parte de su pareja. El guion le exigía a la actriz escenas de intimidad con su partenaire que la terminaron incomodando. “Me sentí explotada”, confesó en diálogo con Harper’s Bazaar, cuando aludió a cómo le quitaron el poder de decisión sobre secuencias que estaba reticente a filmar a sus 19 años. “El guion fue cambiando. Cuando lo leí por primera vez, las escenas no eran explícitas”, recordó. “Lo que pasó después fue que, en pleno rodaje, al director se le ocurrió una escena nueva, y me pidió que la hiciera. Me negué, pero hubo una insistencia que me molestó, fue una experiencia desagradable”, manifestó la actriz. Luego del estreno del film, entró en un período depresivo como fruto de la sucesión de maltratos, agresiones físicas y abuso de poder.
La angustia la condujo a desquitarse con colegas y a sentirse cada vez menos genuina. “Me fui a un lugar oscuro, me convertí en una persona sumamente infeliz”, confesó. “No apreciaba lo que tenía, me volví una ingrata, hice cosas producto del dolor que tenía”, sumó. Su estado de insatisfacción la hizo competir con otras actrices de su generación, algo de lo que se arrepiente profundamente. “Todo me daba celos, no apoyaba a nadie, quería lo que tenían los demás”, confesó. Como consecuencia, no logró vivir plenamente grandes oportunidades que tuvo en cine como en La elección de Alexander Payne y Amor a colores de Gary Ross. “Me enfocaba en los papeles que no conseguía y no en los que había interpretado, y eso me hizo perder el eje”, manifestó.
En esa misma época, estaba dejando atrás una relación tóxica sobre la que habló con Oprah Winfrey décadas después. “Estuve en un vínculo en el que sufrí abuso verbal y psicológico, y había como una línea en la arena que se cruzó, y mi cabeza hizo un clic y ahí supe que, si bien iba a ser muy difícil, yo no podía seguir en ese lugar”, se explayó la actriz sobre uno de los momentos más duros de su vida, aquellos sobre los que no habla con asiduidad. “Fue una relación muy profunda y yo era muy joven. Si no hubiese pasado todo eso, yo jamás me hubiese convertido en la persona que soy hoy, me cambió en el sentido de que me defendí a mí misma cuando estaba llena de dudas, que es lo que pasa cuando alguien te daña la autoestima”, subrayó.
La depresión posparto que mantuvo en silencio por años
Cuando conoció a su primer marido, el actor Ryan Phillippe, creyó haber encontrado la estabilidad. Sin embargo, la inexperiencia les jugó en contra. “Me casé a los 23 años, y a los 27 ya era mamá de dos niños, entonces... No lo sé, también es bueno conocerse uno mismo. No cambiaría nada de lo que pasó, pero ahora le digo a mi hija que es a los 25 cuando realmente vas a empezar a saber quién es”, declaró. En diálogo con el podcast de Jameela Jamil, I Weigh, Witherspoon contó que no se sintió respaldada por Phillipe cuando fue madre y que sufrió de depresión posparto.
“Nunca me había sentido mal en toda mi vida y me dio miedo, porque nadie me explicaba bien qué era lo que me estaba sucediendo”, recordó y sumó: “No hubo un apoyo por parte de Ryan cuando di a luz a Ava, y desde ese momento supe que la relación no iba a funcionar. Además, yo no estaba bien, no dormía nunca y tuve momentos de delirio”.
Para salir del pozo, volvió a terapia, ya que a la depresión se le sumaron ataques de pánico con los que había luchado a los 16 años, cuando sufrió agresión sexual. “A esa edad ya me sentía muy ansiosa, y esa ansiedad mutó en depresión, mi mente pensaba cosas negativas todo el tiempo, no podía salir de ese ciclo, y de hecho todavía no logro salir del todo, es algo con lo que sé que voy a lidiar toda la vida”, expresó y marcó como punto de inflexión su primer divorcio, cuando se pudo liberar también de la atención mediática y los rumores de infidelidad. “La prensa estaba fuera de control, comunicaba cosas por mí que no eran ciertas”, señaló.
Ese instante fue bisagra para Reese, quien ya había experimentado lo que era sentirse silenciada y se prometió a sí misma no volver a pasar por lo mismo. Por lo tanto, cuando en 2023 anunció su divorcio de su segundo marido, el agente Jim Toth, lo hizo a través de un comunicado sucinto que le permitió procesar el duelo por la separación en silencio, sin rumores sobrevolándola. “Tenemos algunas noticias personales que compartir. Con mucho cuidado y consideración hemos tomado la difícil decisión de divorciarnos”, escribió junto a Toth en el texto difundido a los medios. “Lo hacemos con profundo amor, amabilidad y respeto mutuo. Estos asuntos nunca son fáciles y son extremadamente personales. Apreciamos el respeto de todos por la privacidad de nuestra familia en este momento”, remarcó.
En la actualidad, la actriz remarca no solo el valor de realizar cambios en la industria -entre ellos, la garantía de que haya coordinadores de intimidad en los sets- sino también el de tomar la palabra para arrojar luz sobre situaciones opresivas. Witherspoon, quien en su juventud fue silenciada por miedo a perder su trabajo, ahora utiliza sus diferentes plataformas para asegurarse de que sus colegas se sientan protegidas.
“Cuando fui abusada, no había un foro para hablar de eso. Las redes sociales crearon una nueva forma para que las personas se expresen que yo no tenía en ese momento”, expresó Reese, quien asegura que todavía intenta dominar sentimientos oscuros. “Recuerdo experiencias que se vuelven muy vívidas y me resulta muy difícil dormir, pensar y comunicar muchas de las sensaciones que tuve sobre la ansiedad, la honestidad, la culpa por no hablar antes, pero sí me siento más fuerte y ahora estoy lista para hablar de lo que me pasa”, aseguró una de las mujeres más influyentes de la industria que se enfrentó a un duro derrotero para adquirir ese rol.
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