Viggo Mortensen y Ariadna Gil, la pareja que se niega a contar su historia de amor
A él lo conocemos por su labia veloz e inteligente, su humildad que resiste a las alfombras rojas y claro, por su fanatismo incansable por San Lorenzo, que hizo que se hablara en el mundo entero del equipo de sus amores. A ella, por su talento y su misterioso atractivo que pudimos disfrutar en películas como Belle époque, Nueces para el amor y Sola contigo, entre otras. Pero la intensa historia de amor protagonizada por Viggo Mortensen y Ariadna Gil no tiene tantos fans, ni tantas líneas en diarios y revistas como sus trabajos. Casi mágico se diría que es que dos personas tan expuestas públicamente puedan lograr un romance de tan bajo perfil, aunque el hechizo, apenas, se resquebraja en España, donde el actor de El señor de los anillos y la catalana suelen ser "pillados" paseando al perro o haciendo compras por Madrid. "Si querés cuidar de la otra persona, no podés ir por ahí chusmeando", decía el actor hace unos años, consultado en una entrevista con el diario inglés The Guardian acerca de si estaba en pareja. Hoy, tiempo después de aquello, Viggo es fiel a sus dichos: sigue sin hablar de su vida privada, pero por primera vez desde que la pasión los unió en 2007 hizo valer abiertamente aquello de que una imagen vale más que mil palabras. El pasado 24 de febrero desfiló por el teatro Dolby de Los Ángeles, gracias al film exitoso Green Book, una amistad sin fronteras, pero no lo hizo solo estuvo acompañado por su amada y por su único hijo, Henry Mortensen, fruto de su matrimonio con la cantante Exene Cervenka. Y así la pareja más discreta del cine internacional regaló unas instantáneas a los paparazzi que se dieron cita allí.
La fuerza del destino
Detrás de la foto de los Oscar hay una historia que se remonta casi 13 años atrás, cuando comenzó el rodaje de la película Alatriste, del director Agustín Díaz Yanes, basada en la novela de Arturo Pérez Reverte. El trabajo de Mortensen se destacó en esta producción, pero la ficción quedó en segundo plano cuando la realidad golpeaba fuerte las puertas. Ariadna Gil, la bella actriz de la que se enamoró y con la cual compartía elenco, estaba casada. Su pareja desde 1991 era otra figura muy conocida de la industria, el guionista y director español David Trueba (hermano de Fernando, director de Belle époque, film ganador del Oscar a la mejor película extranjera en 1994). Trueba y Gil tenían además dos hijos, Leo y Violeta, pero nada se interpuso entre Viggo y Ariadna. El flechazo, dicen, fue fulminante.
No mucho después de Alatriste, el actor y la actriz (once años menor que él) coincidían nuevamente en el set, en este caso, el del western Appaloosa. Se cuenta que fue Viggo quien convenció a Ed Harris (el actor que en este caso también dirigía la película) de que convocara a Ariadna. Era 2008 y habría sido entonces cuando ambos tomaron la decisión de unirse definitivamente. Una elección jugada, sobre la cual ninguno de los dos, así como tampoco David Trueba, dijo algo en su momento. Lejos del escándalo o de cualquier situación que implicara faltar el respeto a la familia de la actriz, su romance con Mortensen salió a la luz pública en capítulos y fue todo un culebrón en España. En 2009, siempre con bajísimo perfil, el fan más famoso de San Lorenzo y la catalana ya se mostraban juntos.
De todas formas, como celebridad local que es, Gil no pudo mantener el mutismo y algo tuvo que decir sobre el asunto, pero no mucho. "La verdad es que ahora ya no se respeta a nadie", reflexionaba en 2013, entrevistada por la revista del diario El País. "Ha habido momentos complicados. Ha habido paparazzi durmiendo en el portal de mi casa. No lo entiendes y te sientes indefenso", remarcaba para yendo al grano, lanzar: "Y, al final, ¿qué? A Viggo y a mí nos pueden hacer una foto paseando al perro y ya está, porque no damos más de sí. No hay noticia. No hay nada más que enseñar". Mortensen, en cambio, ni siquiera rozó el tema. Siempre amable de visita en nuestro país por ese tiempo, concluía una entrevista con Hola diciéndole a la periodista, luego de que lo interrogara sobre su estado sentimental: "Entiendo que es tu deber preguntármelo, pero no voy a responderte".
