Vanina Escudero y Álvaro Navia: un amor inesperado, luna de miel con los suegros y algunos problemas de salud
Se conocieron grabando un programa en 2006 y desde ese momento no pudieron separarse; juntos formaron una anhelada familia aunque no exenta de obstáculos
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Cuando se conocieron, ella estaba en pareja y él venía de un matrimonio y varios noviazgos fallidos. Cuando comenzaron a salir nadie creía demasiado en esta relación, pero ya llevan casi 16 años juntos, tienen dos hijos y hace poco más de un año se mudaron a Uruguay, la tierra natal de él, en donde iniciaron una nueva vida.
En 2006 Álvaro Navia estaba haciendo Palermo Hollywood Hotel, en Canal 9, y Vanina Escudero entró a hacer una pequeña participación en el programa. “Fue amor a primera vista y de ella, a segundas o terceras vistas”, dice Navia entre risas cuando le preguntan por su historia de amor. Pero Escudero lo contradice: “Entré con un papel chiquito y terminé quedándome varios capítulos. Álvaro me atrajo cuando dejé de verlo como un personaje. Me cayó bien desde el minuto uno y más todavía cuando, en una oportunidad, tuve que quedarme hasta el final de la grabación y nos fuimos todos juntos. Lo vi salir del camarín vestido de persona y dije: ‘Opa, es otra cosa’. Sabía que era un amor de persona, divertido y ahí pensé: ‘¿Por qué no?’”, contó Escudero en Incorrectas, por América.
Por ese entonces ella estaba en pareja, ya era arquitecta, de día trabajaba en un estudio y de noche, en teatro y televisión. Y a Navia se lo había relacionado con Wanda Nara, pero el romance jamás fue confirmado por ninguno de los dos. “Yo estaba de novia y Álvaro me rompió todos los esquemas. Al poco tiempo terminé esa relación porque, aunque todavía no había pasado nada concreto con él, sentía que algo había”, reconoce ella. Mientras, Navia asegura: “Hasta el día de hoy me preguntan cómo entré en la familia con esta cara. Si así se enamoró de mí, vamos a estar juntos hasta el día que me muera”.
Ese verano, en la temporada de Mar del Plata, Navia producía una comedia que se llamaba La familia Corigliano hace sonar la campana, y junto a su socio contrataron a Vanina Escudero. “Porque yo me enamoré el primer día que la vi”, justifica. Dicen que el primer beso fue un 1º de enero y nunca más se separaron. Los 15 años de diferencia y los mundos distintos de los que vienen no fueron un impedimento para este amor. “Debo reconocer que yo tuve más prejuicios que ella en esta relación. Pensé que iba a volver a su barrio privado y yo a mi departamento de San Telmo. Pero no”, reflexiona él.
Luna de miel en familia
A los seis meses, él le propuso casamiento, aunque la boda se concretó en noviembre de 2008 con una fiesta a todo trapo, en el Tattersall de Palermo. Navia declaraba en las notas de esa época: “Si bien nos queremos mucho, los dos somos muy conservadores y hasta que no demos el sí, cada uno duerme en su casa. Nos vemos todos los días, a toda hora, pero al momento de dormir hacemos taza, taza, cada uno a su casa. Aunque suene raro, queremos conservar la magia y que se note el cambio después de la boda”.
Otra particularidad de la pareja es que se fueron de luna de miel a Cancún y en familia. “Es verdad, nos fuimos de luna de miel con mis suegros y con mi cuñada Silvina y la pasamos bien. Compré el combo porque son muy unidos y ya llevamos muchos años de felicidad”, contó Navia en PH Podemos hablar (Telefe).
El difícil camino a la maternidad y la paternidad
La pareja ya había decidido que querían ser padres lo antes posible y apenas se casaron empezaron a buscar. “Estuvimos más de un año buscando de manera espontánea. Y luego, vinieron cuatro años de tratamientos. Fuimos y vinimos. Nos sobrepasaba el tema y nos tomábamos algún recreo”, señaló Escudero cuando decidió dejar “Bailando por un sueño” en 2011. “Hicimos todo lo que había que hacer y nada. Lo que nos cambió la vida fue conocer al médico que nos recomendó Denise Dumas. Ya veníamos de varios tratamientos y nos sentíamos desamparados. No queríamos seguir esperando, estábamos ansiosos”, contó en Incorrectas.
