Explorar y reinventarse para ir más allá de los papeles a los que nos tiene acostumbrados en sus más de cinco décadas de trayectoria… De eso se trata esta nueva etapa en la vida de Verónica Castro (66), que el 10 de agosto estrenará La casa de las flores, la serie de Netflix que la tiene como protagonista. En esta comedia negra, ella es Virginia de la Mora, la dueña de una florería en la Ciudad de México que esconde un lado oscuro plagado de secretos.
–¿Cómo se siente con este regreso a la pantalla chica?
–¡Nunca me fui! Simplemente me di un tiempo de espera para hacer lo que yo quería, despegándome de ese ego que es la fama y la televisión. Siempre he confiado en que, a veces en la vida, hay que hacer un stop en el camino para saber qué hiciste, qué estás haciendo y qué vas a hacer. Era importante para mí y lo logré. Estoy en paz y feliz de regresar en un proyecto tan lindo, divertido y diferente.
–¿Qué puede adelantarnos de su personaje?
–Nunca pensé hacer un personaje de este tipo, no me lo hubiera imaginado en mi carrera, pero me gustó porque fue un reto para mí. Virginia de la Mora tiene un poco de todo… ¡Es diferente y divertida! Es una mezcla de drama y comedia en la que terminé divirtiéndome. Estoy feliz y habrá gente a la que le costará aceptarme de esa manera y otros que me captarán perfectamente. Este personaje me permitió salir de mi zona de confort. Estoy temerosa no por la historia, sino por lo que diga el público que me conoce trabajando. Ellos sí pueden decir: "Estaba mejor antes o la prefiero como ahora". Lo único que quiero es que se diviertan, se la pasen bien y gocen el momento.
No puedes ir contra la naturaleza: tienes que acompañar el paso del tiempo y ser lo más discreta posible para que la gente no se espante
–Su madre de la ficción, ¿se parece a la de la vida real?
–Sí, me preocupo por mis hijos, sufro y me acongojo, pero trato de que todo se vea muy lindo. Obviamente, esta mujer trata de ponerles flores a todo para tapar todos los huecos que existen en la vida de la familia, pero no se puede. La verdad, tarde o temprano, sale a flote.
–Esta historia develará secretos...
–Yo creo que esto sucede en todas las familias, pero en realidad solamente el corazón de la familia es quien conoce la historia del porqué. A veces no queremos que algo se sepa o se diga, pero finalmente, esconder y no decir las cosas puede hacer más daño que sacarlas afuera.
–En la práctica, ¿existe la familia perfecta?
–Todos soñamos con ser la familia perfecta, pero cada una guarda su secreto. Como dicen, "las joyas de la familia se guardan, no se andan enseñando a cualquiera".
–¿Qué es lo mejor que podemos darles a los hijos para tener una buena relación?
–La seguridad de que siempre hay alguien atrás para cuidarlos, protegerlos y apoyarlos. Hay que dejarlos caer, volar, que se equivoquen, pero que sepan que pueden contar con mamá o papá.
–¿Cuándo nació su amor por Argentina, que sigue tan intacto?
–¡Uy, ya tiene tantos años este amor! Fue inmediato, siempre gocé mucho de Argentina. Fue muy bueno mi contacto con la pantalla argentina, con el medio, con los colegas… Tampoco era tan famosa al principio y Argentina me recibió de forma amable, cariñosa. Obviamente, cuando me invitaron a trabajar, yo sabía que habría algunos que iban a preguntarse "¿Qué hace esta mexicana acá?, ¿qué trae de nuevo?" y yo iba a tener que demostrar un poco más, pero al final todo fue espectacular. Ustedes fueron y son muy importantes en mi vida, en mi carrera. Me siento muy cómoda en Argentina.
Por el momento estoy muy bien así, muy tranquila y no tengo necesidad de estar en pareja. Pero bueno, el tiempo y Dios dirán qué planes tiene para mí en el amor
–A lo largo de tantos años de carrera, ¿cómo lidió con lo bueno y lo malo que se ha dicho de usted?
–En todas partes del mundo se dicen cosas buenas y cosas malas, pero yo nunca tuve problema en salir a decir mi verdad, lo que me molesta o lo que me gusta. Si alguien me hace daño con lo que dice, se lo hago saber.
–¿Cómo se lleva con los éxitos y los fracasos?
–Creo que de todo se aprende y todo lo he pasado: éxitos, fracasos, momentos de gloria y momentos muy tristes, como le puede pasar a cualquier ser humano. He sido más normal que lo normal: una mujer, una mamá, una actriz y punto, se acabó. No tengo nada del otro mundo.
–¿Cómo está su corazón? ¿Se siente en el mismo bando que su amiga Susana Giménez que asegura "no más hombres en mi vida"?
–Yo soy de las personas que nunca voy a decir "nunca más" porque ya me ha tocado decir "nunca" y después voy y caigo. Por el momento estoy muy bien así, muy tranquila, relajada, contenta y no tengo necesidad de estar en pareja. Ahora estoy muy entusiasmada y con mis energías puestas en la serie… como niña con juguete nuevo. Pero bueno, el tiempo y Dios dirán qué planes tiene para mí en el amor.
–¿Le preocupa el paso del tiempo?
–¡Ay, mi amor! Yo creo que eso les preocupa hasta a los más jóvenes. Un kilo de más, una arruga nueva, una manchita, una cana nueva… No es que me preocupe, pero es lógico que tenga mis arrugas, mis canas, que mi cuerpito cambie y hasta que camine más despacio. No puedes ir en contra de la naturaleza, tienes que acompañar el paso del tiempo y ser lo más discreta posible para que la gente no se espante. [Se ríe]. Hay que aceptar el paso del tiempo y tomar cada año como un regalo. Yo me desgasté mucho en mi trabajo: mal comida, muchos viajes, muchas horas, accidentes, incidentes… Y que todavía esté de pie, sonriendo y con proyectos nuevos es una bendición. Los años se sienten fuertes, no lo voy a negar, ¡pero aquí estoy, con mis 66 bien vividos y bien ganados!
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