Mucho años después, en 2017, el desenlace del fugaz triángulo amoroso que vivieron Viggo, Gil y Trueba se develó de una forma inesperada, cuando el escritor Javier Cercas, un gran amigo del exmarido de la actriz, se refirió al tema en su novela El monarca de las sombras. La prensa ibérica, claro, se cansó de replicar la anécdota. En el libro, el narrador cuenta cómo acompañó a un gran amigo en la dolorosa separación de su amada, quien lo dejó por "uno de esos tipos con el que todas las mujeres sueñan". Entre llanto y angustia, el alter ego de Trueba en la novela se resigna a perder ante lo que "los paparazzis llaman una estrella de Hollywood".
No habrá ninguno igual
No sólo los argentinos saben que Viggo Mortensen es un tipo muy especial. Empezando por sus orígenes (padre danés, madre norteamericana, crianza en Sudamérica), este actor puede ponerse en la piel de Aragorn, Freud, un gángster de la mafia rusa, un hippie o un nazi; trabajar con los más grandes, hablar en varios idiomas y desfilar por los festivales y premios más importantes del mundo. También puede escribir guiones y poesía, establecer una editorial, pintar o sacar fotos. Hablar de su infancia en el Chaco o su adolescencia en Nueva York, o jugarse a opinar concienzudamente sobre Donald Trump o la independencia catalana (es un activista de esa causa en España, donde su suegro es uno de los mayores representantes, una postura que le valió que algunos de sus fans pidieran boicotearlo). Y todo lo hace a su manera. Los lugares comunes de la implacable industria de Hollywood no son un terreno en el que pise fuerte. Más bien, todo lo contrario. Por eso, tal vez, antes de Gil y a pesar de su fama y sex appeal, a Viggo Mortensen no se le conocen, casi, amores.
A fines de los 80, apenas iniciada su carrera como actor, filmando la comedia Salvation!, conoció a Exene Cervenka (su nombre real es Christene Cervenka), cantante de la legendaria banda punk californiana X. En menos de un año se casaron y en 1988 nació su hijo Henry Blake. La pareja se separó cuatro años después, pero siempre mantuvo una buena relación. De la cual tampoco, el actor habló específicamente. "Cuando se da el amor, es increíble. Es como el sol asomando entre las nubes, pero es un proceso", dijo a The Guardian y agregó: "Tan rápido como empieza a funcionar, pensás: 'lo rompimos'".
Padre amoroso y sensible, Viggo sí se permite deslizar algo más sobre la relación con su hijo, quien lo convenció de que aceptara el papel en El señor de los anillos y a quien declara amar profundamente. El actor reconoció, sin embargo, "no haber estado con él todo el tiempo que hubiera deseado".
Hoy, Mortensen y Gil disfrutan también de ser una familia ensamblada. Establecidos en Madrid, en un piso que remodelaron hace algunos años, pasan mucho tiempo con los hijos de la actriz, disfrutando de cosas simples como ir a comprar el pan o salir a caminar. Viggo, como no podía ser de otra manera, se agenció un lugar de privilegio entre la hinchada del Real Madrid. Nada se compara, eso sí, con San Lorenzo: "Mis héroes, los únicos que apoyo incondicionalmente", como dijo alguna vez.
A sus 60 años, el ídolo de Hollywood sigue siendo un personaje tan encantador como insondable. Aún en la austeridad del circo mediático, la foto de los Oscar con Ariadna Gil parece confirmar que ese amor también es incondicional y tan humano como el de cualquiera de los transeúntes que se cruza caminando por la Gran Vía. "Si no hay curiosidad, es la muerte. La curiosidad es lo que me mantiene andando", dice el ídolo a contramano. Por ahora y por fortuna, el amor de la española y sus distintos proyectos lo tienen entusiasmado.
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