La feliz noticia llegó luego de un viaje que Vanina hizo con su papá y su hermana. “Tenía un atraso y en Ezeiza nos compramos un test de embarazo. Lo hicimos en casa y ver el resultado positivo fue una enorme felicidad. Lloramos mucho”, contó ella. Benicio nació el 26 de abril de 2014. Y dos años después, el 9 de agosto, llegó Joaquina. “Siempre fuimos una familia, pero con la llegada de Benicio y Joaquina, mejoramos”, aseguraron entonces. Escudero también recuerda lo angustiante que fue la búsqueda: “Lloraba cada vez que me indisponía. Y le pedía a Dios poder quedar embarazada una vez. Lo deseaba tanto. Por eso, saber que estábamos esperando un hijo fue uno de los mejores momentos de mi vida”.
Los problemas de salud de Vanina
En los últimos años Escudero tuvo algunos problemas de salud por los que debió entrar al quirófano en dos oportunidades. Hace poco contó en sus redes sociales: “Hoy me animo a ponerle nombre: mi diagnóstico es endometriosis, una enfermedad silenciosa y crónica con la que sangras por dentro. Se cumple un año de aquel día en que me encontré teniendo que operarme de urgencia por un cuadro incierto. Me sacaron vesícula y apéndice y gracias a la inquietud profesional del cirujano, exploraron todo el abdomen notando anomalías que mandaron a analizar. Una de cada diez mujeres padece esta enfermedad y, en promedio, el diagnóstico tarda 8 años en llegar. En todo ese tiempo, vas perdiendo calidad de vida y te ves afectada en diferentes aspectos que no lográs solucionar”.
Y agregó: “Estuve años analizando mi aparato digestivo cuando el problema no estaba ahí. Vi mi fertilidad comprometida cuando hoy sé que ese era mi impedimento. Todo esto, ameritó un cambio importante en algunos hábitos, que ya les contaré. Porque la endometriosis me acompañará, espero ahora más amablemente, y será algo que tenga que ir controlando. De alguna manera fue un renacer. Mujeres estemos atentas a los síntomas porque podemos calmar esta tormenta interna de sangre que de acuerdo a cada una será más leve o más fuerte. No nos conformemos con respuestas que no cierran: busquen y consulten. ¡Los miedos están, pero se los combate!”
Mudanza a Uruguay
A finales de 2020, decidieron mudarse a Uruguay, la tierra natal de Navia. “Era el cambio que estábamos buscando. Necesitábamos estar más tranquilos y no preocupados todo el tiempo, viendo las mismas noticias por la tele. Fue un cambio planeado. Nosotros vivimos en Canelones, al lado de Montevideo, y mi mamá vive en otra provincia, a una hora de auto. Acá está todo abierto [decía en relación con la pandemia], se puede salir a caminar. Obviamente, no tenés toda la locura hermosa infernal que existe en Buenos Aires, pero si querés estar tranquilo, podés. Mis hijos están felices y Vanina también. Tenemos una vida feliz. Era algo que veníamos planeando desde hace mucho tiempo y la cuarentena aceleró nuestra mudanza a Uruguay. Fue más que nada por mis hijos porque cuando ellos quieran salir a bailar, en Buenos Aires me daría mucho miedo. Acá es todo más chico, tiene que ver con nuestra cultura. Casi no extrañamos nada en relación con la vida familiar, es como si viviéramos en una provincia del interior, y no extrañamos a la Argentina. Además la tecnología nos permite estar constantemente en contacto con la familia y amigos. Y lo bueno es que yo ahora tengo mucho más tiempo para estar con mi familia”, contó el humorista en Por si las moscas, en La OnceDiez, Radio de la Ciudad.
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